Roberto Peña (@RobertoPRCSE)
“El fútbol es en el
único lugar en donde un empleado público de 50 años le grita “fracasado” a un
millonario de 20”
Alejandro Fantino
Quisiera empezar este pequeño artículo aclarando que
el fútbol como deporte es lo mejor que me pudo pasar, y asumo que la gran
mayoría piensa lo mismo. Sin embargo, ante la creciente ola de redes sociales y
que las mismas sean de libre acceso a cualquier tipo de persona, sin fijarse
nivel de educación, ideologías y cultura, hay que poner los pensamientos y
pasiones en su sitio. Y por sobre todas las cosas, recordar que este hermoso
deporte llamado fútbol. Es solo un juego.
Realmente es llamativo ver cómo la crítica
generalizada ante un hecho, el cual un individuo crea que es a su favor o no
comparte, pueda desarrollarse el más grande odio e intolerancia. Dicho sea de
paso, que si las cosas van como el individuo desea, esa intolerancia se vuelve
elogios.
Minuto 26 del Clásico Joven, en Mèxico. El chileno
Francisco Silva colocaba el marcador 3-0 a favor de Cruz Azul contra el
América. Las redes sociales se inundaban en insultos fervientes contra el once
“americanista”: “inservibles” “inútiles” “mal nacidos”, eran de las cosas que
muchos “hinchas” declaraban en contra del once dirigido por Ambriz. Otros
llegaban más allá, y empezaron a desear la muerte de tales jugadores; lo cierto
es que después de 76 minutos, el América lograba una heroica remontada y todo
lo anterior se convirtió en burlas hacia el Cruz Azul.
¿Una derrota de un deporte (que debe traernos
felicidad) justifica insultos de grueso calibre? Realmente estos “tuiteros”
serían capaces de frente a frente decirles tales cosas a sus “ídolos”
Quizás debamos elaborar un par de ejemplos más, para
entender la idea.
Min 93 en el Camp Nou, el Deportivo Alavès hacía
historia, derrotando al Barca de Neymar, Messi y compañía. Las críticas contra
Luis Enrique, (que ha ganado todo lo que entrenó con el Barça) llovían a
montones, incluso al mismísimo Leo Messi le tocó su parte.
“Lastres” “incompetentes” “solo sirven para pintarse
el cabello” fueron las palabras transformadas en 164 caracteres que se
desprendían de las cuentas de los más “efervescentes” tuiteros.
Tres días después, el Barca en una noche mágica, le
pasaba 7 goles al Celtic por Champions, lógicamente los elogios de los
“resultadistas” volvieron.
Con estos dos ejemplos reales, quiero exponer una
terrible problemática que se ha ido creciendo con la facilidad de un “hincha” a tener una cuenta en redes
sociales.
Es un hecho que el “hincha” común es un tanto
resultadista. Desde el punto de vista psicológico, Arthur Aaron, un psicólogo
especialista en relaciones interpersonales, descubrió que al mostrarle a un
fanático una foto de su jugador o de su equipo favorito, la respuesta es la
misma que al ver una imagen de un ser querido. Pero ojo, no lo es, por lo
tanto, a pesar de los descubrimientos científicos. Nada ni mucho menos el
fútbol debe ser justificativo para reacciones violentas. El fútbol es pasión,
alegría y tristezas, pero jamás debe convertirse en un arma para destilar odio.
Se pueden alegrar por los triunfos de su equipo, se
debe llorar por las derrotas, pero jamás se debe llegar a niveles en donde el
odio por el rival sobrepasa el amor por tu club. En ese momento, el fútbol se
convierte en un arma letal, capaz de desarrollar odios entre clubes que
tranquilamente desencadenarían en la tan combatida “violencia en los estadios”.
Tal violencia no empieza en los estadios, empieza en
un comentario picante, en una polémica de un conocido periodista; inicia en la
intolerancia a un comentario a favor de tu equipo, y es desde ahí donde se debe
erradicar.
Podremos pasar siglos tratando de erradicar la
violencia en el fútbol, pero mientras la
mentalidad del “hincha” sea la del “soy más hincha si defiendo a muerte al
club” o del “Si me burlo del rival seré mejor y tendré muchos seguidores”,
viviremos con la zozobra de siempre de no saber en qué momento una bengala
pérdida, o un tipo con demasiado flagelo en la cabeza podrá convertir de
nuestro momento de alegría en uno macabro.
A 11 años de la muerte del hincha emelecista Carlos
Cedeño, producto de una bengala lanzada de la general del estadio Monumental,
no permitamos que hechos iguales sigan sucediendo. Cambiemos la mentalidad
desde dentro, el mejor hincha siempre será el que haga del fútbol sus 90
minutos favoritos del día. Después de todo, esto es solo fútbol.
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