«Ser
entrenador de fútbol es, básicamente, dirigir el trabajo de otros. Es coordinar
once cabezas y veintidós piernas para que interpreten los conceptos que vos
podés tirar a la cancha», dijo alguna vez un viejo conocido que pasó por suelo
peruano; Sergio Markarián. Lo visto en el memorable triunfo peruano por 2 – 1
sobre la Selección uruguaya, es fiel reflejo de lo que en su momento manifestó
Don Sergio.
Roy Galdos (@RRGaldos)
El último partido de la décimo cuarta jornada de las Eliminatorias Sudamericanas para Rusia 2018 se trasladó al Estadio Nacional de Lima. Tras un trabajado empate en Maturín ante Venezuela (2 - 2), la Selección peruana recibía a la siempre complicada y rocosa Selección uruguaya, que dicho sea de paso, llegaba con intenciones de por lo menos llevarse un empate para descansar tranquilamente en zona de clasificación hasta agosto.
El último partido de la décimo cuarta jornada de las Eliminatorias Sudamericanas para Rusia 2018 se trasladó al Estadio Nacional de Lima. Tras un trabajado empate en Maturín ante Venezuela (2 - 2), la Selección peruana recibía a la siempre complicada y rocosa Selección uruguaya, que dicho sea de paso, llegaba con intenciones de por lo menos llevarse un empate para descansar tranquilamente en zona de clasificación hasta agosto.
En Perú la
situación era muy distinta. Las circunstancias que rodeaban el ambiente del
partido hacían suponer que, con el pitazo final de Julio Bascuñán, el único
resultado esperado era el del triunfo. Sobre todo si se conseguía siguiendo el
plan imaginario descrito antes del choque. Ese que decía que para ganarle a
Uruguay solo había una manera de hacerlo –aunque en el fútbol eso no sea
completamente cierto-: jugando ‘a la
peruana’.
Las
pizarras del ‘Tigre’ y del ‘Maestro’
Ricardo Gareca,
obligatoriamente, tuvo que hacer una modificación en su oncena titular. La
amarilla que recibió Christian Ramos en Venezuela lo sacó de este partido por
suspensión, lo que significó el debut como titular de Miguel Araujo –antes ya
había debutado, pero ingresando ante Ecuador-. El defensor de Alianza Lima
acompañó a Alberto Rodríguez en la zaga peruana, mientras que Miguel Trauco y Aldo
Corzo se mantuvieron como laterales.
Solo la línea del
fondo mostró cambios. Desde la primera línea de volantes hacia adelante, la
blanquiroja mantuvo el equipo que, desde el partido ante Paraguay en Asunción,
ya va saliendo de memoria.
Ricardo Gareca
mantuvo su habitual 4-2-3-1 sumándole el ingreso de Araujo por Ramos.
A diferencia de
Ricardo Gareca, la selección del maestro Óscar Washington Tabárez mostró
cambios en cada una de sus líneas; desde el portero hasta el nueve. A los
retornos de Fernando Muslera y Luis Suárez –salían de una suspensión-, se
sumaron los ingresos de Álvaro González por Egidio Arévalo Ríos y José María
Giménez por Sebastián Coates –ambos de bajo rendimiento ante Brasil-, además
del regreso a la titularidad de Jorge Fucile, quien no era parte del once
inicial desde el empate con Brasil por la quinta fecha.
Algo que no puede
pasar desapercibido en este 4-4-2 del ‘Maestro’,
es que tras cinco jornadas, José María Giménez volvió a acompañar a Diego Godín
en la zaga central; y después de muchísimo tiempo, el técnico montevideano
prescindió de Egidio Arévalo Ríos, uno de sus pilares en el equipo desde que
llegó a la celeste en 2006.
A diferencia del
once que se paró ante Brasil, el que pisó Lima mostró 5 cambios nominales.
Así se pararon
ambos equipos en el Estadio Nacional de Lima.
La importancia
del balón para disipar las dudas
Contando los
primeros minutos que marcaron el inicio del partido, fue muy fácil percibir que
el más cómodo en el terreno de juego era Uruguay. Apelando a la fricción en el
medio y a los lanzamientos largos de Giménez, Godín o Muslera –direccionados a
Suárez, Cavani o al ‘Cebolla’
Rodríguez-, a los orientales no les costó ni le tomó mucho tiempo incomodar a
Perú. Los de Gareca fácilmente fueron llevados al juego que más les incómoda y,
por consiguiente, que maximiza las opciones de Uruguay.
Todo partió desde
que Edinson Cavani y Luis Suárez empezaron a estar cerca de Miguel Araujo y
Alberto Rodríguez, imposibilitando no solo que puedan salir jugando, sino
también minimizando el apoyo que llegaba desde la línea de los medios por parte
de Renato Tapia y Yoshimar Yotún.
