Decir que un equipo juega siempre igual es un atentado contra la humanidad.
Porque este deporte lo juegan humanos, no máquinas. Lo que puede pasar es que
un equipo busque jugar a lo mismo, la intención por encima del resultado. En
ese sentido, el Deportivo Anzoátegui cambia poco de guion. A nivel de formas,
el equipo de Nicolás Larcamón busca el mismo rendimiento. Ese en el que un
partido jugado en un día queda 3-0 y meses después, 0-4
Este equipo sorprendió en la jornada inicial de la competición por su juego
de transiciones rápida. Tras la recuperación del balón no triangula, busca a
sus volantes de buen pie para el pase largo hacia los puntas, de gran corrida
vertical. Sin el balón, un 4-4-2 buscando el robo y llamando al rival a su
campo para sorprenderlo retrocediendo. Con ese planteamiento le hicieron tres goles en cuarto de partido
a Huracán en Venezuela.
Sin saber cómo entrena Huracán, podríamos intuir que - según como un equipo
entrena, juega- practica mucho los centros al área. Principalmente desde el
costado derecho, con Lucas Chacana desbordando por ese costado. Además que son
muy audaces en el juego aéreo. Tiene al referente del buen pase en Argentina
como Rolfi Montenegro, que sabe pegarle al balón y colgar buenos envíos hacia
el área.
En Venezuela hay escasa noción del juego de posición. De modo que conceptos
como posesión defensiva no son manejados por los técnicos caribeños, o por lo
menos no en la práctica de sus dirigidos. De
modo que darle la pelota a estos conjuntos y presionarlos puede ser muy
efectivo. Así llegó el
primer gol de la hazaña, producto de un error del arquero Beycker Velásquez
en la salida rasa del balón, debilidad que sabrían los argentinos si estudiaban
su comportamiento con el balón en los pies.
De tantos centros al área, negocio en el que el azar y los rebotes suelen
abrir puertas, llegó el 2-0. Velásquez no se resbaló en la jugada, pero tampoco
se lanzó hacia el remate. Dos errores que lo condicionaron. Los locales sacaban
crédito consiguiendo un gol jugando a lo que las características de sus
jugadores les permiten.
El globo sufrió constantemente el encuentro, pese haber ganado por goleada.
El carácter reactivo de su rival le obligaba a retroceder tras cada pérdida, y
casi cede el fundamental gol de visitante en varios pasajes del partido. Para
contener esta indeseada transición fue importante el trabajo por el carril
central. Es muy fácil prevenir contragolpes con el mediocampo colapsado, ahí “Kaku”
Gamarra tuvo un rendimiento silencioso interrumpiendo potenciales estocadas
anzoatiguenses.
El 3-0 llegó por la vía menos analizable del juego, el disparo a larga
distancia. El remate de Leandro Cuomo puso el gol decisivo para igualar una
llave que parecía definida en la ida. La falla que significó el pase eludiendo
los penales, quizá por tratarse de los efervescentes minutos finales, tuvo un error
puntual en la marcación y un rebote favoreció al Kaku para cerrar una noche
épica. En suma, los del profesor Asconzábal tuvieron que explotar las
debilidades del rival, jugar como se entrena entre semana, buscar de larga
distancia y luchar hasta el último minuto para conseguir el ansiado 4-0.
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