Martín Gorojovsky (@mgthepebet)
Este crack nació en la
ciudad chilena de Valparaíso el 25 de octubre de 1945. Sin embargo, nadie en su
familia podía imaginar la exitosa carrera que Elías construiría con el paso de
los años, debido a complicaciones de salud que lo afectaron desde su más
temprana edad. Primero, una difteria le ocasionó problemas a su corazón, y
tiempo más tarde los médicos descubrieron que era asmático; ello derivó en un
par de mudanzas para su familia (primero fueron a Quilpué y luego se afincaron
en Villa Alemana), mientras el niño Figueroa empezaba a mostrar talento con la
pelota, pero los facultativos le prohibieron la práctica del fútbol y hasta
llegaron a arriesgar que no sería un pibe “normal”.
Sin embargo, a los ocho
años ingresó al club Alto Florida (de Quilpué) y fue puliendo sus condiciones
innatas hasta cumplir los catorce, cuando pasó al Deportivo Liceo de la misma
ciudad. Pasó allí sólo un año, ya que gracias a contactos de su padre con el
ayudante de campo del Santiago Wanderers -Víctor Parra- consiguió una prueba en
el club que es habitué de la primera división chilena. Quedó seleccionado y en
cuestión de meses, Figueroa había pasado de jugar con amigos en el barrio a ser
sparring del Brasil que ganaría la Copa del Mundo disputada en su tierra.
Seguramente, marcar a tipos como Pelé, Garrincha y Didí a tan temprana edad fue
una experiencia que le sirvió, y mucho de cara a su futuro.
Más allá de tener contrato
con el tradicional equipo de Valparaíso, se tuvo que ir a préstamo para debutar
en la primera categoría trasandina (estaba tapado por Raúl Sánchez, mundialista
chileno en el ´62), cosa que hizo vistiendo los colores de Unión La Calera
-club habitué de la segunda división-. Ya había dejado de jugar como volante
derecho (por consejo del técnico argentino José Pérez, de las inferiores del
SW) para pasar a desempeñarse como marcador central, el puesto en el cual
tendría reconocimiento a nivel mundial. Con el equipo cementero jugó su primer
partido el 26 de abril de 1964 y ese mismo año, nada menos que en un triunfo
ante el Colo Colo y en pleno estadio Nacional dio claras muestras de su calidad
pese a la juventud que tenía.
“Estamos frente a un
muchacho de diecisiete años que juega como un crack maduro, desde hoy yo no
puedo más que llamarlo Don Elías Figueroa”, con esas palabras de un exaltado
Hernán Solís -locutor radial-, nacía la leyenda de marcador central chileno.
Luego de dos temporadas
jugando en gran nivel (ya había retornado al Santiago Wanderers) y de su buen
rendimiento en el Sudamericano de 1967 hecho en Uruguay, al poco tiempo
Independiente, Huracán y Peñarol querían hacerse de los servicios de la promesa
chilena. Cuando todo parecía indicar que el tipo terminaría en el club de
Avellaneda, el ese entonces vicepresidente “Carbonero” -Washington Cataldi- lo
secuestró (?) y se lo llevó para Montevideo. Tal vez, Figueroa lejos estaba de
imaginar que una gran etapa en su carrera estaba por comenzar.
Eso fue así, ya que si
bien Peñarol no pudo repetir en la parte final de la década del ´60 la
obtención de la Copa Libertadores (trofeo logrado en 1960, 61 y 66), Elías se
coronó bicampeón uruguayo, fue titular en el equipo que en 1969 ganó la
“Supercopa de Campeones” -ante el Santos de Pelé- y además fue elegido
sistemáticamente como el mejor en su puesto a nivel nacional. Tuvo la
oportunidad de llegar a la final de laLibertadores, pero en la edición del ´70
Estudiantes le ganó al “Aurinegro” por un ajustado 1-0 en el global de los 180
minutos y frustró su sueño de alcanzar el máximo trofeo americano.
Pero al “Manya” le llegó
el ocaso, tuvo dificultades económicas y debió desprenderse de casi todas las
figuras que lo habían erigido en uno de los mejores equipos del mundo en
aquellos años. Fue entonces que Figueroa recibió dos ofertas muy disímiles: una
del Real Madrid y otra del Internacional de Porto Alegre.