Perú intentó
salir jugando desde los defensores, sin embargo Suárez y Cavani estuvieron
hostigándolos desde el saque.
Al ser la
fricción una faceta del juego en donde Uruguay se impuso, se vio un Perú
dubitativo y confundido al no encontrar la herramienta con la que mejor se
vinculan sus futbolistas: el balón. Así fue muy sencillo ver como los excesivos
ojos puestos en Cavani y Suárez desubicaban a los defensores peruanos.
El sector
izquierdo peruano fue por donde Uruguay empezó a aproximarse al arco de Pedro
Gallese. Los balones ganados por la visita eran, en su mayoría, por la banda
del ‘Cebolla’ Rodríguez, así que
cuando Cavani y Suárez recibían con ventaja, sumándole los cierres de Trauco
hacia el medio, Carlos Sánchez tuvo espacio libre para recibir.
Luego de una fricción
pasando la mitad de la cancha, Uruguay ganó el balón con ventaja para dañar por
sector derecho con Carlos Sánchez.
Cuando Cristian Rodríguez
ganaba los lanzamientos largos, Cavani y Suárez agrupaban a los defensores
peruanos liberando, nueamente, espacio suficiente para Carlos Sánchez.
Con el correr de los minutos
Perú empezó a sacudirse de la incomodidad. La presión de Luis Suárez y Edinson
Cavani duró muy poco, de modo que los mediocampistas centrales tuvieron más
espacios para recibir delante de los defensores. Producto de su movilidad y
confianza, Yoshimar Yotún fue quien más libertad tuvo para sacar el balón
limpio, ya sea uniendo líneas o enviando lanzamientos frontales con
mucha precisión.
Yoshimar Yotún y Renato
Tapia encontraron los espacios para tomar protagonismo en la generación de juego.
Cuando los pases filtrados o
frontales de Yoshimar Yotún eran sostenidos por Paolo Guerrero –quien se
ubicada entre o delante de los centrales-, rápidamente llegaban los mediocampistas ofensivos para
sumarse al volumen de ataque. Uruguay juntaba excesivamente su línea defensiva,
aun teniendo el apoyo del ‘Tata’
González como un tercer central; eso le permitía a Perú explotar mejor a los
jugadores que llegaban por los lados.
Hasta cinco futbolistas
peruanos en posición de ataque. Los pases filtrados a las espaldas de González
y Vecino dañaban a Uruguay.
Los balones
empiezan a pasar más seguido por la línea de los medios. Yoshimar Yotún toma
mayor protagonismo.
Luego de un
inicio tenso y dudoso, Perú empezó a pesar más en el campo a partir de haber encontrado
el control del juego desde el manejo del balón, sobre todo en la zona de
gestación. Paolo Guerrero, André Carrillo, Christian Cueva y Édison Flores, con
más espacios, tuvieron mayor participación.
En el caso del 9
peruano, a Diego Godín y José María Giménez les costó referenciarlo. Ambos
defensores fueron presa fácil para el ariete del Flamengo cuando estos sufrían
los pases de Miguel Trauco o Yoshimar Yotún a sus espaldas.
Paolo Guerrero
tuvo una clara ocasión de gol luego de ganarles las espaldas a los defensores
uruguayos.
Las respuestas de
Uruguay nacían de los balones largos a los delanteros o de alguna falta
conseguida por Luis Suárez cerca del área rival. Cuando tenían la posesión del
balón, este pasaba muy poco por Álvaro González y Matías Vecino, y si los dos
de arriba no concretaban o terminaban la acción, Perú tenía hombres rápidos y
frescos para hacer las transiciones. Casi siempre encontrando a los defensores
retrocediendo.
Maximiliano
Pereira y Jorge Fucile retroceden a ocupar el espacio dejado por los centrales.
Perú llegaba con superioridad numérica en ataque gracias a las transiciones
rápidas.
Inmediatamente
después de la acción representada en la imagen anterior, Uruguay, con poco y
muy a la uruguaya, encontró la llave para abrir el marcador. Como en los
primeros instantes del encuentro, un balón ganado por el sector derecho de Perú
significó liberar el lado opuesto en favor de los celestes. Carlos Sánchez leyó
muy bien la jugada al ver como Miguel Trauco cerraba hacía centro intentando
presionar a Luis Suárez.
Esta imagen se
había repetido en más de una oportunidad, sin embargo Uruguay no pudo
capitalizarlo en un gol a favor. Esta vez Carlos Sánchez, a pesar de coger el
balón muy mordido, no tuvo inconvenientes para vencer a Pedro Gallese. Por
tercer partido consecutivo, Uruguay daba el primer golpe para ponerse en
ventaja.
