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¿Qué hay detrás de la defensa a ultranza y del blindaje al DT de la Selección. Sin duda, la participación en juegos de poder (aunque sean mínimos) capitaliza el trabajo de un buen sector de la prensa. 


Esteban Ávila (@EstebanAvila)


Gustavo Quinteros ha dicho que “hay empresarios del fútbol que tienen contactos con el periodismo corrupto y que inventan”. También invitó a “no dar espacio a los idiotas”, en referencia a quienes hablaban de su inminente salida de la Selección.

Complicada labor la de este técnico, que le ha dedicado más tiempo a las supuestas conspiraciones mediáticas que existen en su contra, antes que a la autocrítica. Una maniobra que puede entenderse, planteadas como están las cosas.

Quinteros, por sus múltiples ocupaciones, jamás dirá quienes son parte del “periodismo corrupto”. Comete el error de generalizar. Lamentablemente, esta actitud no sorprende. Es parte del Ecuador de hoy, donde pensar opuesto y expresarlo es razón suficiente para ser objeto de descalificación. Es el país de las confrontaciones, de la grieta entre quienes dicen “blanco” y quienes dicen “negro”. A toda escala.

Hace mal el técnico. Olvida que ya no dirige a Emelec, Blooming. Actúa igual que cuando acusó a Roddy Zambrano de las derrotas de su equipo. A escala local, aunque impropias, estas salidas de tono son entendibles. Pero dirigir a una Selección es otra cosa, hay una representatividad que no puede ser obviada.

Esta postura desafiante, estridente del DT tiene antecedentes en el Bolillo Gómez. El colombiano, sobre todo después de la clasificación al Mundial 2002, mandaba a volar a quien osaba cuestionar su omnipotencia. Desde Carlos Villacís hasta Rodrigo Paz pasaron por su lengua.


Pero era el Bolillo. Un técnico, se quiera o no, trascendente para la historia del fútbol ecuatoriano. En cambio, Quinteros todavía tiene mucho que hacer si quiere llegar a ese sitial. Honestamente, no creo que llegue.

Pero, igual que el Bolillo, Quinteros también tiene sus corifeos. Un grupo periodístico que se ha abanderado con el “proceso” y cuyo esfuerzo diario se divide entre destruir todo lo que signifique el pasado reciente (Rueda, Vizuete) y aplaudir con arrobo de fan enamorada cualquier cosa que diga el nuevo DT.

No me cabe en la cabeza la posibilidad de que Reinaldo Rueda se refiera al “periodismo corrupto”. El colombiano, objeto de una cacería feroz que solamente bajó banderas con la clasificación al Mundial, tenía el gran mérito de dar la cara, aún en los momentos complicados (la eliminación de la Copa América 2011) y deslizaba inconformidad por la falta de reconocimiento a su trabajo solamente off the record. Nunca se dio el lujo de ahondar en diferencias, se manejo con admirable dignidad.

Pero hoy, cuando ya no está y no puede defenderse. Rueda ha pasado a formar parte de aquello que hay que olvidar y dejar atrás. Y quien, según un sector del periodismo, hará llover maná del cielo y es portador de la piedra filosofal es Quinteros.


¿Qué hay detrás de este abanderamiento con el hoy DT? Por currículo, Quinteros no tiene mayor cosa que ofrecer. Digamos, para no entrar en detalle,que aún dentro del medio local hay técnicos con mayor experiencia, conocimiento del fútbol ecuatoriano en sus múltiples dimensiones.Y si ponemos, face to face, el CV del argentino con el de Rueda, el del anterior técnico resulta superior.

Detrás de la defensa al “proceso” (de explicar esta palabra me encargaré en una futura entrega) hay más esperanzas que realidades. Esto, en el caso de quienes creen que su estilo futbolístico se trasplantará del Capwell a Monteolivo en forma exitosa. Pero noto que hay un sector que está con Quinteros porque estar con él significa acceder al poder.

Pasó lo mismo con el Bolillo. Aún en los momentos más impresentables del colombiano, nunca le faltó un periodista que saque la cara por él. Que hasta justifique lo injustificable. Hoy, lamentablemente, pasa lo mismo, pero con el agravante ya expuesto de que (todavía) Quinteros no es nadie en la historia de la Selección.

El acceso al poder, hoy, consiste en tener la notita, el número del celular del profe, almorzar con su cuerpo técnico, tener “la primicia” del uñero que X jugador sufrió en la última práctica.  Hay periodistas felices de que el DT escuche o lea la defensa que de él hacen, aún cuando haya mucho por observar. Por eso, no había que sorprenderse el aplauso masivo que de este sector recibió Quinteros cuando descalificó a quienes, supuestamente, lo quieren ver fuera de la Selección.

Pero, la historia ha visto, que estos personajes son los primeros en saltar del barco cuando empieza a hacer agua. Se distancian y buscan un personaje a cuya sombra vivir, hasta que venga otro. Así, sucesivamente.


Por eso, cuando Quinteros comience a flaquear (no puedo predecir el momento en que suceda, ojalá sea lo más después posible del 2018),no faltarán quienes abjuren de este presente. Si a Chiriboga, quien les hizo conocer el mundo y al cual sirvieron incondicionalmente ahora le dicen horrores, todo se puede esperar.

Extraído de Esteban Ávila

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