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Víctor Grao (@VictorGrao

“Un entrenador no es mejor por sus resultados ni por su estilo, modelo o identidad. Lo que tiene valor es la hondura del proyecto, los argumentos que lo sostienen, el desarrollo de la idea”. Así dijo Marcelo Bielsa en una conferencia de prensa. Si bien es cierta la frase hasta cierto horizonte, tiene sus grietas. Si los argumentos y el desarrollo de la idea no son bien desarrollados (valga la redundancia), existe un espacio vacío entre el dicho y el hecho.

Nueve de once torneos en Sudamérica (+ México) son jugados en forma de torneo corto. Todos menos el campeonato brasileño que consta de 38 jornadas y el ecuatoriano. El resto de ellos, se juegan en dos semestres de seis meses, donde existe un campeón de “estrella” por torneo, o uno por campeonato global.

Estos formatos cortos dan mayor emotividad. No permiten que un equipo se escape de otro, que haya una ventaja amplia entre el primer y el segundo lugar, sino que, siempre se defina en las últimas dos jornadas. Esto permite también que los equipos “chicos” puedan soñar a un título, si se tiene un buen semestre.

Ahora bien, ¿En los torneos cortos se aplica la ley de que “el fin justifica los medios”? ¿No importa cómo se gana, sino que se gane? He ahí el enigma del asunto. Bielsa mantuvo en su frase que lo importante es el “desarrollo de la idea”, pero ¿cómo desarrollar una idea en 17 o 20 partidos?

En esta temporada, el Liverpool de Brendan Rodgers ha cambiado unas 8 veces de alineación, para ver cuál es la que resulta. A través de los partidos, los “reds” han mejorado notoriamente y llevan 3 partidos al hilo ganando, gracias a su último esquema aplicado. Han conseguido la “fórmula de la victoria”. ¿Cuántos partidos le demoró? 17. Si jugase en Sudamérica o México, su temporada se hubiese terminado.

En la temporada 1995-96, en México todavía se jugaba el formato de torneo largo. Todo el año el mismo campeonato. Necaxa había comenzado muy mal, no sumaba puntos, pero su idea de juego iba tomando forma. Luego de pasadas unas diez jornadas, los “electricistas”, lograron tomar el juego que los caracterizó en el resto del campeonato y lograron su segunda “estrella”. Si hubiese jugado torneo corto, nadie le recordaría.

Otro ejemplo podría haberse dado en Venezuela. El Zamora FC, ganó su primer partido luego de 12 jornadas (en Venezuela se juegan torneos cortos de 17 jornadas). Para ese entonces llevaba escasamente 5 puntos y ya era 9 de noviembre. Restaba poco más de un mes de competición y cinco jornadas. Ahí fue cuando el equipo de la Burra Brava, logró acoger su fútbol que lo llevó campeón la temporada anterior. De los 5 compromisos restantes, ganó 4 y empató el otro. ¿Quién quita que luego de lograr su fútbol no pudiese haber quedado campeón?


El torneo largo permite a los equipos adueñarse de un estilo de juego. Los jugadores no son cambiados entre torneos como barajitas y se busca más la continuidad que el resultadismo. Argentina cambió su modalidad a 30 equipos y a una temporada larga. ¿Será mejor para lograr un campeón verdadero? ¿Bajará la asistencia del público al no contar con esa emotividad al final del torneo? 

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