‘El Pato’ Sánchez
apareció por la banda derecha para poner en ventaja a su selección. Como en el
arranque, muchos ojos puestos en Cavani y Suárez.
Si la Selección
peruana no quería sentir el golpe uruguayo como definitivo, no tenía que perder
la brújula ni desechar lo que hasta antes del gol de Sánchez había conseguido
con el balón; y así lo hicieron. Mientras que Uruguay siguió apelando a su plan
inicial, los de Ricardo Gareca mantuvieron el orden y siguieron rotando el
balón con criterio.
Yoshimar Yotún,
quien se había erigido como el equilibrio en el mediocampo, mantuvo lucidez y
claridad para dañar a Uruguay con sus pases frontales, ya sea buscando a los
extremos o Paolo Guerrero. Álvaro González y Matías Vecino, quienes dudaban
mucho en salir a presionar al lanzador, se vieron muy superados.
Yoshimar Yotún
tuvo espacio y tiempo suficiente para levantar la cabeza, mirar a Guerrero y
lanzar con precisión el pase que derivó en el gol del empate.
Por el trámite
del partido, el gol de Paolo Guerrero puso las cosas en su sitio. Desde la
confianza y el convencimiento de la idea del técnico, Perú dibujó con el
control del esférico el camino para llegar al empate.
De ahí hasta el
cierre del primer tiempo, lo más destacado fue la lesión de Christian Cueva. El
10 del São Paulo se sintió en la parte posterior
del muslo izquierdo, por lo que el ingreso de Paolo Hurtado a los 43’ se hizo
efectivo. ‘El Caballito’, que en el Vitória Guimarães ha estado jugando como mediapunta, se
ubicó en la posición de Cueva, detrás de Paolo Guerrero.
La confirmación
de la maduración
Con el ya
conocido ingreso de Paolo Hurtado por Christian Cueva, la etapa complementaria
no mostró ningún otro cambio. Lo que sí cambió fue lo visto en el terreno de
juego. Mientras que en el primer tiempo la Selección peruana tuvo un comienzo
confuso, en el arranque de los segundos 45’ mostraron la cara que, estética y
futbolísticamente, mejor conecta a sus futbomlistas con el juego.
Uruguay, al verse
sorprendido, empezó a replegar cada vez más sus líneas, lo que sin duda
favoreció a una Selección peruana con mucha movilidad para ocupar los espacios.
Dicha movilidad
recaía principalmente en los extremos y el mediapunta. André Carrillo, Édison
Flores y Paolo Hurtado no tenía posiciones fijas. En ocasiones ‘La Culebra’ llegaba por izquierda, ‘El Orejas’ por el centro y ‘El Caballito’ por la derecha; siempre
acompañados por el mediocampista más claro y que más se desprendía de su
posición: Yoshimar Yotún.
Cuando Yoshimar
Yotún se desprendía para mostrarse como apoyo, Renato Tapia se quedaba
sosteniendo en el medio. En la imagen se ve que 4 futbolistas peruanos
triangulan sobre tres uruguayos. Superioridad numérica + movilidad + desmarque
= progreso ofensivo.
El juego de la
Selección peruana terminó por aislar a las dos cartas de gol que tenía Uruguay:
Edinson Cavani y Luis Suárez. Aunque se rebuscaron espacios para juntarse y
generar peligro en el primer tiempo, Alberto Rodríguez y Miguel Araujo estaban
haciendo un buen trabajo de anticipación sobre ellos. Ambos centrales peruanos
siguieron cumpliendo con su misión.
Asimismo, cuando
Perú recuperaba el balón, el poseedor siempre tenía como mínimo dos opciones
para descargar y seguir avanzando. La distancia entre los delanteros y los
mediocampistas uruguayos les permitía a Yotún y a Tapia jugar con mayor libertad.
Si a dos futbolistas de primera línea con mucha técnica les das el espacio
suficiente para pensar, es más probable que termines corriendo detrás del balón
que con el; y Uruguay empezó a sufrirlo.
Edinson Cavani y
Luis Suárez se encontraban muy distantes. La defensa peruana terminó
aislándolos.
Perú rotaba el
balón con mucha rapidez. Al trasladar el juego por un lado, el lado opuesto
quedaba libre para mover al rival y seguir progresando en ataque.
Para que Perú
maximizara sus posibilidades de llevar su control del balón al dominio del
juego, la solidaridad de sus futbolistas fue fundamental. Al perder el balón en
fase ofensiva, los extremos apoyaban en el retroceso para no quedar en
inferioridad en un contragolpe rival. De este modo, los pocos hombres que
empleaba Uruguay para sus contragolpes no generaron peligro.
