Por
Vicente Escobar (@BillyEscobar7)
River
salió con la necesidad de obtener un triunfo luego de caer ante San José. Sin
embargo los millonarios pecaron de imprecisión al momento de definir, con falta
de creatividad y muy previsible en el ataque posicional.
Con
todas esas cosas en contra, River equilibró la cancha a su favor de manera
ligera, mientras que Tigres basó su juego en el contrataque rápido,
aprovechando la explosividad de Guerrón que sería factor para el partido en
ambos goles.
LAS DOS CARAS DE LA PRESIÓN
Tigres
inició el partido con una presión baja
en defensa hasta terreno propio. Cosa que a River le facilitaba la salida
limpia y circulación fácil hasta al borde o dentro del área regia. Para la
segunda mitad y con el triunfo momentáneo, Ferretti modificó y se encerró aún
más, mientras que River tuvo amplitud y profundidad por zonas exteriores y una
distribución espacial de ventaja, por los escalonamientos de las líneas que no
pudo aprovechar en diferentes ocasiones.
LA DIAGONAL
Tigres
acumuló jugadores por zonas interiores donde empezaron a ganar en número
hacía el final del partido. Su disposición en el campo del 4-3-2-1 le
dio ventaja a la hora de rentabilizar la defensa de zona y en una de esas
jugadas optó por el juego directo mediante balones largo que fue mal recibido
por la defensa del cuadro argentino y en cambio, aprovechado por una excelente
diagonal de Guerrón.
POEMA DE JUGADA A BALÓN PARADO
La
segunda mitad no cambió mucho, River tomo más terreno y Tigres se replegó,
Nahuel Guzmán fue figura y no se cansó de impedir goles, y sólo un golazo como
el que marcó Carlos Sánchez fue capaz de derribar la muralla regiomontana.
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