La Europa futbolística no
era la misma de hoy, obviamente, y por ello muchos jugadores sudamericanos no
veían con malos ojos mudarse a Brasil. De hecho, estamos hablando de fines de
1971 y en ese entonces, el planeta fútbol (?) estaba rendido a los pies de los
campeones del mundo.
Tipos como Pelé, Gerson,
Tostao, Jairzinho, Rivelino, todos ellos jugaban y prestigiaban la liga
brasileña, lo que sumado al buen contrato ofrecido por la dirigencia del Inter,
llevaron a Elías a decidirse por su oferta, lo cual fue tomado con profunda
decepción por los hinchas peñarolenses, quienes molestos por la falta de capacidad
de la dirigencia para retener a uno de sus últimos ídolos, se juntaron
masivamente en la sede del club.
a romper los carnets de
socios. Muy pronto se convirtió en referente del vestuario“Colorado”, y con su
calidad en defensa fue una ayuda notable para que el equipo más popular de
Porto Alegre -grande a nivel estadual pero siempre a la sombra de cariocas y
paulistas- obtuviera su primer Brasileirao en 1975; pero tan bueno era el nivel
de ese equipo -en el que jugaban el arquero Manga, Paulo Roberto Falcao y Paulo
César Carpegiani- que en el ´76 repitió la consagración y se transformó así en
el primer club en obtener el bicampeonato a nivel nacional.
Quedó pendiente la deuda
de ganar la Libertadores con el club de Porto Alegre -el chileno jugó la
edición del ´76 más no la del año siguiente-, pero en la fase de grupos el
conjunto de Belo Horizonte se tomó revancha de la final perdida a nivel local y
lo eliminó, ya que sólo pasaba el ganador de cada una de las zona a las
siguiente fase. Cabe destacar que como local el Cruzeiro ganó 5 a 4 en el
Mineirao y como visitante los de camiseta azul vencieron por 2 a 0, poniendo
proa a la clasificación y a una copa que ese año ganarían por primera vez.
Su participación en el
primer título tiene su momento más recordado justo en la final, ese momento en
donde suelen aparecer los grandes. En el encuentro decisivo ante elCruzeiro
-jugado en el “Beira Río”, el 15 de diciembre del ´75- metió el único gol del encuentro,
de cabeza. Pero ese tanto quedó en la historia como “el gol iluminado”. ¿Por
qué ese nombre? Ya caía el atardecer en la ciudad “Gaúcha”, cuando a los quince
minutos del complemento, justo en el sector donde saltó Figueroa apareció un
haz de luz mientras el resto del campo estaba casi a oscuras… un fenómeno al
que nadie le encontró explicación hasta la fecha y a partir del cual muchas
personas llevaban a sus hijos enfermos a las prácticas para que el zaguero los
curase con sus supuestos “poderes”.
A fines de ese año ganó el
premio a mejor jugador del campeonato, así como también obtuvo en varias de las
seis temporadas que jugó en tierra brasileña, la distinción al mejor zaguero
del torneo. Como si eso fuera poco, siendo defensor logró llevarse tres veces
consecutivas el galardón otorgado al mejor futbolista de Sudamérica (1974, 1975
y 1976), sucediendo en la lista nada menos que a Edson Arantes de Nascimento.
Alguna vez, el escritor y
poeta brasileño Nelson Rodrígues escribió sobre él: “Elegante como un conde con
smoking y peligroso como un tigre de bengala, Elías Figueroa fue el zaguero
perfecto”. Pese a estar en el mejor momento de su carrera y casi en la plenitud
de la edad para un futbolista, a comienzos de 1977 decidió irse del club con el
que había ganado los seis estaduales que disputó y pegó la vuelta a su tierra
natal, para participar del campeonato chileno tras diez años de ausencia.
