De Tomás Rincón se dice que es un futbolista competitivo. El
adjetivo ha sido mentado hasta el cansancio, se reflexiona poco sobre lo que
implica, pero es difícil de rebatir. Suele asociarse la competitividad a
capacidades defensivas y tiene sentido: lo único verdaderamente indispensable
para perder un partido es recibir goles. Defender bien es básico para
evitarlos, alejar la derrota y optar por la victoria. Y Tomás Rincón defiende.
Muy bien. Es tremendo. Pero no es la única labor que ejecuta con intensidad y
concentración. Con el balón también es necesario minimizar errores, tomar
buenas decisiones y hacer daño: competir. El número 8 de la selección lo sabe
muy bien.
1. Competir es apagar incendios y planificar otros en el campo rival:
2. Competir es barrer las segundas
jugadas y dominar la zona de rebotes, como Dennis Rodman:
3.
Competir es olfatear el balón y robarlo, como quien dice dame acá esa vaina:
4.
Competir es luchar con el esqueleto sin cometer falta:
5. Competir es matar el balón, protegerlo y entregarlo a salvo. Competir es no perderlo:
6.
Competir es quitarse un rival de encima:
7.
Competir es mantener la calma bajo presión y decidir en secreto lo que se
pretende hacer. Amagar, engañar:
8.
Competir es ver lo que el rival hará tres segundos antes, y actuar en
consecuencia:
9. Competir es recuperarla y salir. Competir es conducir el balón, irse de dos y ponerlo al espacio:
10. Competir es habilitar a alguien en la frontal del área. Meter pases verticales. Atacar:
11. Competir es orientar una circulación de pelota: abrirla a la derecha, buscarla y sacarla de ahí; tenerla en el campo rival. Competir es jugar lo mejor posible:
Extraído de Daniel Chapela.com
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