Juan Manuel Navarrete (@JM_Navarrete)
México sigue haciéndose de un nombre en las categorías juveniles de selecciones nacionales. Tras haberse coronado en 2005 y 2011 como Campeón del Mundo Sub-17, hoy una nueva generación de futbolistas busca el tricampeonato para el país azteca en tierras chilenas de la mano de Mario Arteaga.
El
combinado verde clasificó a octavos de final como líder del Grupo C con siete
unidades luego de vencer a Argentina 1-0, empatar 0-0 con Australia y derrotar
a Alemania 1-2.
Ya en
la siguiente ronda, el equipo mexicano dio la campanada al vencer 1-4 al
anfitrión, Chile. Tras esto, en cuartos, México volvió a hacerse de la victoria
al derrotar 0-2 a Ecuador y de esta forma avanzar a la semifinal contra
Nigeria.
El
balance después de cinco encuentros es muy positivo para el equipo de Arteaga,
quien registra 10 goles a favor por solo dos en contra.
Ataque organizado
Formación: 4-4-2
El Tri
es un equipo bastante vertical y directo, no le da mucha importancia a
elaboraciones ni posesiones largas, de hecho, sus mediocampistas interiores
participan poco en la construcción de la jugada. Sin embargo, México busca
tener una salida limpia y generando ventajas desde la primera línea de
construcción. Para ello, aplica la salida Lavolpiana, donde los dos laterales
ocupan uno o dos escalones arriba de su posición inicial, los centrales se
abren y el mediocentro se mete entre ellos para hacer una línea de tres, la
cual genera superioridad ante equipos que presionan con dos delanteros, o sea
la gran mayoría de los contendientes en el torneo.
Ya con
Cervantes –mediocentro- entre Esquivel y Venegas, México busca mover al rival a
su conveniencia en pro de encontrar el lado débil de la presión, el cual, por
lo general, lo fabrica en el sector izquierdo, o sea por donde Venegas puede
salir conduciendo unos metros y dar un pase largo hacia uno de los delanteros:
Aguirre o Zamudio, quienes buscan el espacio entre el lateral y el central, o
bien se preparan para generar segundas jugadas. Esto por lo general lo hace
Aguirre, quien al tener un físico más desarrollado logra dejar de cara a
jugadores que llegan desde mediocampo o manda a Zamudio al espacio.
La
otra opción es que Venegas salga en corto con Kevin Magaña o Ulises Torres, el
lateral izquierdo. A ellos se les puede sumar Pablo López para generar pequeñas
sociedades.
México
es un equipo que permanece poco tiempo en campo contrario o zonas altas de
manera activa. Si lo hace es predecible y por lo general pierde el balón. En
esta fase, por lo general, busca atacar por las bandas con jugadas individuales
de Magaña y Lara y rellenar el área con Aguirre, Zamudio y López, que es un
mediocampista llegador que ataca muy bien los espacios y logra cubrir mucho
espacio.
Si el
equipo verde no logra penetrar o desequilibrar en tres cuartos de campo, recula
hasta los centrales y repite el proceso que ya hemos mencionado, donde
Cervantes se convierte en un tercer marcador para sacar el balón.
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| Circuito de pases más usado |
VIDEO:
Transiciones ofensivas
México
es un equipo vertical y rápido, y eso lo hace más evidente cuando roba el balón
y tiene metros libres por delante, ya que es capaz de llegar en muy poco tiempo
con balón controlado hasta campo contrario y crear peligro de gol. Esto lo
puede hacer mediante asociaciones rápidas, donde el delantero Aguirre y en algunas
ocasiones Zamudio son muy importantes para progresar. Y es que se colocan de
espaldas, fijan al central y generan una línea de pase vertical, la cual usan
como apoyo y para luego dejar de cara a jugadores que llegan en una segunda
oleada.
La
otra opción con la que el Tri ataca una vez recuperada la posesión es lanzando
a Kevin Lara, el extremo derecho, el cual es más directo y rápido que Magaña,
que tiene más pausa y tiene una tendencia a irse por dentro. Así que gran parte
de los contraataques serán registrados por derecha.
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Defensa organizada
Mario
Arteaga se ha encargado de trabajar un equipo intenso y que presiona mucho, es
por ello que el Tri Sub-17 va a buscar al rival a su propia puerta con un
bloque alto y una presión muy agresiva.
Cada
jugador empareja con su par, es decir, los delanteros tapan a los centrales,
los volantes abiertos a los laterales y los mediocentros con los mediocentros,
aún cuando uno de ellos busca meterse entre los centrales para sacar el balón,
ya sea Cervantes o López van por él y lo desactivan como opción de pase.
Al
hacer esto, México queda un poco partido, ya que tanto delanteros como
mediocampistas acosan muy arriba mientras que la línea defensiva mantiene su
altura, lo que genera un hueco entre mediocampo y la zaga, que puede ser
aprovechado por el mediapunta rival o un delantero que atrase su posición.
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Transición defensiva
Como
ya mencionamos, México sufre para asentar posesiones lejos de su portería, por
lo que en muchas ocasiones termina perdiendo el balón y pasando a la fase
defensiva. Sin embargo, durante este proceso, el equipo de Arteaga es muy
agresivo e intenso. Y es que apenas pierde la pelota y ejerce una presión alta
sobre la zona donde ocurrió el robo, así que le quita precisión y comodidad a
la transición ofensiva rival, la cual finaliza perdiendo el balón o teniendo un
avance estéril, ya que aunque el equipo mexicano no logre recuperar la posesión
con esa contrapresión es capaz de correr muy rápido a propia portería y
protegerla.
Además,
Cervantes, el mediocentro, normalmente guarda la posición por delante de los
centrales, dándole así equilibrio a México, ya que Pablo López juega uno o dos
escalones arriba.
VIDEO:
Ya en
repliegue los juveniles mantienen la formación 4-4-2, solo que alguno de los
delanteros, por lo general, Zamudio, queda descolgado del bloque para ser punta
de lanza tras haber recuperado el balón.
En
está fase, México mantiene la intensidad y presión, pero también a esto se le
suma el achique constante tanto de sus centrales como de sus laterales, los
cuales caminan hacia delante en busca de escupir tanto al rival como tener un
robo en una zona alejada de la portería.
Aquí,
el Tri no luce tan ordenado, pero es tan intenso y solidario que logran tener
solidez defensiva.
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