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Gabriel González (@Gabochini)


La "era Sampaoli" ha comenzado. El pasado viernes 9 de junio se realizó el primer partido de la Selección Argentina de Jorge Sampaoli. Fue ante la poderosa Brasil de Tite, en la ciudad de Melbourne, Australia, donde resultó victorioso el combinado albiceleste (1-0) con gol de Gabriel Mercado. Sin dudas, un duelo tan amistoso como llamativo.

Es corriente creer que el primer partido de un entrenador al mando de su nuevo equipo diluye poco o nada para analizar; precisamente, no es este el caso. Argentina, con timonel de estreno, no sólo ha ganado a una de las selecciones con mejor rendimiento a nivel mundial en la actualidad (estando ausente su mayor estrella: Neymar Jr), sino que ha demostrado acciones y movimientos interesantes para el análisis.

El cuadro celeste y blanco, como era de esperarse, mostró diversas modificaciones en cuanto a su modelo de juego. Apenas había sonado el silbato y Argentina ya empezaba a ocupar espacios en terreno brasileño. Una marcada presión alta, a sólo trece segundos de partido, obligaba a Weverton a enviar un pelotazo para evadir la asfixia rival. Acción congruente con la línea e idea del entrenador actual.

La escasa generación de juego ha sido uno de los déficits notables de la Selección Argentina en el último tiempo. La descompensación para la creación se había convertido en pan de cada día. Y una de las exigencias que debe cumplir el nuevo seleccionador para establecer la idea planteada en el equipo es la de recuperar y/u optimizar la gestación. Sin ser muy determinantes, hasta ahora transita esa recuperación, y esto ha sido evidente en algunos rasgos demostrados por la albiceleste en el partido.

Sin prisa


Argentina, en específicas ocasiones (post-recuperación en terreno propio), al no hallar espacios por donde avanzar en el terreno de juego, apelaba a jugar hacia atrás con Sergio Romero. En las siguientes imagenes, visualizamos cómo se generaba superioridad numérica ante la presión alta de Brasil.


Los efectivos argentinos tocaban entre sí para desactivar la presión brasileña, la cual preocupó muy pocas veces en el partido. Con una característica parsimonia en la fase de iniciación de juego, los futbolistas detectaban claramente los pasillos por donde enviar la pelota para trasladar las intenciones ofensivas a zonas más favorecedoras. Drenar y progresar.





Presión tras pérdida

Esta conducta defensiva requiere de mucho compromiso por parte de los futbolistas cercanos a la escena de quite/intercepción. Denota voluntad y apoyo colectivo para cierto fin; volver a tener la pelota para aperturar el abanico de opciones en ataque (ser directos en transición, temporizar en posesión y reiniciar o ejercer ampliación de juego para lastimar desde el costado adverso, ejemplificando).


La cercanía entre futbolistas argentinos a la hora de atacar (con el objetivo de interactuar entre sí para combinar y llegar con intrepidez), facilita este requerimiento esencial para aplicar el modelo de juego del DT casildense. "Atacar mucho y luego recuperarla con la ilusión de volver a atacar".

Movimiento y permanente intercambio de roles

Un movimiento táctico flagrante en el trascurso del encuentro fue la permuta entre Éver Banega y Lucas Biglia para colaborar en la salida limpia o iniciación de la jugada entre los dos centrales.


Este canje continuo de responsabilidades generaba confusión en la línea ofensiva de la canarinha (compuesta por dos extremos y un delantero centro). El tridente contrario no logró detener las intenciones de los dos mediocampistas albicelestes, quienes se las arreglaban para gestar y enlazar -según el rol que cada uno estuviese ejerciendo en determinado momento-.

Cuando esto no ocurría, Banega y Biglia quedaban apareados entre sí para salir jugando. Messi y Dybala, también de constante movimiento en zona de interiores (Paulo en varios momentos del partido también hacía de extremo derecho), retrasaban un poco sus respectivas posiciones para recibir y propulsar el ataque.

Argentina también mostró otras disposiciones que predominaron su accionar en el partido: Anticipaciones al cuasi-receptor (acción defensiva primordial para Sampaoli), específicas variantes en fase de iniciación de juego, modos de presión en zona... Como también fue un equipo escaso en profundidad y en dominio del partido, falto de dinamismo en zona 3 y sufrió más de una vez en defensa (salvo un disparo de Di María que se topó con el poste vertical, las oportunidades más peligrosas fueron para Brasil). El comienzo tampoco fue un acierto en todo. Y, como todos, partido complejo o casi imposible de desmenuzar en su totalidad.

Para nadie es un secreto que apenas es el primer partido de la Selección Argentina bajo la conducción del ex entrenador del Sevilla FC. Sin embargo, es notorio que en estos primeros minutos la propuesta ya empieza a tomar forma.


Es importante rescatar este partido ante Brasil para medir el volumen de ejecuciones futbolísticas que conformarán el "ciclo Sampaoli"; primer paso para concretar conceptos y automatismos, algunos que se van horneando gradualmente con la consigna de llegar a la recta final de las Eliminatorias con posibilidades de pensar en Rusia 2018. Inevitablemente, ilusiona el porvenir.

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