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Por: Gustavo Laguardia (@AKD_GustavoL)     

De los primeros en llegar a Ràcing a mediados de 2014, junto con aquella “camada” de refuerzos que serían campeones seis meses después. Vino proveniente de Ferro Carril Oeste, un “grande” del ascenso, cuna de excelentes futbolistas. Marcos “el huevo” Acuña es de una clase de jugadores que no resulta fácil visualizar, ni en esta ni en ninguna otra liga, ya sea de América o de Europa. Además, se trata de un jugador que ha ido “in crescendo” en su rendimiento, año a año, sin haber alcanzado su techo todavía. Para suerte de Ràcing y “desgracia” de otros, antes de quedar en Ferro no superó pruebas para jugar en River, Quilmes y Tigre.
     
Las estadísticas al día de hoy nos dicen que, Marcos Acuña de 25 años de edad, ha cumplido en Ràcing sus primeros 100 partidos, con 16 goles y 22 asistencias. Veamos en detalle sus conversiones: 10 de jugada, 3 de cabeza y 3 de tiro libre (aún no ha pateado penales en Ràcing). Hay que decir que en el presente Torneo Argentino de 30 fechas, del cual se llevan jugadas 21, Acuña tiene 6 goles y 10 asistencias. Respecto de los 16 goles que ha convertido para “la Academia”, los mismos tuvieron lugar en las siguientes competencias: Torneo Transición 2014, 2 goles (1 de cabeza); Copa Argentina 2014, 1 gol; Torneo Local 2015, 3 goles (1 de cabeza); Liguilla pre-Libertadores 2016, 1 gol; Copa Libertadores 2016, 1 gol; Torneo Local 2016, 1 gol (de tiro libre); Copa Argentina 2016, 1 gol; Torneo Local 2017 (21 fechas jugadas), 6 goles (2 de tiro libre).

     
Ya la gente le canta, “huevo, huevoooooo, huevo, huevoooooo”, no solo cuando juega bien (que generalmente lo hace de esa forma), sino incluso cuando no tiene una “buena tarde”, como comúnmente se dice en la jerga futbolera. Es un jugador versátil y de numerosas características que hacen al juego.
     
Zurdo, de buen cabezazo. Veloz, con buen remate de corta y larga distancia. Sabe usar la pierna “mala” (su derecha), de hecho, convirtió un golazo con la “de palo”, en la Liguilla pre-Libertadores 2016,  a Estudiantes de La Plata. Tiene una rara magia para aguantar la pelota con su botín zurdo sobre la línea del banderín del córner., en el límite de los espacios. También desborda y envía centros precisos para la llegada de sus compañeros. El número de asistencias así lo confirman. Tiene “cosas” del tradicional puntero izquierdo, por caso, el “negro” Ortiz (Década del ´70, jugando para San Lorenzo, River o la Selección de Argentina), o de Di María, por nombrar alguien de la actualidad. Sin embargo es absolutamente él. Un jugador que hace la diferencia. Por condiciones, esfuerzo y talento o, simplemente por ser, una especie en extinción.


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