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Diego Baquero O. (@DiegoBaco23)


Después de haber logrado “sobrevivir durante el pasado mes de Septiembre”, llegaba, para el Independiente Santa Fe de Gerardo Pelusso, la hora de la confirmación. La conclusión: el equipo no falló. Transcurridos los 31 días del mes de Octubre, en los cuales el equipo registró 7 partidos jugados, con 4 ganados, 1 empatado y 2 perdidos, 10 goles a favor y 5 en contra para una efectividad total del 62%, el equipo se mantiene dentro del grupo de los 8 clasificados en la Liga Águila con un partido menos y, además, logro sellar su pase a la final de la Copa Colombia y entró a la semifinal del sueño continental: la Copa Suramericana.

Pero, ¿Cómo lo logro? A principios del mes de octubre se confirmó la noticia de que Sergio Otalvaro, hasta ese momento lateral derecho titular del equipo, se perdería el resto de la temporada. Se sumaba entonces a la baja de Dairon Mosquera, lateral izquierdo titular y también, por supuesto, a la de Omar Pérez quien si bien tuvo una operación de meniscos exitosa, aun no se recupera 100% y solo ha podido jugar pocos minutos en tres juegos. La respuesta a estas adversidades llegó gracias a la Geometría Cardenal en un sólido 4-4-2, utilizado en los partidos bisagra de este mes.

En el arco, la sorpresa de la titularidad de Robinson Zapata (1) quien en respuesta a la confianza brindada por el Cuerpo Técnico, respondió y fue determinante a lo largo de todo el mes, incluso, anotando un penal y evitando otro. Línea de 4 defensores con Yulian Anchico (5) como lateral derecho. Francisco Meza (21) y Yerry Mina (26) como pareja –cada días más consolida- de centrales y como lateral izquierdo la grata aparición de Leyvin Balanta (11 pero que también actúa con el 6), quien con el arduo trabajo del Cuerpo Técnico, trabajándolo individualmente, mostrándole videos de virtudes/errores y acoplándolo al equipo paso a paso, hoy es una realidad y parece haberse ganado el puesto del lesionado Mosquera. En el medio campo, línea de cuatro habitual con Juan Daniel Roa (17) por derecha, dos volantes de contención Sebastián Salazar (13) y Yeison Gordillo (30) y por izquierda Luis Manuel Seijas (20) quien está pasando por su mejor momento desde su vuelta al equipo en Enero de 2014. Adelante, Wilson Morelo (19), goleador del equipo en lo que va del año y Luis Quiñones (23), quien decidió aprovechar la última oportunidad que no le dio el futbol sino la vida y está deslumbrando con su excelente nivel.

Decía Alfio Basile "Yo a mis equipos los coloco bien en la cancha; lo que pasa es que cuando empieza el partido los jugadores se mueven". Y es precisamente en ese movimiento de los jugadores donde se ve el trabajo táctico. El equipo por supuesto nunca se queda en esas posiciones rígidas de los cuadrados y triángulos, pero es con base en ellas que todo fluye.


En fase defensiva se forman dos grandes cuadrados conformados (I) por los centrales y los volantes de marca y (II) por los mismos volantes y los delanteros. Además, 6 triángulos con laterales y volantes externos.

En fase ofensiva suben los laterales, se crean nuevos triángulos pero se mantienen los dos cuadrados, especialmente el conformado por centrales y volantes de marca (II) para respaldar y apoyar los ataques del equipo.

En Santa Fe, en la fase defensiva, los dos volantes centrales tienen movimientos casi mecanizados. Si el balón lo tiene el equipo rival del centro a la derecha quienes presionan son Gordillo y Roa, replegándose Salazar y Seijas. Si por el contrario, la jugada del rival viene del centro a la izquierda quienes se adelantan y marcan el tempo de la presión son Salazar y Seijas. Sumado a estos movimientos de los volantes centrales y los volantes externos, en fase defensiva se aprovecha la formación de los triángulos con los laterales para lograr superioridad numérica en los costados, ahogando constantemente al rival evitando al máximo que se levanten centros y pelotas cruzadas (no frontales) que tienden a dificultar a la zaga cardenal a pesar de su altura.

