Diego G.
Argota (@Diego21Garcia)
Tres
son las señas de identidad del fútbol argentino, sin contar los asados de
carne, claro está. Jugadores
potreros, gambeteros capaces de romper todos los esquemas de un
partido es la primera; también los guardametas altos,
difíciles de batir en el uno contra uno cuando clavan la
rodilla al más puro estilo fútbol sala; por último, en los últimos años, la
figura del 'cinco' argentino ha ido cogiendo peso y convirtiéndose en la
esencia por antonomasia del fútbol albiceleste, donde Mascherano es su último y
quizás mejor exponente.
Uno de
estos últimos es Matias Kranevitter, jugador de 21 años de River
Plate que da sus primeros pasitos en esto del balón y que bien podría haber
destacado en otros deportes. Y es que Colo,
como le apodan (también le llaman Jefecito por
Mascherano), hizo sus pinitos en el golf cuando sólo tenía 12 años. Pasó
dos de ellos como caddie en un campo cercano a su casa para
aportar algo de dinero en casa, un deber que le correspondía al ser el mayor de
seis hermanos en una familia humilde. Padrinos no le faltaban. César Castillo y
Andrés Pigu Romero, golfistas con buen nombre en el panorama mundial
son familia suya y le introdujeron en el mundo. Admite que no se le daba mal
eso de los hierros y la gente de su entorno lo confirma, pero en
Argentina todos los críos sueñan con otra cosa.
No dejó
escapar el tren del fútbol cuando un ojeador de River llamó a
su puerta con 14 años. Viajó a Buenos Aires y pasó la prueba
pertinente que le ha llevado a ser hoy uno de los futbolistas con mayor
proyección. De hecho, una desafortunada lesión (rotura del
quinto metatarsiano del pie derecho en octubre) le ha privado de su primera
convocatoria con la selección absoluta de Martino, para la que contaba con
muchas papeletas.
Una
lesión, eso sí, que no le impidió entrenarse cuando caminaba con
muletas. Sorprendió a todos, compañeros y cuerpo técnico incluidos, cuando
sólo unos días antes de pasar por quirófano saltó al césped
del Monumental con sus dos muletas como aliadas para realizar sesiones de
entrenamiento."Me dieron vacaciones, pero no aguanté",
afirmaba. Hizo algo de carrera, toda la que se puede hacer con esos armatostes
de apoyo y realizó ejercicios de golpeo de balón con la izquierda, su pierna
mala. Repitió más de una y de dos sesiones, no fue algo testimonial de cara a
la galería. Otro de sus cometidos,además, era hacer piña y alentar a la plantilla,
que vivía momentos importantes en la lucha por el título.
Claro
que, viendo su historial, tampoco debería sorprender ver al Colo en
un futuro con alguna lesión más seria correteando junto a sus compañeros en las
vísperas de un partido. Y es que el pasado mes de febrero decidió jugar
el Superclásico contra Boca con 40 grados de fiebre. River
ganó 1-2 en La Bombonera con una gran actuación suya y al término del
encuentro fue ingresado en un hospital, donde se le diagnosticó una
gastroenteritis severa.
Admite
que de pequeño se fijaba en Mascherano, hoy reconvertido a central
en el fútbol europeo pero toda una referencia en el fútbol sudamericano en la
posición de '5'. El Jefefito, oficiosamente capitán de la
albiceleste, hizo carrera también en River, con el dato peculiar de debutar
antes con el primer equipo de la selección que con el de River, y es el espejo
al que mirarse para todos los centrocampistas.
Las
comparaciones son odiosas pero en este caso necesarias. Krane es
un jugador que no pierde nunca la posición, que se coloca a la
perfección con y sin balón, que no acostumbra a ir al suelo, cosa
de la que dista con Masche. Aunque el hoy jugador del Barcelona no
es su única referencia. "Sigo a Mascherano, pero también
me fijo en Bastian Schweisnteiger. Me gusta fijarme cómo juegan a un toque,
cuándo retroceden y también ver cómo antes de recibir la pelota ya
saben hacia dónde la van a hacer circular, porque tienen una
referencia de todo el campo de juego". Malos profesores no se ha
buscado precisamente, porque afirma también admirar a Redondo, pionero en esta
posición para el fútbol contemporáneo.
A todo
este mejunje personal hay que sumar el entrenamiento colectivo y personalizado
que le ha impuesto Marcelo Gallardo, su actual técnico y su máximo
valedor desde que llegó al banquillo de River. "El secreto de mi
juego es que el míster me hace ver vídeos de Busquets y Pirlo".
Y la verdad que, con mucho por hacer aún y salvando las distancias, el chico
tiene cosas de ambos también.
Su
progresión en año y medio hace imposible no pensar en un futuro, aunque no muy
lejano, salto al fútbol europeo. Tiene condiciones para jugar como
hombre más retrasado en un centro del campo formado por tres mediocentros, pero
también en uno formado por un doble pivote. Saca el balón sin
complicaciones y tiene un aire de ser siempre superior a los demás. Es
un prodigio a la hora del corte y su capacidad de
anticipación está a la altura de muy pocos. Juega en corto y en largo
con calidad, siempre se ofrece cuando un compañero cercano tiene la posesión y
tiene una cualidad muy difícil de ver en el fútbol actual: cada balón
que da siempre es mejor que el que ha recibido. Tiene suma facilidad para
recibir libre de marca y cuando está presionado es usual ver cómo se genera
unos metros a base de fintas de fútbol sala o escondiendo el balón. Sus
piernas, largas e interminables, le hacen ir bien al corte cuando está por
detrás del balón sin necesidad de ir al suelo, algo que no suele utilizar y su
mayor defecto está en el juego aéreo. Su altura (1'82 metros), eso sí, hace
pensar que pueda progresar y mucho en el futuro. Condiciones todas ellas que le
hacen ser superior en el torneo argentino e invitan a pensar en que el fútbol
sudamericano se le queda pequeño. Cualidades que deberá adaptar a un
fútbol más exigente como el europeo, algo nada fácil y un puente por el que
muchos talentos nunca acaban de pasar.
Es Matías
Kranevitter, el chico que dejó el golf por jugar al fútbol, el
cinco de hierro que bien pudo ser un 'hierro cinco'. El jugador que se
entrenó en muletas a horas de pasar por el quirófano y que jugó con 40 grados
de fiebre para ser ingresado minutos después. En Argentina ya le conocen y
algunos se atreven a alternar las letras de su apellido para llamarle Kraven,
como El Cazador de Marvel. El futuro ya está presente.
Acá
un video de Football Hunting:
Kranevitter, a big-brained ball hunter with nice feet and strong spirit from Football Hunting on Vimeo.
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