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Diego Sancho (@SanchoDiegoo) 

Decir que un equipo juega siempre igual es un atentado contra la humanidad. Porque este deporte lo juegan humanos, no máquinas. Lo que puede pasar es que un equipo busque jugar a lo mismo, la intención por encima del resultado. En ese sentido, el Deportivo Anzoátegui cambia poco de guion. A nivel de formas, el equipo de Nicolás Larcamón busca el mismo rendimiento. Ese en el que un partido jugado en un día queda 3-0 y meses después, 0-4

Este equipo sorprendió en la jornada inicial de la competición por su juego de transiciones rápida. Tras la recuperación del balón no triangula, busca a sus volantes de buen pie para el pase largo hacia los puntas, de gran corrida vertical. Sin el balón, un 4-4-2 buscando el robo y llamando al rival a su campo para sorprenderlo retrocediendo. Con ese planteamiento le hicieron tres goles en cuarto de partido a Huracán en Venezuela.

Sin saber cómo entrena Huracán, podríamos intuir que - según como un equipo entrena, juega- practica mucho los centros al área. Principalmente desde el costado derecho, con Lucas Chacana desbordando por ese costado. Además que son muy audaces en el juego aéreo. Tiene al referente del buen pase en Argentina como Rolfi Montenegro, que sabe pegarle al balón y colgar buenos envíos hacia el área.


En Venezuela hay escasa noción del juego de posición. De modo que conceptos como posesión defensiva no son manejados por los técnicos caribeños, o por lo menos no en la práctica de sus dirigidos. De  modo que darle la pelota a estos conjuntos y presionarlos puede ser muy efectivo. Así llegó el primer gol de la hazaña, producto de un error del arquero Beycker Velásquez en la salida rasa del balón, debilidad que sabrían los argentinos si estudiaban su comportamiento con el balón en los pies.

De tantos centros al área, negocio en el que el azar y los rebotes suelen abrir puertas, llegó el 2-0. Velásquez no se resbaló en la jugada, pero tampoco se lanzó hacia el remate. Dos errores que lo condicionaron. Los locales sacaban crédito consiguiendo un gol jugando a lo que las características de sus jugadores les permiten.

El globo sufrió constantemente el encuentro, pese haber ganado por goleada. El carácter reactivo de su rival le obligaba a retroceder tras cada pérdida, y casi cede el fundamental gol de visitante en varios pasajes del partido. Para contener esta indeseada transición fue importante el trabajo por el carril central. Es muy fácil prevenir contragolpes con el mediocampo colapsado, ahí “Kaku” Gamarra tuvo un rendimiento silencioso interrumpiendo potenciales estocadas anzoatiguenses.

El 3-0 llegó por la vía menos analizable del juego, el disparo a larga distancia. El remate de Leandro Cuomo puso el gol decisivo para igualar una llave que parecía definida en la ida. La falla que significó el pase eludiendo los penales, quizá por tratarse de los efervescentes minutos finales, tuvo un error puntual en la marcación y un rebote favoreció al Kaku para cerrar una noche épica. En suma, los del profesor Asconzábal tuvieron que explotar las debilidades del rival, jugar como se entrena entre semana, buscar de larga distancia y luchar hasta el último minuto para conseguir el ansiado 4-0.

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