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Por: Joaquín Fernández (@JoaquinFerOk)

El equipo dirigido por Jorge Almrión es la sorpresa del torneo argentino de este 2016. Es el puntero absoluto de la Zona 2 y, sin dudas por su gran nivel futbolístico demostrado, es el equipo favorito a conseguir el título. A continuación analizaremos qué y cómo logró Almirón en Lanús.

Jorge Almirón asumió como director técnico de Lanús con la difícil tarea de "tapar el hueco" que dejaban  los mellizos Barros Schelotto, dupla técnica que alzó al granate internacionalmente y posicionó en puestos de pelea en el torneo local. Para sorpresa de muchos, el nuevo técnico del Granate logró imponer su idea de juego y sacar grandiosos resultados en el torneo, consiguiendo 31 puntos de 36 posibles, con 10 victorias en 12 partidos, marcando 26 goles y recibiendo tan sólo 6.

Almirón llegó con una propuesta de fútbol colectivo a Lanús. Trabajó toda la pretemporada para preparar a su plantel para su filosofía de juego. Dentro de la cancha, logra el posicionamiento avanzado en líneas generales, con presión alta y, una vez recuperada la posesión, moviendo la pelota para generar opciones de pases para atacar. El sistema táctico es el clásico 4-3-3, como en la era Schelotto, pero apuesta más por la posesión, pero no descuidan los ataques de transición gracias a los jugadores explosivos que posee. En el mediocampo se destacan sus conductores que buscan, casi que a la perfección, los espacios con paciencia, manteniendo la posesión de la pelota.


Abrir la cancha para atacar:



Los protagonistas son los que se encargan de que la idea de Almirón sea un éxito en la cancha. Desde el aporte y olfato goleador de José Sand, hasta la seguirdad que aporta bajo los tres palos de Fernando Monetti. El equipo trata de presionar ante la pérdida, pero es muy veloz también en el retroceso. Una vez replegado en su campo de juego, se para en el borde de su área y ahí sale a bloquear al rival en superioridad numérica. La línea defensiva, cuenta con una dupla central -Gustavo Gómez y Diego Braghieri, usualmente los titulares- férrea y difícil de superar, sumado a dos laterales que aportan defensiva y, sobre todo, ofensivamente. Cuando el equipo se lanza en ataque,José Luis Gómez y Maximiliano Velázquez pasan automáticamente al ataque, aportando una gran opción por las bandas para nutrir a los delanteros. Esto está practicado para que salga de memoria, con al menos un lateral sumergido en ataque para el ataque.

Foto: La Nación
La clave de este sistema es el mediocampo. Iván Marcone, quien releva a todos los que pasan al ataque, es fundamental para que funcione el sistema. Tapa los huecos, en especial cuando los laterales suben, poniéndose entre los centrales y formando una línea de tres. Al 5 lo acompañan Román Martínez, quien se encarga por naturaleza y don de conducir la pelota, y Miguel Almirón, el volante paraguayo que con su explosión en velocidad y virtud técnica, logra desequilibrar con facilidad.

Por último, en el ataque están Pablo Mouche, José Sand y Lautaro Acosta. Los dos de los costados, que ofensivamente inquietan y explotan en velocidad, son además los que bajan a defender cuando el equipo no tiene la pelota, formando automáticamente un 4-1-4-1, dejando arriba sólo a Sand, quien demuestra fecha tras fecha que a pesar de los años, pivotea y aguanta entre la defensa rival como nunca, y aporta su importante eficaz cuota goleadora.




El gran presente del plantel se puede resumir con las citaciones de algunos jugadores a sus selecciones nacionales. Lautaro Acosta sorprendió en la última fecha de Eliminatorias al ser llamado por el Tata Martino, técnico que lo volvió a preseleccionar para la Copa América y, además, llamó a José Luis Gómez para los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro. Paraguay es el otro seleccionado que preseleccionó a tres jugadores granates para la Copa América Centenario: Gustavo Gómez, Miguel Almirón y Víctor Ayala son los privilegiados. A estos jugadores, se les suman los formidables presentes de Román Martínez, Iván Marcone, Pepe Sand o el Mono Monetti, entre otros, que merecen el reconocimiento, como los que no son usualmente titulares que, cuando les toca, entran y rinden de gran manera.

La virtud de Jorge Almirón fue agarrar un Lanús nutrido de talento y, en base de una filosofía diferente de juego a la que se tenía, empapar al plantel de una idea con la que los intérpretes lograron mejorar notablemente su nivel y lograr grandiosos resultados. "Tengo un equipo muy disciplinado para el trabajo, muy serio y que tienen hábitos incorporados que son muy buenos, como por ejemplo que los delanteros se involucran en el retroceso", confesó el técnico argentino sobre sus jugadores. El equilibrio que consigue con su equipo es notable y actualmente se destaca sobre el resto de los equipos argentinos -Rosario Central podría ser otro, pero acutalmente bajó su rendimiento-, sobre todo sobre los equipos grandes como Boca, River, Racing, San Lorenzo o Independiente.

Este Lanús juega bien y es, claramente, candidato al título. Es la esperanza y el sueño del equipo e hinchas Granates. Las pruebas de fuego para ver si el equipo de Almirón estaba para algo importante, que fueron los dos clásicos ante Banfield y el encuentro ante Boca, fueron superados con categóricos triunfos. Es por eso que el sueño del título no parece una locura. La gran pregunta es ver si podrá mantenerse hasta la final, o si habrá un equipo que le haga frente en la definición del torneo.


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