El
fútbol asiático, para el sudamericano en general, es visto con recelo por el
desconocimiento de su nivel y el poco poder de exposición mediática que posee.
Sin embargo, hay personas explorando el mercado y apostando por vías para el
éxito que pueden resultar impensadas para el deportista o el entrenador que
quiere llegar a la élite. Él es uno de estos atrevidos que decidieron
enfrentar un gran reto y transitar los más de 10.000 km que separa su país de
origen con su nuevo desafío.
Por: Luis Suárez (@Luije77)
Louey Salah,
de 39 años, es venezolano, pero proviene de una familia árabe. Se tituló como entrenador
nacional ATFA (Asociación de Técnicos del Fútbol Argentino); hoy, dirige al
Salam Zgharta, de la Primera División del Líbano. “Vengo de trabajar en el que
para mí es el equipo más popular de Venezuela, y de allí rescato todo; al
Deportivo Táchira, a su cuerpo técnico actual y a sus directivos les debo todo
lo que soy como entrenador. Tuve la posibilidad de pasar por diferentes categorías
y trabajar durante la pretemporada con el profe Daniel Farías y su CT en el
primer equipo. En el último año tuve la dicha de poder dirigir una final con la
categoría Sub 20, con la cual, lamentablemente, terminamos perdiendo, pero de
la que rescato también muchas cosas positivas”, expresó Salah sobre sus inicios.
El
estilo de juego, en el caso de Louey, es fundamental en su actual trabajo
porque proviene de un fútbol muy diferente en su ideología: “Depende mucho del rival
al que se va a enfrentar y también a los jugadores con los que cuentas, normalmente
me inclino mucho por el juego directo con transiciones rápidas, siempre
manteniendo un equilibrio defensa-ataque y respetando el buen trato a la pelota”.
El
fútbol asiático, en general se caracteriza por ser veloz. Uno de los retos de
la Salah es adaptar su idea a lo que puede rendir el colectivo: “El biotipo del
jugador libanés, por lo general, es muy frágil físicamente, pero todos los
equipos se refuerzan con extranjeros, la mayoría africanos; todos conocemos cómo
son ellos en lo que a físico y biotipo se refiere. Son jugadores fuertes y altos
que le dan un equilibrio a cada club con el que juegan y hace que el torneo sea
más competitivo”.
La
cultura religiosa es algo que rige el día a día en el continente asiático,
sobre todo por el politeísmo y la simbiosis política-religión: “La diferencia
es grande respecto a Sudamérica, a pesar de estar en una zona de católicos, las
costumbres son totalmente distintas. A mí no me ha pegado mucho ya que tengo
ascendencia árabe, por lo tanto estoy un poco acostumbrado al ambiente de aquí.
Sí me ha tocado adaptarme, pero tuve la posibilidad de estudiar la cuestión de
las religiones un poco antes de venir. Dentro del mismo equipo hay varias visiones.
Es complicado porque debes respetar las horas de rezar, los ayunos; entre otras
costumbres que tienen algunos jugadores”.
Louey
Salah afirma que un empresario venezolano muy reconocido lo ayudó a cruzar el
planeta para dirigir tan lejos de Venezuela. Tiene una gran responsabilidad con
él mismo y con su entorno. “A corto plazo, debo trabajar para obtener un buen
resultado este año en el torneo con el Salam Zgharta, mejorando lo hecho por el
club anteriormente. A mediano plazo, quiero salir campeón con este club que me
dio la posibilidad de debutar como técnico fuera de mi país; y a largo plazo,
el sueño de todo entrenador, que es poder dirigir en Europa en una liga que sea
reconocida mundialmente”, puntualizó con ánimo.
El
técnico ex Deportivo Táchira pretende hacer carrera en el extranjero, pero
finaliza diciendo que algún día le gustaría volver al fútbol venezolano si se
le presenta un buen proyecto.
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