Ezequiel Ini (@Inik62)
“Todo
Pasa”
En la vida, como en el
fútbol, hay situaciones críticas. Momentos malos, incertidumbre a futuro, caos.
Está eso y después, la Asociación del Fútbol Argentino y la inevitabilidad del
destino. Porque la situación actual del futbol argentino no le escapa ni a la
mínima comparación con la novela publicada en 1981 por el gran Gabriel García
Márquez. Solo los más inocentes entre nosotros creerán que el rotundo fracaso
de la selección Argentina en el Sudamericano Sub 20, las eternas peleas de
Messi y compañía con los dirigentes y la incertidumbre de cuando arranca la
segunda mitad del actual campeonato, son obra de la mala suerte y la pura
coincidencia.
Tal vez no se sepa cuando,
pero si se sabe bien quien empezó con la decadencia y autodestrucción del
futbol en Argentina. Julio Humberto Grondona fue el mandamás del futbol en este
país desde 1979 hasta su fallecimiento en julio del 2014. Durante su mandato se
consiguieron las únicas dos estrellas que flotan encima del escudo que hoy
viste Superman (dícese de Lionel Andrés).
Si hubo algo que rodeó al
que también supo desempeñarse como presidente del Club Atlético Independiente
de Avellaneda y del Arsenal Futbol Club de Sarandí (Club que él mismo fundó),
fue la polémica. Mano derecha del ex presidente del máximo ente internacional
del balompié, Joseph Blatter, Grondona se vio envuelto en varias situaciones
que ponían en duda su capacidad e integridad como dirigente deportivo. Entre
ellas están algunas escuchas que demostraban la elección de árbitros “a dedo”
(mismo método por el cual asumió su cargo de mandamás de la AFA), declaraciones
judeofóbicas, procesos judiciales por presunta administración fraudulenta,
participación corrupta en la elección de Qatar como sede del mundial 2022,
reventa de entradas, relación con los barrabravas y más.
¿Su más maléfica creación?
El torneo de primera división de 30 equipos, donde se jugaban dos zonas de 15
equipos. Dicho torneo fracasó rotundamente debido a la poca organización, el
pobre sistema de clasificación a las copas internacionales, el pésimo reparto
de ingresos, la polémica elección de transmisiones televisivas y la
desincronización con el calendario Europeo para efectos de los mercados de
pases y recesos, entre otros.
¿Cómo pasó esto en una de
las cunas del futbol mundial y por qué nadie pudo detenerlo en sus 35 años como
mandatario? Simple. Grondona era demasiado fuerte como para tenerlo de enemigo.
“Si no puedes contra ellos, úneteles” dice la frase, y contra Grondona no podía
nadie, ni el mismo Gobierno Nacional. Un ejemplo de esto se ve en los dichos de
un tal Daniel Alberto Pasarella, cuando acusó a Grondona de haber mandado a
River Plate a la segunda división “por una pelea personal conmigo”.
“Todo
Pasa”, rezaba el anillo que nunca se quitaba Julio Humberto,
y en el futbol Argentino pasaba de todo, hasta que la vida se encargó de poner
las cosas en su lugar. Mientras tanto, y 2 años y medio después de su
fallecimiento, la debacle del futbol Argentino está llegando a un estado
terminal, donde hasta el mismo presidente de la nación pone en duda la
reanudación del torneo y ni siquiera está definido quien va a transmitir los
partidos ni cómo será el reparto de ingresos.
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