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Hovannes Marsuian (@HMarsuian_)
En una película, dependiendo de cómo va avanzando la trama, se puede saber qué puede ocurrir y qué tipo de escena vamos a encontrar. Ahora, imaginemos el plano de un futbolista y una puerta. Hay muchos que la tocan, pero se van porque no logran que le abran. Otros tardan para entrar. Algunos ingresan aunque se demoran muy poco. Mientras ciertos jugadores cuentan con el privilegio de acceder sin tener que llamar. Porque nacieron con la llave que permite irrumpir sin un permiso, ya que están destinados a hacer algo más grande que llegar. Son personas con un talento especial para jugar al fútbol. En este grupo puede introducirse Federico Valverde, quien consigue demostrar en su debut con la mayor de Uruguay que es un tipo distinto. El acto lo podemos llamar, “un uruguayo iniciando su legado en Paraguay”.

Su convocatoria sorprendió a muchos, pero su titularidad contra Paraguay de visitante impactó más, sobre todo porque Uruguay tenía cuatro partidos sin ganar en las Eliminatorias (desde el 10/11/2016 contra Ecuador). Había desespero y urgencia por una victoria. Y Fede Valverde entendió el mensaje y actuó a la altura.

Su partido no es una sobresaliente, pero demuestra que posee la calidad para ser titular con la mayor de Uruguay. Su ciclo con la Sub-20 culmina hace unos meses con el cuarto lugar en el Mundial Corea del Sur 2017, donde realiza un torneo brillante, en el que consigue impactar a muchos.

El debut lo vivió con Matías Vecino en el medio campo, donde formaron un doble pivote en un sistema 4-4-2 En el cual, su compañero realizó el rol que acostumbró a ejecutar con la Sub-20: “la salida lavolpiana” (retrasar la posición para colocarse entre los centrales y generar superioridad numérica desde atrás. Valverde se encargó en pocos momentos de efectuar dicho concepto. Su tarea se trató más de ofrecerse entre los delanteros y el medio rival para poder darle volumen al juego.


Cuando no consiguió espacio entre líneas, se acercó para apoyar a los centrales y a Vecino, ya se intercambiando rol con su compañero del medio o colocándose en la zona del lateral, como un tercer defensor, para crear una línea de pase libre y así progresar. Muy al estilo de Kroos en el Madrid. Valverde tiene don de ser un futbolista dinámico, que vive moviéndose para ofrecerse. Es difícil descifrar cuál va a ser su zona.

Logró demostrar sus dos caras. Como un típico “5”, donde ayudó a sacar a su equipo desde atrás, alcanzó darle algo de fluidez de juego y demostró su gran posicionamiento en la cancha para anticipar, cerrar líneas, cortar y robar. Pero también actuó el del carácter ofensivo, en el que manifestó conducciones potentes y un disparo de lejos – que se desvió – en donde consiguió poner en ventaja a su selección. Uruguay no jugó bien, pero Valverde procedió como una pieza experimentada y por momentos maquilló el partido del conjunto charrúa.

Además de la victoria después de un tiempo, la noticia positiva para Uruguay es el doble pivote Matías Vecino-Fede Valverde, quienes están capacitados para apoyar y marcar defensivamente, pero sobre todo pueden ser la brújula (dictar ritmo y generar volumen de juego desde el medio) para terminar de asegurar un puesto en el Mundial de Rusia 2018.

Abre una puerta importante – la selección mayor uruguaya –, pero todavía debe abrir muchas más. Es joven. Y el camino que le queda por recorrer es largo. Actualmente, tiene que ganarse un puesto en el Deportivo (donde está cedido, su ficha es del Real Madrid) y mantener la titularidad que se ganó contra Paraguay. Definitivamente el aficionado del fútbol va a disfrutar, y ya lo está haciendo, de su juego.

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