Perú rotaba el balón con rapidez. Al trasladar el juego por un lado, el opuesto quedaba libre para mover el ataque y progresar el ataque.
Carlos Sánchez y Edinson Cavani quedan rodeados de hasta 5 futbolistas peruanos. El contragolpe uruguayo no tenía los hombres suficientes para generar superioridad.
Carlos Sánchez y Edinson Cavani quedan rodeados de hasta 5 futbolistas peruanos. El contragolpe uruguayo no tenía los hombres suficientes para generar superioridad.
A los 50’,
seguramente en una de las mejores asociaciones de la Selección Peruana en toda
la Eliminatoria, el grito del 2-1 se ahogó cuando el balón pasó muy cerca del
palo poste izquierdo de Fernando Muslera. Uruguay se encontraba muy sometido y
cada vez replegaba más sus líneas, pero sin cerrarle espacios a los de Gareca.
Sobre todo porque las espaldas de sus mediocampistas no tenían respaldo y
siempre eran aprovechadas por los atacantes peruanos. Perú era más, solo le
faltaba llevar el dominio del juego al resultado.
Laterales
profundos para generar superioridad en ataque (Trauco y Corzo). Paolo Guerrero
y Édison Flores con espacios detrás de Vecino y González. Mientras los
mediocampistas uruguayos intentaban achicar, los defensores se quedaban muy en
línea sin respaldar el achique.
El gol de la
remontada se veía cada vez más cerca en la portería de Muslera; y los
futbolistas peruanos lo sabían, por lo que siguieron sometiendo a Uruguay con
el mismo libreto. Hasta que llegó el gol de Édison Flores.
Diego Godín –unos
de los mejores centrales del mundo- es un defensor al que le cuesta mucho
cuando lo sacan del área. Perú lo hizo en muchos pasajes del partido, y una
tenía que aprovecharla. Así fue como André Carrillo se sacó de encima a un
Godín fuera de su posición, para luego enviar un centro en busca de Paolo
Guerrero –quien llegaba atacando el lugar dejado por el 3 uruguayo-. ‘El Depredador’ le puso el ‘pecho a las
balas’ para controlar el balón, y este le quedó servido a Édison Flores para que
marque su primer gol en el Estadio Nacional con la camiseta de la Selección
peruana –ya le había marcado a Chile en Santiago y a Paraguay en Asunción-. A
los 61’ llegó el 2-1 que ya se hacía esperar demasiado.
Diego Godín,
saliendo del área, fue fácilmente superado por André Carrillo. Paolo Guerrero y
Édison Flores llegaron desde atrás atacando el espacio dejado por el defensor
charrúa.
Con
Uruguay, sufrir no es una decisión
Luego de haber
remado contra la corriente para empatar y luego voltear el marcador, Perú
empezó a sentir el desgaste físico, no solo por lo hecho antes del gol, sino
también por lo que significó conseguir el empate en Maturín ante Venezuela.
Uruguay, con su
acostumbrado empuje para sacar adelante partidos en donde fueron superados
desde el juego, se acercó poco a poco al arco de Pedro Gallese. El maestro
Óscar Tabárez, buscando piernas frescas –y con fútbol, sobre todo-, decidió
enviar a Jonathan Urretaviscaya –debutando internacionalmente con la selección
absoluta de Uruguay- y a Giorgian De Arrascaeta.
Sin embargo, ‘Urreta’ no duró más de 13’ en el terreno
de juego al ser expulsado por Julio Bascuñán. De esa manera, con superioridad
numérica, Perú tenía todo para recuperar el control del esférico y defenderse
con la posesión del mismo. Pero tampoco fue así; Uruguay no escatimó esfuerzos
y siguió en lo suyo. Aun así Perú tuvo un par de ocasiones que pudieron
sentenciar el partido, empero, estando frente al arco celeste, no se tomó la
mejor decisión.
Quizás la acción
que pudo cambiar el rumbo del partido fue el testarazo de Diego Godín que,
quitándole un suspiro más a todos los peruanos, chocó en el travesaño.
Con cinco saques
de esquina y un par de tiros libres venenosos en los últimos 20’, Uruguay pudo
lograr su cometido: irse de Lima con algo bajo el brazo. Finalmente eso no
ocurrió y Perú sacó más que tres puntos.
En un partido que
tuvo absolutamente de todo –con cada equipo imponiendo su plan-, la Selección
peruana demostró que se ha acostumbrado a jugar y afrontar partidos de alto
riesgo, empleando, sobre todo, eso que costó entender pero que tras la Copa
América Centenario va quedando cada vez más claro: la idea del técnico.
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