Vicente Suanno (@VicenteSuanno)
El futbolista es
deportista. En teoría, el deporte debería ser un puente para unir a todas las
personas que por religión, ideología o posición social tienen diferencias. Sin
embargo, no dejamos de ser ciudadanos que habitamos este hermoso país al cual
defendemos en el campo de juego nacional o internacionalmente.
Los jugadores pasamos por
las mismas vicisitudes de todos los venezolanos. Estamos inmersos en los
problemas y crisis que nos golpean como
nación. Desde pequeños nos formamos en grupos entendiendo siempre que en la unión
está la fuerza y que los once jugadores no pueden pensar igual, pero siempre pueden
estar de acuerdo en que el equipo (país, nación) es lo más importante y que
para ganar un partido hay que jugar como uno solo: sin egos ni división.
Al contrario, se debe
hacer como los mejores hermanos que comparten todo y su única meta es que la
familia siempre salga primero. Mi opinión es muy sencilla y de la cual me hago
responsable. Digo mía porque no puedo hablar por el 100% de los futbolistas,
pero sabiendo que muchos piensan igual. Hemos pasado 18 años divididos, nos han
sembrado quienes ostentan el poder condiciones en las cuales no se puede
discernir, fijando algún bando, si estas con nosotros o eres mi enemigo, y yo
siempre me he preguntado: ¿Si somos una nación o un país no deberíamos jugar
todos para el mismo equipo?
Siempre habrá debate y no
estaremos todos de acuerdo, pero cuando un equipo sale a ganar no importa si eres
bajito, alto, zurdo, derecho a mi lo que me importa es que tu portas el mismo
uniforme y te protegeré y alentaré hasta mi último suspiro, porque estas en mi
equipo y vamos a ganar. Eres mi hermano de diferente sangre, pero el uniforme
que llevamos puesto nos unirá más allá de un fin sanguíneo.
Tengo 34 años. Nací el 01/01/1983
y desde que tengo uso de razón he escuchado que Venezuela esta jodida, que no
sirve. Me acuerdo del caracazo, del golpe del 92… Creo que vivo la debacle de
lo que llaman la IV República, sin embargo recuerdo con mucho cariño mi niñez,
soy hijo de unas padres trabajadores, nieto de inmigrantes italianos que
vivieron la Segunda Guerra Mundial de los cuales me siento profundamente orgulloso
de llevar su apellido. Me formé como futbolista en el Instituto Cumbres de Caracas
y en la Academia Venezolana de Fútbol. En la mañana estudiaba con gente muy
pudiente de los cuales guardo grandes amigos y en la tarde jugaba futbol con
mis compadres de Catia, Nuevo horizonte, Antímano, 23 de Enero, Los Frailes, Caricuao,
de los cuales tengo los mejores amigos y los conservo hace 23 años. Éramos unos
chamos pendientes de jugar, disfrutar, pasarla bien. Nadie hablaba de política,
de si tú eras escuálido o chavista, si tú eras rojo o azul, nadie,
absolutamente nadie.
Nos juntábamos con
frecuencia a ver los juegos de la vinotinto (en ese entonces lo pasaba Radio Caracas)
y lo único que queríamos era llegar a jugar profesional, ese era nuestro sueño,
nuestra meta. Hoy veo con profunda tristeza familias enteras divididas, hijos,
padres, hermanos, colegas, venezolanos emigrando, amigos que ni se hablan, todo
por una ideología que se basó en una división y en generar odio para el que
pensara distinto. ¿Qué nos pasó?
Pues nos ganó el odio,
dividimos el equipo, salimos a jugar y nos llenaron el saco (nos golearon) y
estamos con las tablas en la cabeza, ahora hay que todos juntos eliminar tanta
desgracia y ponernos el uniforme vinotinto, jugar para el mismo equipo, y el
que no quiera que se busque otro plantel, sé que hay mucha gente que ha sufrido
desde antes de este gobierno y en el actual, gente que ha perdido seres
queridos a causa de la delincuencia y hampa que por el sistema nosotros mismos
hemos creado, gente olvidada por gobiernos anteriores y muchas otras razones,
pero ya el país no está para egoísmos.
La fecha pasada todos los
futbolistas como iniciativa de la Asociación Única de Futbolistas Profesionales
de Venezuela y con el respaldo unánime de todos los futbolistas hicimos un
minuto de silencio en todas las canchas, y a pesar que la TV no lo transmitió,
fue nuestra manera de mostrar respeto a todas esas personas que ya no nos
acompañan y solo desean un cambio de país, un país que sea un equipo nuevo con
hambre de gloria donde quepan todos, donde el nombre de Venezuela sea más
importante que el apellido que llevamos cada uno en el uniforme atrás, donde el
delantero piense algo distinto al lateral derecho, pero no sea inconveniente
para tirar el mejor centro de gol y el delantero solo ponga el pie para
empujarla y celebrar todos el gol, ese es el país que yo quiero, el de la Academia
Venezolana de Fútbol con chamos de todos los rincones de Venezuela que aspiran
a ser mejor.
El futbol me enseño tanto
durante mi carrera, cada día es una enseñanza, por eso es que el futbol no
puede parar, porque nos enseña a cada día ser mejor, la gente olvida lo bien
que lo hiciste ayer si no lo reafirmas mañana. Hay que levantarse a las 6:00 am
a entrenar porque hay juego el domingo y hay que ganar Venezuela, que nadie se
desanime que nadie baje los brazos que haya tolerancia, que juguemos todos para
el mismo equipo y que descansen en paz todos los venezolanos que no llegaron al
partido
Pronto Venezuela tendrá más
balones que balas, mas zapatos de fútbol que pistolas, más uniformes que
chalecos antibalas, ¿Por qué no? Estoy seguro que somos la inmensa mayoría que
lo queremos así. Pero esa es solo mi opinión de un futbolista que se levanta
todos los días a trabajar en un equipo campeón.
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