Por: Diego Baquero (@DiegoBaco23)
En
su llegada a Independiente Santa Fe en julio de 2015, no dudaba en decir que esperaba
su momento para dar el paso para convertirse en Director Técnico en propiedad. “Esas cosas se van dando y ahora
estoy muy cómodo con Gerardo, aprendiendo muchísimo con él…ya va a llegar un
momento en que la decisión se va a tomar, pero si es un deseo. Siempre aspiro a
mucho más”. Ocho años atrás iniciaba su carrera como entrenador con el maestro
Oscar Tabaréz en el proyecto integral de las selecciones uruguayas como
asistente técnico de la sub-20 que participó del Mundial 2011 en Colombia.
Luego de cuatro años allí, hizo parte del cuerpo técnico de Gerardo Pelusso,
uno de los entrenadores más ganadores de sudamericana.
Ahora, mientras Gerardo Pelusso está en un
año sabático sin dirigir y dedicado a integrar el Grupo de Estudios Técnicos de
la Conmebol que
recientemente trabajó en el Sudamericano Sub-17, el cerebro detrás del genio,
Pablo Peirano, está abierto está abierto a encontrar a nuevos desafíos. Esta es
su historia de vida.
“Como un enamorado y apasionado del futbol”.
A sus 42 años, Pablo Peirano tiene claro que así le gustaría ser recordado.
Casado, padre de dos varones de 4 y 2 años, criado “detrás de una pelota en la alfombra verde”, como suele llamar al
campo de juego, este uruguayo -quinto entre seis hermanos (mellizo de una
mujer)- hincha de Wanders vive por y para el futbol. Siempre recuerda como de
chico iba a la cancha en compañía de su padre quien era Director Técnico de un
equipo de la Liga Universitaria de Uruguay, después como llegó a Primera
División en Danubio F.C. y por último cuándo y por qué decidió ser entrenador,
pues con tan solo 25 años empezó a ver otro tipo de cosas y a cuestionarse
acerca de diferentes situaciones tanto dentro como fuera del campo (por ejemplo
detalles en los que antes no se fijaba, trabajos que se realizaban, sucesos del
vestuario, etc.) y además tenía decidido que quería seguir vinculado al que
para muchos, incluido él, es el deporte más hermoso del planeta.
Durante
su carrera como futbolista profesional estuvo en Uruguay, Estados Unidos y
Colombia. Se caracterizaba por ser un férreo volante central de corte
defensivo, agresivo en marca y con mucha entrega, además se distinguía por ser
un líder dentro de la cancha en todos los equipos en los que jugó y por ser la
voz del director técnico dentro de la cancha. Siempre con mucho temperamento,
con mucho carácter y con mucha inteligencia táctica dentro del campo de juego,
se distinguía por imprimir el amor propio a todos sus compañeros de equipo.
Fue
ciertamente durante esta larga trayectoria de más de 15 años donde se cruzó en
el camino de Gerardo Pelusso y Javier Carballo, donde tuvo su último trabajo
como asistente técnico antes de dar el salto. A mediados del año 2000, y en
Racing de Montevideo, se empezó a consumar esa unión que tanto redito traería a
su carrera.
Año 2000. Jugando en Racing conoció a Gerardo
Pelusso
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Sin
embargo, antes de llegar a trabajar con Pelusso y Carballo, Pablo estuvo cuatro
años –entre 2010 y 2014 en una etapa memorable de su carrera. Para el jamás
dejará de ser especial la época en la que estuvo en el Complejo Celesta de la
Asociación Uruguaya de Futbol trabajando con las divisiones menores Sub-15 y
Sub-20 con las cuales participó en Torneos Sudamericanos y Copas Mundiales de
estas categorías. A esa experiencia llegó de la mano de Juan Verzeri, quien “un día cuando estaba todavía jugando
profesionalmente el técnico que había tenido (Verzeri) en un equipo de
Montevideo, Juventud, me llamo y yo pensé que era para jugar con él en Racing.
Me dijo juntémonos para almorzar y me dice que va a dirigir en la Sub-20 y que
le gustaría llevarme como asistente. Yo había terminado el curso en diciembre
del 2009 y esto fue en Mayo del 2010. Sin pensarlo tome la decisión, me saque
los guayos, los puse en un costado y me puse de asistente con él. Además de
Juan, en el Cuerpo Técnico también iba a estar Sebastián Tamarasco y la idea es
que yo fuera el colaborador de ellos dos”. Todo ese proyecto siempre
estuvo liderado por Oscar Washington Tabarez, DT de la selección mayor
uruguaya, pero a su vez, encargado de coordinar todas las demás categorías.
Después
de esos cuatro maravillosos años, le llego la oportunidad de cambiar de aire.
La buena relación que había quedado del paso de Pelusso por Racing ayudo a que
su vinculación al Cuerpo Técnico fuera cuestión de un par de llamados. “Cuando estábamos en Racing, Gerardo vivía
cerca de casa entonces a veces yo lo llevaba o el me llevaba y empezamos a
charlar de futbol, cosas muy naturales y de ahí quedo una amistad bastante
buena… el siguió su carrera, yo seguía la mía pero siempre teníamos un detalle
y era que cada vez que terminaba un partido en que nos enfrentábamos el venia y
me esperaba para saludarme”.
Cuando
Mauricio Larriera ex–ayudante de Pelusso decide emprender su carrera como
Director Técnico en solitario, Gerardo se contactó con Pablo. “Me llamo para ver en que estaba, si quería
dejar la Selección para empezar a trabajar en Nacional y le dije que sí.
Él se encargó de hablar con el Maestro Tabarez y bueno, yo estaba dispuesto a
dar un cambio también pues ya llevaba 4 años trabajando en las Selecciones de
Uruguay”.
Pablo
dentro del Cuerpo Técnico con Pelusso tenía muchas funciones que ayudaron a
forjar su capacidad como entrenador. “La
rutina partía desde que Gerardo marcaba el trabajo y yo lo llevoba a cabo.
Muchas veces separabamos los grupos, el agarraba uno y yo agarraba otro,
siempre en cancha. Ayudaba también a Javier con el grupo de jugadores que no
les toca jugar… prácticamente todo el trabajo de campo. Y después toda la parte
de scouting de análisis tanto de mi equipo, como del rival. Me encargaba de
toda la parte audiovisual, de mostrársela tanto a los jugadores como a Gerardo.
Hacía distintos menús de lo que saco de cada partido, con las llegadas a favor,
llegadas en contra, pelotas quietas, etc”.
No
se guarda ningún comentario, opinión o crítica y esto porque su trayectoria en
este plano le ha enseñado a que interactuar con los jugadores es parte de la
clave del éxito. “Le comento a los
jugadores lo que veo; es en esta parte donde como Cuerpo Técnico nos gusta
mucho interactuar, ¿no? No hay que ser cerrados en dar la clase y nada más,
sino que hacemos preguntas, ellos nos hacen preguntas a nosotros… nos gusta
hacer pensar al deportista para que crezca. Les mostramos las cosas buenas, las
cosas malas y más o menos por ahí funciona todo”.
Cuenta
Javier Carballo, no solo su compañero de trabajo sino su amigo, que Pablo desde
su época de jugador ya se iba preparando para ser entrenador. Siempre fue un
líder tanto dentro como fuera de la cancha e incluso llego a ser capitán en
varios de los equipos en los que jugó. “Él
no era de esos jugadores que solamente van y entrenan, sino que él preguntaba
por qué hicimos esto y lo otro, siempre fue alguien que se preocupó mucho por
todo, por los detalles, por los trabajos que hacíamos… tenia adentro ser
entrenador”.
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