En la mitología griega
existen innumerables historias. Apolo, uno de los hijos de Zeus, fue expulsado
dos veces del Olimpo. Pero así como fue relegado, volvió. Para ello debió
cumplir con tareas y castigos en el mundo mortal.
Arquímedes Figuera es el
Apolo del fútbol venezolano. Quizás de entrada no se pueda ver, pero las
próximas líneas revelarán como fue expulsado en dos ocasiones del máximo
estandarte y regresó años después, tras cumplir labores extracurriculares.
Víctor Grao (@VictorGrao)
Figuera es un tipo callado
y serio a la hora de declarar con los medios. Poco expresivo y de no muchas
palabras. Nacido en Cumaná, forma parte de un selecto grupo de atletas que
emergieron de la capital del Estado Sucre (cuenta con 300.000 habitantes),
junto al referente principal: Francisco “Morochito” Rodríguez, quien ganó la
primera medalla de oro en unos Juegos Olímpicos para Venezuela.
Fuera de los micrófonos de
diarios, televisión y radio; cambia su situación. Entre amigos, Vicente Suanno,
capitán del Deportivo La Guaira, lo define como un tipo “bromista, se ríe mucho.
Es muy familiar y positivo. Buen compañero, soñador y muy buen papá”.
Ese ámbito de soñador fue
lo que lo llevó a recorrer el país completo en busca de un logro mayor. Pasó a trasladarse
960 kilómetros en autobús: de Cumaná a Valera, donde fue acogido por el UA
Trujillo, equipo de la segunda división de Venezuela.
Sus buenas actuaciones lo
llevaron a ser el único futbolista de segunda división que integró el plantel
de convocados para el Sudamericano Sub 20 de 2009. Una generación de oro para
Venezuela, ya que serían los primeros futbolistas que llevaron a la vinotinto a
un Mundial masculino de la FIFA.
El
gancho
Generalmente, los técnicos
“se la juegan con los suyos”. Cuando Mourinho llegó al Real Madrid lo plagó de
portugueses, cuando Frank Rijkaard pisó Barcelona, se trajo piezas holandesas.
Y así…
En el caso de Arquímedes
Figuera, le jugó a su favor que el entrenador de la Venezuela Sub 20 era
también oriundo de Cumaná: César Farías.
El “camuro”, como se le
conoce a Arquímedes en honor a su padre quien también fue futbolista
profesional; tuvo la dicha de estar entre Salomón Rondón, Yonathan Del Valle,
Rafael Acosta y Rafael Romo, para ver consumada su clasificación a Egipto; pero
sin poderla disfrutar. Su primera
expulsión del Olimpo llegó.
Primera
expulsión del Olimpo
Llámese Olimpo a la
primera clasificación de Venezuela a un Mundial de la FIFA. Figuera había
contribuido para el pasaje, pero no se montaría en el avión de esa lista de
jugadores año 89 y 90 que estarían en El Cairo.
Su retorno al mundo de los
mortales llegaría cuando tuviese que pisar de nuevo el José Alberto Pérez de
Valera, pero con la camisa de Trujillanos y en la primera división. Su primera
experiencia en la máxima categoría llegaría de la mano de Leo González y Pedro
Vera, misma dupla de entrenadores que en 2014 lo llevarían a la capital
venezolana con el Deportivo La Guaira y con los que se “casaría” durante 8 años.
Figuera con Trujillanos |
Desde 2009, hasta 2016 González
y Vera tendrían a un mismo mediocampista de contención en sus filas: Arquímedes
Figuera. Sus años en Trujillanos logrando una Copa Venezuela y su posterior
movimiento a La Guaira lo consumarían con un jugador que rompe todo, pero que
recibe muchas amonestaciones –de esto
hablaremos más adelante.
Segunda
expulsión del Olimpo
En Venezuela, ser parte
del Caracas FC o del Deportivo Táchira, representa el máximo estandarte para un
futbolista. Tiene mayor difusión tu nombre y puede haber mayor proyección de tu
carrera como profesional. El problema incide cuando tus datos están en las
oficinas del club, pero no en los terrenos. Así le pasó a Figuera.
Durante muchos años, el “camuro”
fue ficha del Caracas FC. Pero siempre se mantuvo cedido en Trujillo. Su
expulsión del Olimpo fue permanente y sin retorno a enfundarse la camisa de los
“Rojos del Ávila”.
No fue sino hasta 2014,
cuando González y Vera pasaron de Trujillanos a La Guaira y trajeron consigo a
Figuera, desprendiéndolo de manera total de cualquier posibilidad de volver al
Olimpo del Caracas.
Pero su estadía en el
mundo de los mortales duraría poco tiempo más. Sus buenas actuaciones con el
equipo naranja lo llevarían a solidificarse en la vinotinto de mayores y –posteriormente–
a Universitario de Deportes de Perú.
Lo táctico
Arquímedes Figuera es uno
de los pocos jugadores “box to box” del fútbol venezolano. Pisa ambas áreas con
solidez y rompe mucho juego. Su debilidad: recibe excesiva cantidad de tarjetas
amarillas.
Con el Deportivo La Guaira
desarrolló su fútbol en un tridente, donde él era parte de uno de los vértices
más adelantados. Con Venezuela, se solidificó como acompañante de Tomás Rincón.
Una pieza del rompecabezas en la que pasaron muchos nombres: Giácomo Di Giorgi,
Francisco Flores, Franklin Lucena… Sin lograr adueñarse del puesto plenamente.
Figuera en el tridente de La Guaira con Leo González |
El “camuro”, parece
haberlo hecho. Cumple doble rol con la vinotinto de mayores. El primero de ellos,
radica en ser el jugador más retrasado de los dos contenciones, fungiendo las
veces de “stopper”, situándose frente a los defensores cuando el rival tiene la
pelota y se está más replegado en defensa.
En el caso contrario, al
tener el esférico o presionar en el campo rival, se sitúa al lado del marcador
en el mediocampo. Buscando cerrar líneas. No suele ser el hombre que le da
salida limpia al equipo y se mete entre los centrales.
Por último, Figuera puede
cumplir el rol de “perro de caza”, al ponerlo con un jugador habilidoso rival y
estar pendiente de él todo el partido. Su debilidad, insistimos, es la
facilidad con la que recibe tarjetas, que finalmente te dejan comprometidos y
se pierde gran cantidad de encuentros por acumulación.
Publicar un comentario