Dos malos años
deportivos, y elecciones a fines del 2015, hicieron que Daniel Angelici,
Presidente de Boca Juniors, decidiera revalorizar con nombres rutilantes a un
plantel menospreciado y caído por el pasado reciente.
Osvaldo es la cara que
más llama la atención del público, que quedó obnubilado por la llegada del
delantero nacionalizado italiano, además del enganche uruguayo Lodeiro, y los
defensores Torsiglieri, Peruzzi, Monzón y Rolín.
Sin embargo, la
pieza clave del engranaje, el que más rédito le dará desde la sombra al equipo
del Vasco Arruabarrena, fue el primero en arribar, el volante cuyo nombre
generó incertidumbre por su frustrado paso europeo: Pablo Pérez.
Esto se explica de
la siguiente manera: Fernando Gago es el
eje de Boca, y se entiende mucho mejor con el ex Newell’s y con el canterano
Pablo Cubas que con sus compañeros de fórmula del último semestre, Cristian
Erbes y Marcelo Meli.
En un principio,
estos últimos dos nombres son los acompañantes titulares de Gago, según la
visión del entrenador de Boca. De hecho, así lo fueron en Chile, en el debut
copero ante Palestino. A pesar del triunfo (y que la propuesta del rival era
diferente), lejos estuvo de mostrar la mejor cara, como sí lo hizo de a ratos
en el arranque local ante Olimpo (victoria 3-1).
En ese encuentro,
quedó bien en claro lo que busca Arruabarrena: presión constante y rotación en defensa / ataque en el triángulo Pérez
– Cubas – Gago, siempre con este último como líder de cada embate del equipo.
La pieza clave en
el funcionamiento es el ex Real Madrid, que cada vez juega menos de 5 para
convertirse en un todo terreno, que se complementa mejor con Pérez que con
Meli, quien es más vertical e individualista a la hora de jugar.
"Todas a Gago (1)”
pareciera ser la consigna en la salida desde el fondo. En la imagen, Pérez (2)
recuperó la pelota en la zona defensiva, salió rápidamente con el capitán,
quien encontró en el chileno Fuenzalida (3) el apoyo perfecto para formar un
triángulo sólido desde abajo.
El triángulo se
diluye a la hora de atacar, aunque dos de los protagonistas son los mismos.
Gago (1) se convierte en el armador de juego, en el responsable de dar el
primer pase, que encuentra a Calleri (2) como apoyo, y rápidamente halla a
Pérez (3), que abandonó la zona de defensa para sumarse a la ofensiva.
El transcurrir de
la jugada lleva a Boca a jugar hacia la izquierda, abriendo la cancha con
Monzón (4), ubicando a Pérez en zona de 10 y a Carrizo (5) bien cerca para
combinar. A lo largo del encuentro este sistema se repetirá, pero Pérez
arrancará la jugada y Gago irá de enganche.
En el ataque no es
el único lugar donde alternan funciones. Guardiola siempre dice que el momento
más importante del partido son los 5 segundos siguientes a la pérdida de la
pelota: allí hay que presionar para que el rival no tenga tiempo de pensar,
mientras que todavía el balón se encontrará cerca del arco contrario, lo que brinda
mayor facilidad a la llegada.
Arruabarrena lo
entiende igual, y dispone a 5 jugadores para encerrar la salida rival: Gago
(1), Pérez (2), Cubas (3), Fuenzalida (4) y Martínez (5). En esta jugada
específica, Gago será el encargado de ir al suelo, aunque se turna con Pérez y
hasta Cubas para hacerlo, rotando en posiciones para siempre quedar bien
parados.
Mientras, el Cata
Díaz (6) y Torsiglieri (7) quedan por delante del mediocampo, jugando mano a
mano con el delantero rival.
Por estilo (y hasta
que Arruabarrena defina si utilizará a Lodeiro de enganche o de extremo por los
costados), Gago se sentirá siempre mejor en el torneo local, con el mediocampo
“suplente”.
Entre Erbes
(titular) y Cubas (suplente) no hay mayores diferencias, más allá de que este
último es más propenso a pasar al ataque que el primero.
El cambio radica en
el tercer mosquetero: en su poco tiempo en Primera, Meli demostró ser más
individualista que colectivo, además de no mostrar la misma templanza y justeza
a la hora de ir al piso que Pérez, quien volvió de Europa mucho más sereno en
la marca.
Por eso, Pérez –
Gago – Cubas será, en principio, el triángulo perfecto para este Boca, además
de resultar la mejor combinación para la manija, para el eje que eligió el club
tras el alejamiento del insustituible Juan Román Riquelme.
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