Diego Sancho (@SanchoDiegoo)
Una de las razones por las que seguramente
se pueda considerar el gol de Olivier Giroud como nominado al Premio Puzkas puede
ser no sola por su majestuosidad de su definición, sino por la concepción de la
jugada. En la misma surge una transición en la que Alexis Sánchez frena al
borde del área y cruza un balón. El mismo puede ser al arco o a un compañero.
La intervención del chileno en esa zona se ha convertido en una postal ludo-gráfica
de su juego ofensivo.
Alexis es un futbolista que se dio
cuenta del potencial que tenía desde adolescente. Y del que podía tener. Siguió
creciendo luego de pasar la edad formativa (que en las categorías inferiores se considera
relativamente hasta los quince años) y se impregnó de una mentalidad ganadora. Por
su proyección desde su etapa en Colo Colo, parecía que se trataba de un animal
competitivo.
“He llegado a un nivel que he competido con grandes
jugadores. No me siento inferior a ninguno. Me comparo con Messi, con
Cristiano. Tengo la misma capacidad de ellos”, Alexis Sánchez (octubre de 2016).
Y por más de que daba la impresión
de que lo era, jamás lo ha sido. Animales competitivos son Messi y Cristiano
que han demostrado a lo largo de su carrera que pueden cambiar la historia de
un partido con su talento y determinación. Sánchez, que bien ha torcido algunos
marcadores, no ha podido ser diferencial en la más alta competencia. Mientras
su ex compañero del Barcelona consumaba el hat-trick que metía a Argentina en
el mundial de Rusia, “La Roja” sucumbía 3-0 en Sao Paulo sin que pudiera
ponerse la capa de héroe.
Los futbolistas rara vez mejoran sus
recursos técnicos. La mayoría se da cuenta de sus capacidades y trabaja para
reforzarlas, pero por alguna razón Alexis buscó la manera de trabajarlas todas.
Ciertamente hay facetas de juego en las que encaja mejor ofensivamente, pero ha
tenido el sacrificio defensivo contemporáneo con el de las grandes individualidades
del fútbol europeo. El tenerse fe incluso en contextos adversos lo hizo un
jugador distinto.
Ha llegado el punto en su carrera en
el que las cosas ya no van en ascenso. Desde que salió de Chile siempre
prometía. Su versión sudamericana en la que tenía la viveza de tirarse en el
área en un partido de Copa Libertadores ante Caracas quedó atrás. Hoy, si se
tira en los campos de la Premier rompería un código implícito en el que los
jugadores prometen no simular faltas.
Y tuvo la suerte de contar siempre
con equipos en los que no era el único referente ofensivo. Compartió la última
dupla esperanzadora que tuvo a Radamel Falcao como su compañero en el River
Plate pre-descenso. En Údine, tenía al mejor Di Natale como delantero centro;
en Barcelona, a Messi. Incluso en Arsenal comparte con Mesut Özil y Giroud,
quien puede agradecerle de por vida el pase del mejor gol de su carrera.
A fin de cuentas no es diferencial
en Londres. Arsene Wenger ha mostrado que su idea de juego da abasto para más
de un definidor. Ni con el mejor Thierry Henry el equipo se vio pensado para
las demandas de un solo jugador. Si tomamos en cuenta el perfil ofensivo de
Alexis, siempre va a precisar de compañeros para apoyarlo. Un jugador que tiene
llegada por la banda como él requiere de compañeros que desdoblen o le
acompañen el 2 contra 1. Aunque parezca
que “gana partidos solo”, el juego revela que es beneficiario del sistema al
que pertenece.
Ahora ve que su carrera tiene otro
tinte sin la clasificación a Rusia y un difícil fin de ciclo en el Arsenal.
Incluso Wenger acaba de exponer la hipótesis de un Arsenal sin Alexis en el
futuro, por primera vez desde 2014. Si bien el destino del tocopillano es una
incógnita, la manera en la que se pueda sacar lo mejor de su juego no lo es.
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