Pero no se puso la
camiseta de uno de los grandes. Arregló con el Palestino, un club para nada
habituado a pelear arriba, aunque su llegada colaboró -y mucho- para que en esa
misma temporada el equipo se alzara con la Copa de Chile, siendo esta la
segunda luego de la lograda en el ´75. Aunque ahí no terminaba la historia: en
1978 los “Árabes” dieron el batacazo y ganaron la liga (por segunda y última
vez hasta ahora), por lo que Figueroa se daba así el gran gusto de ganar un
torneo de todos contra todos en su país de origen. Cabe destacar que ese equipo
se mantuvo invicto hasta el año siguiente, por lo que con 44 cotejos sin
conocer la derrota tiene una marca que no ha sido superada hasta el momento en
el fútbol trasandino.
Figueroa jugó la
Libertadores del ´79 (en la que su equipo fue eliminado en semifinales por el
futuro campeón, Olimpia) y siguió en la institución hasta finales de 1980,
cuando fue tentado para ser parte de la NASL yanqui, y firmó contrato con
elFort Lauderdale Strikers, conjunto del cual eran parte otras estrellas
mundiales comoGerd Müller y Teófilo Cubillas. Solamente un año estuvo allí y
logró el subcampeonato ante el famoso Cosmos, y aunque de cuatro países en los
que jugó, Estados Unidos fue el único en el que no festejó un título,
seguramente eso poco le debe haber importado teniendo en cuenta la cantidad de
guita que debe haber embolsado el bajo nivel de esa liga.
Solamente una temporada
duró la experiencia estadounidense de Elías, quien en 1982 volvió a su tierra y
llegó a Colo Colo. Pero solamente jugó tres meses, retirándose luego de un
clásico que terminó 2 a 2 ante la Universidad de Chile, jugado el 1º de enero
del ´83. El hombre que durante casi dos décadas había hecho del área su
dominio, entendía que había llegado el momento del descanso.
Elegido por la FIFA como
el octavo mejor jugador sudamericano de la historia, Figueroa también se encuentra
dentro de los cien mejores del mundo de todos los tiempos, según los que
habitualmente le toman la leche al gato (?) el ente rector del fútbol mundial.
Los pies de Don Elías están grabados en el “Paseo de la Fama” del Estadio
Maracaná, en otra clara muestra de lo grosso que fue este hombre para el mundo
del fútbol.
Reconocido en forma casi
unánime como el mejor futbolista chileno de todos los tiempos, es considerado
en el puesto de defensor central como uno de los mejores de la historia (“El
área es mi casa y en ella entra solamente quien yo quiero” era su frase
predilecta a la hora de definirse), en ese selecto grupo que integran
Beckenbauer, Baresi y Passarella, entre otros. Su característica principal era
cortar el ataque rival e inmediatamente salir jugando desde el fondo con total
elegancia. Se destacaba por una fuerte personalidad -fue
capitán desde el segundo tiempo de su debut en el Inter y ya jamás dejó la
cinta-, pero eso no era óbice para demostrar una gran caballerosidad en el
campo de juego. De técnica privilegiada y gran liderazgo, Figueroa (quien medía
1,84 mts. de altura) tenía un cabezazo muy potente que más de una vez le
permitió llegar al gol.
Internacional con la
selección chilena durante dieciséis años (totalizó 47 partidos oficiales), pudo
darse el gran gusto de jugar tres mundiales, lo que no cualquiera. Tal vez le
haya quedado el gusto amargo de haberse ido en la primera ronda de Inglaterra
´66, Alemania ´74 y España ´82, pero convengamos que sus compañeros demasiado
no lo ayudaban para que ocurriera lo contrario (?). Sin embargo, pese a las
pobres performances de conjunto pudo destacarse a nivel individual, dado que
fue bastante elogiado por la prensa internacional luego de su primer mundial
-en el que apenas tenía 20 años de edad- y en el segundo logró ser parte del
“Equipo ideal” pese a que su equipo apenas disputó los tres partidos de la
primera fase.
“Es uno de los más grandes
defensores de la historia”. ¿Quién lo dijo? Un europeo que del arte de defender
sabía un rato largo… luego de semejante elogio viniendo de su parte, no hay que
explayarse demasiado para justificar los motivos por los cuales el gran Elías
Ricardo Figueroa Brander no podía quedar afuera de esta sección.
Además jugó siendo abuelo en el Mundial de España 1982. ¿Qué más se puede decir de este central de garantías?
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