River Plate se consagró
campeón de la Copa Sudamericana al derrotar 2-0 a Atlético Nacional en la
vuelta de la final. A pesar de que ambos goles fueron producto de balones
parados, los “millonarios” realizaron un buen partido de presión y salida
limpia que complicó en más de una oportunidad a Nacional.
Por su parte, los
verdolagas hicieron daño cuando ejercieron presión sobre la mediacancha de
River y lanzaron balones largos o realizaron ataques verticales, dejando 3
contra 3 a sus delanteros.
La
salida de River Plate
Nacional, por la cantidad
de hombres que tenía en la media, prefería que el partido se jugara por el
medio, en cambio River, buscaba hacerlo por las bandas. Balones verticales de
Funes Mori o Pezzella a Pisculichi, quien se abría o a Mora, hacían que los millonarios
pudiesen saltar las líneas de presión claramente ejercidas por Nacional. Por su
parte, los laterales se abrían, para salir por debajo.
La
salida de Atlético Nacional
El conjunto colombiano
intentaba salir por el piso. Evitar el “pelotazo” era la principal premisa de
los verdolagas, a pesar de ello, cuando Cardona o Berrío bajaban a mediacancha
a pedir balones Nacional realizaba ataques en vertical que complicaban a la
defensa de River por la igualdad numérica que generaban.
Presión
en salida
River y Nacional buscaban
ejercer una presión similar en la salida del rival cuando se encontraban en
zona ofensiva. Ambos cerraban los espacios para evitar un posible contragolpe
que podía evitarse con una falta. ¿La diferencia? River dejaba un hombre fuera
del área para poder darle salida.
Después
de los goles
Nacional cambió. Lo
psicológico pegó en los jugadores y los cambios no resultaron. Cárdenas estuvo
marcado siempre y River marcaba de manera estructurada. Si había algún jugador
libre de los colombianos, no había movilidad.
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