Diego Sancho (@SanchoDiegoo)
En la historia del fútbol los títulos o las participaciones memorables a veces invitan a ver más allá de las estadísticas. En este deporte existe azar, pero también trabajo para erradicarlo. Cuando un equipo rompe con la polarizada batalla entre Real Madrid y Barcelona por la liga española, y se mete en dos finales de Champions League en tres años, algo tuvo que pasar para ello. Estamos hablando del Atlético de Madrid, de Diego Pablo Simeone.
Cuando se habla de “equipos defensivos” hay que ser muy cauto para digerir semejante
etiqueta. Los equipos de fútbol se defienden, así sea intencionalmente, cada
vez que no tienen el balón. Que unos lo hagan más que otros es un matiz que aclara
mejor el asunto. Pero en este deporte se sobrevive haciendo goles, y en ese
sentido el Atleti cumple con creces.
Simeone sabe que penetrar a un equipo que junta dos líneas de 4 es difícil
hasta para los equipos más versados en el juego de posición. Por eso, cuando
está en desposesión suele achicar las líneas, dibujando un 4-4-2 que puede
parecer especie de 2-2-2-2-2 muy compacto, con alcance a varias alturas para
expandir la cancha y obligando al rival a buscar los costados.
Dice Bielsa que el arte de dar un buen pase es que parta desde el centro,
porque periféricamente hay más opciones de descargarlo. El Atleti es un equipo
que congestiona el centro. El repliegue bajo de
los colchoneros no lo hace tan débil como otros equipos, pues junta tanto la
primera con la segunda línea de presión que es difícil dar el punzante pase al hombre libre entre líneas. Hemos repasado ya dos
conceptos que Guardiola dominó en España.
La mejor forma de presionar al otro equipo es cuando da un mal pase o se
encierra en un costado. A partir de lo segundo, se busca crear triángulos de
presión en las bandas para recuperar el balón. Es una labor que precisa
futbolistas atentos para saber cuándo hacer cada tarea, porque el “Cholo” en
ese sentido demanda simultaneidad en la reacción para ejecutar bien ese
movimiento en conjunto.
Habíamos hablado de que se trata de un equipo defensivo. Sucede que mientras
más defensivo es un planteamiento, más directos deben ser sus ataques. Acá ese
axioma aplica. Simeone apuesta por jugadores rápidos a la contra (Griezmann,
Ferreira Carrasco, Gameiro) para sorprender a sus rivales. En esta faceta del
juego recurre a la individualidad de sus delanteros; el orden es un elemento
clave defensivamente, a la ofensiva se trata de lo contrario: desordenarse para
desordenar a la defensa. El fútbol y la teoría del caos tienen varias
semejanzas.
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