El equipo volcado al ataque busca mantener el cuadrado entre centrales y volantes de marca, liberar a los dos laterales y según el momento o contexto, esperar la llegada de uno de los volantes de marca a posición de ataque también.
Ya en fase defensiva, al cuadrado (X) se suma el doble triangulo defensivo conformado por laterales, volantes de marca y centrales derecho e izquierdo respectivamente. 
El sostén de todos estos movimientos se encuentra en el cuadrado formado precisamente por Gordillo, Salazar y los dos centrales. Además, es este el cuadrado que indica y marca dónde y cómo se para el equipo. Durante este mes, este cuadrado se para en el segundo tercio de la cancha, 10 - 15 metros más delante de lo que lo venía haciendo, llevando a que el equipo defienda más arriba y por consiguiente, el recorrido hacia el campo contrario tras la recuperación del balón sea más cortó.

Estas tres líneas (defensas, mediocampistas y delanteros) que, según habíamos identificado en meses anteriores, por momentos dejaban mucho espacio entre sí, se asentaron en este mes y lograron conformar un equipo más compacto, parado en 40 – 50 metros y con muy poca distancia entre ellas. A raíz de esto, Santa Fe logro dos cosas importantes. En primer lugar logra cooptar el largo y ancho de la cancha y segundo, encontrar solidez defensiva defendiendo lo más lejos posible del arco propio. El equipo, en bloque y no solo los delanteros, llegan incluso a presionar al arquero y a la primera línea defensiva rival logrando que tengan que recurrir al pelotazo frontal de manera tal que Mina o Meza ganen por altura y Salazar y Gordillo ganen en la segunda jugada o rebote.

“Dime como atacas y te diré como puedes defender”, reza un popular adverbio futbolero. Santa Fe, con la postura del equipo en el segundo tercio del campo y la posesión del balón, ha ido adquiriendo mucha más fluidez, logrando por momentos de los partidos grandes secuencias de pases lo suficientemente buenas para someter al rival y además, hacer más factible el trabajo a la hora de presionar al equipo rival cuando se pierda el balón. El equipo ha ido aprendiendo que la posesión del balón no se basa en solo tenerlo más tiempo que el rival: la clave está en perderlo poco y lejos de su propio campo.

Además, el equipo, en esos periodos de posesión que mencionamos anteriormente, se logra ordenar en el campo. Sin embargo, el mismo equipo es consciente que la clave está en los movimientos trabajados sin balón, porque son éstos los fundamentales y vitales a la hora de decidir cuándo se tenga la posesión del esférico porque claro, es el balón y no los jugadores, el que ingresa o no al arco rival.

Ya en la fase ofensiva del juego es Luis Quiñones quien se ha destacado. Abandonando su posición de delantero, tiende a retrasar su posición y tomar la de un “falso enganche” y gracias a su talento, buen dominio de balón y regate, intenta tomar las riendas del equipo ofensivamente hablando. Esto lleva a que el equipo en ataque se pare en un 2-3-1, con Mórelo solo en punta y Quiñones detrás de él, con Seijas y Roa a sus costados –y por supuesto esperando la activación de alguno de los laterales atacando el espacio para formar los triángulos ofensivos por los costados y aprovechar las bandas–. De esta manera, Quiñones intenta construir juego y posteriormente llegar al área como un delantero más, aprovechando su velocidad y sorpresa para llegar a los espacios que encuentre. 

2-3-1 en fase ofensiva. Quiñones se retrasa para formar una línea de tres delante de los dos volantes de marca junto a Seijas y Roa. Morelo queda en punta solo. Es el mismo Quiñones quien busca construir juego y salir a buscar el espacio y llegar por sorpresa. Además se espera la activación de los laterales como en este caso, la de Leyvin Balanta.
Se ve el trabajo, se ve la preparación, se ve el compromiso y se ve el esfuerzo. Ya son 30 los partidos que ha jugado el equipo de Pelusso en 109 días (1 juego cada 3,6 días) y se mantiene vivo en las tres competencias. Se viene la etapa de las decisiones donde el cansancio físico pero además mental empezaran a jugar un papel determinante. En este mes de Noviembre, pase lo que pase, se jugaran 8 partidos en 25 días como mínimo, un juego cada 3,1 días. Las ultimas 4 fechas de Liga, las 2 finales de Copa Colombia y las 2 semifinales de Suramericana.

“Nosotros en la pretemporada nos preparamos para la guerra”, comento Pelusso en la Rueda de Prensa post partido vs Independiente de Avellaneda. Y efectivamente, lo que se viene será algo parecido. Este equipo no sabe jugar a otra cosa que no sea ganar, ganar y ganar. Y aun sin haber ganado nada, está la tranquilidad que el camino escogido para alcanzar los objetivos parece ser el correcto. Quien quiera espectáculo que vaya al teatro…quien quiera ganar (o intentar hacerlo) vaya a ‘El Campin’ a tomar clases de Geometría Cardenal.


*Imágenes cortesía de Win Sports y Fox Sports.

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