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Diego Sancho (@SanchoDiegoo)



Luis Enrique no sigue la línea de Guardiola y Vilanova en su aplicación por el juego de posición, al menos no con los rasgos más fundamentales. La evolución del estilo blaugrana, entre otros retoques, pasa por la alta factura física que genera en Xavi Hernández la acumulación de partidos. Para substituir al armador del modelo catalán ha usado nada menos que a Lionel Messi, que con su famoso dominio rasante del balón puede acumular marcas –como nadie en el mundo- liberando de referencia a sus compañeros.

Messi ha tecnificado tácticamente su cambio de frente, que ahora es preciso hacia Neymar o Jordi Alba cuando el equipo bascula. Ni hablar de sus corridas en diagonal en las que contenciones y defensas sortean el espacio para detenerle. Allí es cuando el rosarino es más peligroso. Lo más importante de todos estos recursos es su elocuencia en la interpretación del contexto; no solo sabe cómo, sabe cuándo.

Quizá su protagonismo esta temporada no ha sido tan evidente en lo colectivo, porque sus compañeros le han facilitado el trabajo. Es la estrella y el Barcelona su constelación. Usando a Rakitic y Alves para hacer paredes y limpiarse el camino, jugando al falso offside con Suárez o Neymar y demás fechorías que le han llevado a tener otra temporada exitosa. Su Barcelona es el mejor equipo de Europa y ya lo consolidará en Berlín. Por un ataque productivo y por sistema defensivo renovado y solvente, el “enano cósmico” y sus socios disfrutan de la cumbre del deporte.

Gerardo Martino quiere a este Lio en su selección. Al igual que el Barcelona, el ex Newell´s dibuja un 4-3-3 con Messi como extremo derecho. Acepta a su capitán como eventual iniciador del juego de posesión. Puede embalar su recorrido de adentro hacia afuera desde la zona media. Hay varias pautas de su equipo que se repiten en su combinado. Cambios de dirección a Ángel Di María, Banega –de destacada participación en el Sevilla- como pasador predilecto con Zabaleta presto a complementar triangulaciones por el sector derecho e intercambio de roles en el tridente con Agüero y Di María son claras muestras. Martino quiere que Messi se sienta como en casa en suelo austral.

Sus destellos han cambiado la percepción de los sistemas defensivos. No existen jugadores imparables, pero Messi es de los que ha roto el molde e invitado a la vanguardia. El último recital de su juego individual fue en la Copa del Rey ante el Athletic Bilbao. La manera en como rompió la marca personal de Benizaga y se zafó de la superioridad posicional de los demás vizcaínos no tiene comparación con ningún otro “crack”. Viene de otro planeta y parece que la Copa América esta en su órbita.

Hay pruebas de que Messi viene de otro planeta.



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