Cosme González (@CosmeGonzalez)
El
fútbol mexicano presentaba su gran final. Dos equipos con la misma ilusión de ser
campeones. Tigres, en su casa, y los Pumas, tratando de contener cualquier daño
para jugar la vuelta aún con la eliminatoria en juego. Sin embargo, en el
partido de ida, solo un equipo estuvo en la cancha: los Tigres.
Tras
la observación y el análisis de lo ocurrido sobre el césped del Volcán, estas
son las tres claves que le costaron el partido a los Pumas.
1. Desatención en la marca
Los
Pumas se habían caracterizado a lo largo del torneo por ser un equipo bien
equilibrado, con la mejor ofensiva, y una de las mejores defensas. Sin embargo,
en este primer partido los de la capital desconocieron sus propias virtudes y
dejaron ver sus carencias. Dos de los tres goles de los Tigres cayeron en
segundas jugadas. Primero, el de Aquino y luego el de Sobis, que remataron al
arco sin presión alguna.
El
primero, tras un desborde de Jurgen Damm por el flanco derecho del ataque de
los Tigres. Damm rebasó la línea de su marcador, Luis Fuentes, y como
resultado, provocó el recorrido de líneas, es decir, que tuviera que salir uno
de los centrales y que su lateral por derecha, Alatorre, se incorporara como
central. El recorrido de fuerzas dejó a Aquino solo en el otro costado. La
responsabilidad era de Ismael Sosa, el volante por derecha, que en el recorrido
de fuerzas debía posicionarse como lateral derecho.
En
el tercer gol de Tigres, Sobis quedó totalmente solo en el área, y tras un
rebote de Alejandro Palacios, el brasileño solo empujó el balón. Tanto Alcoba como
Verón desatendieron la marca.
2. Cortes y Castro, copados en el medio campo
Los
Pumas, a lo largo del torneo, mostraron equilibrio en su medio campo. Javier Cortes,
siempre apoyado por Alejandro Castro dándole la cobertura y más preocupado por la
marca, para que el canterano tuviera más libertad de ir al ataque. En la ida,
ambos estaban tan preocupados por crear jugadas que desatendieron su función
principal: la marca.
Sobis
jugó un papel fundamental, siempre estuvo entre líneas, moviéndose
constantemente atrás de Gignac y la mayoría de las veces recibía solo el balón.
Ante las rápidas transiciones de defensa a ataque de los Tigres, los centrocampistas
pumas se veían lentos en su regreso y dejaban mucho espacio en el medio campo.
Esto obligaba a Verón o Alcoba a abandonar su zona y salir a presionar, abriendo
espacios en zona defensiva.
3. Poca movilidad en ataque
Pumas
fue el súper líder cimentando su éxito en una fórmula eficiente. Esperaba atrás,
con poca posesión del balón y con contragolpes rápidos y verticales. Cortes y Castro representaban el punto de lanzamiento
para aprovechar la velocidad de Sosa por derecha o de Martínez por izquierda para
llegar al arco rival; aprovechaban también el buen momento de Britos y de
Herrera. Fórmula súper lider, que pronto se quedó sin acierto en el partido.
Con
solo media hora transcurrida en el partido, los Pumas ya tenían desventaja de
dos goles. Había que ajustar, cambiar de estrategia, y jugar diferente a como
lo hicieron todo el semestre. En el nuevo contexto debían de tener el balón
para buscar el arco rival. Herrera se mostró como el único referente en el área
contraria, facilitando la marca a los centrales de los Tigres. Y es que Britos
bajaba más a medio campo para empezar a crear. Por izquierda, Martínez fue
intrascendente, nunca desbordó. Por derecha, Sosa trataba de quitarse la marca
de Rivas, pero el defensor siempre estuvo a tiempo, apoyado por un Aquino que, solidario en su
sector, hacía el dos contra uno.
Cuando
Pumas tenía el balón, no había botadas de Herrera para jalar marcadores,
buscaban el centro y que en segundas jugadas le cayera un balón.
Al
final del encuentro Memo Vazquez, técnico de los Pumas fue contundente: “Tigres fue superior y no hay mucho qué decir, se esperaba algo
más del equipo pero no ocurrió. Quedan 90 minutos donde vamos tratar de
competir al máximo y hacer mejor partido que hoy”.
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