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Hovannes Marsuian (@HMarsuian_)

La sociedad cada día avanza más rápido. El mundo y los elementos dentro de la misma cambian. Como el fútbol, que evoluciona sin mirar atrás y cada año hay un concepto, una idea o una manera de jugar diferente. Pero también existe confusión, porque la transmisión de las definiciones no son las correctas, lo que provoca una interpretación alejada de la realidad. Uno de los significados que merece profundidad en el fútbol actual es “la salida lavolpiana”, que es una corriente comúnmente utilizada, pero que produce en muchos poca comprensión, porque el mensaje no posee explicación o dicha descripción no tiene la información precisa.

“La salida lavolpiana” es una corriente, ideada por el técnico argentino Ricardo La Volpe, utilizada en el fútbol actual en la fase inicial de construcción ofensiva de un equipo para sacar el balón desde atrás de forma efectiva, en donde los centrales se abren (cercanos a la banda) y el mediocentro se incrusta entre ellos, mientras los laterales, en máxima amplitud, avanzan su posición, subiendo una línea, aproximándose a los extremos, que como resultado, suelen actuar por dentro. Alejándose cada futbolista de manera equilibrada para no estorbarse y así ocupar de forma racional el terreno de juego.


La idea es que se realicen los movimientos “de lateral a volante por la banda”, “lateralización de los centrales” y “mediocentro a la zona de líbero”. La intención es dejar un espacio, que va a estar ocupado por alguien distinto, para crear uno nuevo y así mantener el equilibrio (liberar una zona para que pueda ser aprovechada por otro). La puesta en escena debe quedar con tres futbolistas (mediocentro y centrales) en la primera línea y en la segunda pasa a ser de cuatro jugadores (laterales abiertos y dos interiores), escenario que facilita el encuentro de líneas de pase.


Se puede llevar a cabo por medio de dos vías: desde una acción a balón parado (saque de meta) o con el balón en juego pero partiendo desde la zona de iniciación. El mediocentro al momento de incrustarse entre los centrales debe hacerlo con pulcritud, ya que tiene que ver si algún rival lo sigue, es decir, debe saber cómo y cuándo realizar el movimiento para así poder recibir orientado.


La ejecución de “la salida lavolpiana” posee un alto riesgo, porque se deben tener varios aspectos claves para su desarrollo, como la necesidad de futbolistas (contando al portero) con una buena capacidad técnica (control, conducción, pase), interpretativa (inteligente en la toma de decisiones, para así aprovechar los espacios, donde el timing es importante) y con atrevimiento (arriesgarse a dar pases bajo presión, que ayuden a superar líneas). Además, la existencia de un mecanismo de movimientos para que la idea no termine siendo predecible.

Aunque existe un riesgo al ejecutar esta salida, la fase de iniciación del equipo produce amplitud, más opciones de pase en el segundo escalón, donde le proporciona líneas de recepción a los interiores y habilita la zona de aceleración. Además, como razón principal, combatir así la presión alta contra dos delanteros rivales, ya que normalmente se igualan en la salida con los centrales (2 vs 2) y complica la progresión construida; mientras que con “la salida lavolpiana”, en esa primer escalón de iniciación, con el mediocentro incrustado entre los centrales, se crea superioridad numérica (3 vs 2), donde es más fácil encontrar al hombre libre y superar esa primera línea de presión.

“La salida con tres hombres desde atrás es muy buena porque modificas la presión del contrario. Aunque ellos te presionen con dos (un punta y un mediapunta), al salir con tres hombres les obligas a ponerse en paralelo, en 4-4-2, y ahí ya los superas”, Pep Guardiola.

Se forman así diversas líneas horizontales. La amplitud de los centrales permite la entrada del concepto lado fuerte-lado débil, donde se busca juntar en un lado a los dos puntas rivales (atraer) y una vez estén fijados se lleva el balón al lado contrario, donde espera un futbolista libre. El mediocentro, por la distancia entre los defensores, va a actuar de eje para llevar el balón de una banda a otra de una forma mucho más segura y eficaz; ya que no tienen que dar pases extremadamente largos que amplíen las posibilidades de interceptación del rival. La idea es encontrar el lado débil de la presión del oponente para poder avanzar a la segunda línea por esa zona, ya sea en conducción o tocando.


El rival va a intentar anular esa desigualdad que produce “la salida lavolpiana”. Buscando transformar dicha diferencia en una situación de igualdad o superioridad numérica a su favor. Es decir, que la acumulación de futbolistas en la primera línea de construcción puede crear la atracción del contrario. Y así dificultar la progresión. 

Pero el objetivo evoluciona en la intención de encontrar relaciones con los futbolistas alejados para salir jugando desde la zona la primera línea de construcción, donde se intenta realizar un juego directo a la espalda de la presión rival, con un jugador entre líneas. O simplemente jugar con los centrales o el mediocentro, aunque al actuar deben circular el balón de manera rápida y precisa, y moviéndose ágilmente para avanzar en bloque. Traer hacia sí para conseguir un vínculo con un compañero algo distanciado, porque la intención principal es progresar.


“La salida lavolpiana” logra sacar el balón desde la zona de la primera zona de construcción de manera limpia, llegar con más seguridad al campo contrario, equilibrar líneas, incorporar futbolistas desde atrás, atraer al rival para eliminarlos con algún avance vertical, activar en zona de aceleración a los laterales. Es un concepto que permite muchos aspectos. Y cuando se tienen las piezas precisas para realizarla, toca disfrutar de una idea del fútbol actual especial.

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