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La pasión y el cariño hacia un equipo de fútbol es un sentimiento tan indescifrable como este deporte. ¿Y cuando un futbolista juega por el club de sus amores? Probablemente, este tenga un plus anímico en su rendimiento. Raúl Ruidíaz y su vuelta a Universitario ha dejado enamorado a más de uno.

Depor

Universitario y Sporting Cristal cerraban en agosto, el Torneo Apertura en el Monumental. La segunda parte del campeonato peruano finalizó con un empate a cero suficiente para que el equipo de Daniel Ahmed salga campeón. Por otro lado, el equipo ‘crema’ cerraba un semestre en penumbras: ubicados en los puestos de descenso, con la peor dirigencia de los últimos veinte años y con Luis Fernando Suárez como entrenador criticado y resistido por la afición.

Casi dos meses después, Universitario es uno de los líderes del Clausura.

Rául Ruidíaz comenzó a jugar al fútbol en Villa María del Triunfo. Con 8 años, se inició en los torneos callejeros hasta que decidió probarse en Universitario, pasando por el Hijos de Ascovinchos y el América Cochahuaycos, filiales del club en Segunda. A los 16 años firmó su primer contrato. “Ahí fue cuando me di cuenta que quería ser futbolista”, reveló.

Ruidíaz tiene idas y vueltas en el club de Ate. Debutó en el 2009. En el 2010 salió campeón. Y a finales del año siguiente firmó por la Universidad de Chile. Tras la venta de Eduardo Vargas al Nápoli, el equipo de Jorge Sampaoli se reforzó con el delantero de 1,69m. Su inicio fue mejor de lo esperado. Entrando en el segundo tiempo, su desequilibrio y sus goles no se hicieron esperar. Encaraba a sus rivales y se esperaba alguna bicicleta, regate, elástica o que pasara entre ellos. En el año que militó en el entonces campeón de la Copa Sudamericana marcó 8 goles en 24 partidos entre el torneo local y la Copa Libertadores. La competencia en la delantera con jugadores como Ángelo Henríquez y Junior Fernández acabó relegándolo a ingresar en segundos tiempos o permanecer en la banca, pese a que su juego era del gusto de la afición y del entrenador. Así, recibió una oferta de Brasil a finales del 2012, y no dudó en firmar por el Coritiba.


En Brasil, apenas pudo jugar y el club lo cedió a Universitario, su eterna primera opción.

Ruidíaz llegó al equipo del argentino Ángel Comizzo encontrándose con medio plantel conformado por jugadores subidos desde la Reserva y el inicio de una reforma total de políticas por las deudas del club. La campaña de la ‘Pulga’ fue fantástica. El equipo sufrió mucho para campeonar y finalmente lo consiguió con Raúl como goleador del equipo con 21 anotaciones. El mejor año de su carrera.

A finales del 2014, con 40 goles en dos años, decidió no renovar y anunció que no jugaría por ningún club en Perú que no fuese Universitario como muestra del cariño que le tenía y su único objetivo era salir al extranjero nuevamente.

Cuando estaba por cerrarse el mercado de pases de la presente temporada, Melgar anunció la contratación de Raúl Ruidíaz.

El cuadro arequipeño estaba armando un equipo fuerte para pelear el campeonato en el año de su Centenario y uno de los mejores delanteros del país estaba en sus filas. La noticia tuvo una repercusión negativa entre los hinchas de Universitario y algunos directivos del club. Los primeros se sintieron hasta traicionados. Días antes se reveló que su representante había negociado con Real Garcilaso, pero que no llegaron a un acuerdo. Lo que más le recriminaron los hinchas fue el no haber cumplido con su promesa de no jugar por otro equipo que no fuese la U. Y aunque trató de explicar que él solo quería tener minutos de juego, no le creyeron.

A finales de julio, Universitario terminaba el Apertura en las últimas posiciones, previendo un Clausura para el olvido y con el temor de bajar a Segunda, más latente cada vez. Urgía de refuerzos para afrontar la segunda parte del año y Ruidíaz era el primero en la lista.

En agosto, Raúl estaba de vuelta.

Retornaba para vestirse de crema por segunda vez y sacar al equipo del mal momento. Decidió desvincularse de Melgar y rebajarse el sueldo para apoyar a su equipo y así salir de la mala situación.
Su retorno fue como un beso a la U que lleva la camiseta en el pecho cuando celebra un gol y una mano al hombro para cargar el peso de un equipo que a mitad de año parecía estar destinado a descender.
La influencia que tuvo en el grupo fue importante. El delantero se potenció cuando volvió a vestir de crema y el equipo asumió una responsabilidad con la institución, su historia y los aficionados frente una situación adversa y crítica.

Usi


Hoy, Raúl es el goleador del Clausura con 8 anotaciones y Universitario es uno de los cuatro líderes. Ya no pensamos en la baja, sino en campeonar”, dijo luego de que Universitario goleara a la Universidad César Vallejo con dos tantos suyos.


Raúl es uno de los mejores delanteros que ha salido de Universitario en la última década. De la casa. La afición se encariñó con sus goles y juego, su habilidad para encarar y sacar algún regate inoportuno. Es el estandarte de un cambio de situación impresionante. El amor por el club lo hizo regresar. El mismo amor que sacó a la U del fondo de la tabla y lo colocó en el prinicipio. El amor que lo puede todo.

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