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Diego Sancho (@SanchoDiegoo)

El destino le depara una época volátil al Chapecoense. Luego de establecerse en el tope de la pirámide del fútbol brasileño y hasta pelear el título de Copa Sudamericana, ocurre una tragedia que conmovió al globo balompédico. La pérdida casi total de un importante capital humano del equipo en un accidente aéreo, y la conmoción a lo que conlleva un hecho tan lamentable. Fanáticos del fútbol sintieron el siniestro como propio. Al verse reflejados en ese oscuro espejo, del cual pudo pasarle a cualquier institución en la región. Por no decir, del mundo.

Ocurre entonces una situación poco veces vista: la reconstrucción del equipo. Pasado el funeral, cuesta. Pese a los atisbos de buena fe del gremio, han recibido ayudas económicas para rearmarse. Por lo menos a nivel de plantilla. Emocionalmente la herida será histórica. La identidad que el club venía creciendo se ha cortado.

Por muchos rumores de ex futbolistas famosos que hubo en las redes sociales, no ha llegado un talento diferencial a Chapeco. Esto es más complejo que la “renovación” del equipo común que con cinco fichajes se da por satisfecho. Vicente Mancini, nuevo entrenador del equipo, describe el norte fijado: “Tenemos que mirar a la raíz del club y a la comprensión de los éxitos”.

Jugar la Libertadores es un tributo a los que hicieron al Chapecoense destacado, a los protagonistas, a los héroes trágicos del accidente. Les sorprendió justo antes de una final continental. La Conmebol se compadeció y decidió entregarle el título, y sus bonificaciones pertinentes. Desde la Confederación Brasileña de Fútbol se les ha ofrecido un blindaje en la primera división por tres años. Su presidente, Iván Tozzo, se negó ante la propuesta: “Los otros equipos no están obligados a mantenernos en la Serie A.”

“Hoy la marca de Chape es mundial. Quien llegue hoy tiene que entender eso”, comenta Manici. El nuevo estratega sabe que más que competir en la Libertadores, debe construir un equipo. Encabezar la nueva génesis es quizás la labor más difícil para un entrenador. En su discurso hace énfasis en la palabra “acción”, usándola con intenciones positivistas para describir su trabajo. Aunque llega en forma de yeso, más que un equipo. Digno, pero incipiente.

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