Ads (728x90)

Barcelona y Real Madrid siempre captan la atención del mundo cada vez que se enfrentan. Sea por Liga, Copa o Champions League. En Messi, Suárez y Neymar, el equipo catalán tiene en la actualidad un poder futbolístico sudamericano inmensurable, poder que ostenta desde hace casi cuarenta años, cuando un Cholo terminaba de silenciar al Santiago Bernabéu.



Luis Gonzales (@Luchvr)

Once hombres se abrazan y felicitan tras anotar un gol, pero no lo gritan. No pueden. Las circunstancias permitirían que el Bernabéu los matara si lo hicieran. El Real Madrid-Barcelona de 1974 ha finalizado con una goleada 5-0 propinada por la visita. Las pantallas de los televisores en blanco y negro muestran el marcador y refleja el silencio que se vive en el estadio de Madrid. En Cataluña lo festejan. En Perú también porque Sotil marcó el quinto.

El iqueño nunca pensó en jugar al fútbol. Su familia era humilde. El fútbol, en absoluto, era una opción de vida. «En mi época, los futbolistas eran lo peor. No es como ahora que los millonarios quieren que sus lo sean», cuenta Sotil para un diario español. Desde que nació en 1949 parecía estar destinado a trabajar y estudiar a la par, para luego ser el doctor que quería que fuese su madre. Ella le prohibía jugar porque no quería que maltratara el único par de zapatos que poseía.

Comenzó a laborar desde los 16 años en Lima y al mismo tiempo, en La Victoria, en el barrio de El Porvenir, incursionaba en el fútbol callejero a escondidas. Dos años después, ya jugaba en la Segunda División con el Deportivo Municipal. El cabello oscuro, largo y con cerquillo, los hombros arriba y su cabeza gacha comenzaron a ser característicos de él. A partir de ello, lo apodaron ‘El Cholo’, por sus rasgos físicos estereotipados.

De ahí en adelante, no paró de regatear a cuanto rival y equipo se le cruzara. Así, en ese mismo año, el cuadro edil ascendió con Sotil como figura exclusiva del equipo.

‘El Cholo’ tuvo la oportunidad de formar parte del combinado entre Municipal y Alianza Lima que enfrentó en una gira al Benfica de Eusebio, al Huracán de Basile, al Dinamo Bucarest de Popescu y al Bayern de Beckenbauer y Müller en unos amistosos en 1971. Dos años después, integró la Selección de América que empató 4-4 con la europea, encabezado por Johan Cruyff, su futuro compadre. Ese mismo año, Hugo firmó por el Barcelona de Rinus Michels.


La visita del Barcelona

«Yo jugaba en el Muni y los dirigentes estaban ahí. En la noche hablé con ellos y me preguntaron si estaría interesado en ir a Barcelona. No me lo pensé dos veces. Arreglé los papeles y al día siguiente estaba viajando», cuenta Sotil en una entrevista, en España. El mismo Michels en compañía de los dirigentes culés visitaron su casa para proponerle jugar en su equipo.

Pero el no sería el primer peruano en el Barcelona: Miguel Loayza y Juan Seminario lo antecedieron. Ambos extremos. El primero diestro y el otro izquierdo. Uno llegó en 1959 y el otro en 1964. Loayza no pudo quedarse mucho tiempo. Con apenas 20 años, no pudo adaptarse al fútbol español y continúo su carrera en Argentina. Seminario sí tuvo un paso importante, llegando a marcar 48 goles en 100 partidos en tres temporadas con la camiseta blaugrana.

Las indicaciones tácticas no se hicieron esperar a su llegada al club blaugrana. Las órdenes de Michels para el peruano de 1,69 m. eran claras y visionarias: tenía que jugar como lo hacía en Perú, con el añadido de ser el enganche para atacar, pero el ‘11’ para defender, obligándolo a cerrar la salida del lateral derecho.

El clásico

Junto a Rexach, Asensi y Cruyff, el apellido de Sotil en 1974 conformaba una de las mejores delanteras de los 70’s. Con un puesto en el equipo, Hugo y el Barcelona afrontaban el clásico en el Bernabéu. Partido clave para sus aspiraciones de conseguir el título de Liga tras 14 años.

El Barsa era el líder y esperaba sumar para seguir alargando la distancia entre sus escoltas. Los merengues estaban a nueve puntos de los azulgranas.

Juan Manuel Asensi marcó el 0-1 tras un desborde de Marcial Pina por la derecha. Cruyff marcó el 0-2 tras recibir un balón de Hugo Sotil y sacarse a dos rivales para definir. Asensi volvió a anotar definiendo de zurda en una jugada individual. Juan Carlos Pérez colgó al portero García Remon y puso el cuarto gol azulgrana. Sotil, de cabeza, en un tiro libre cobrado por el holandés, sentenció el 0-5 final. A los 70’, ‘El Cholo’ corrió a gritar su anotación ante la desidia de los jugadores blancos y los insultos proferidos por la tribuna del Bernabéu. Pero Cruyff lo detuvo del cuello. «Estamos en Madrid, ¿quieres que nos maten a todos?», le gritó y regresaron juntos a su área. Esa temporada se cerró con el campeonato para el Barcelona a falta de cinco fechas.



La espera de 14 años se había culminado en Gijón. Ese día, Sotil inmortalizó una frase recordada hasta el día de hoy en Cataluña: «Mamita, campeonamos». Hugo llamó a su madre esa misma noche para contarle emocionado el título que habían conseguido y su importancia. Junto a él estaba Quique Costas, el ex-Celta de Vigo que había llegado dos temporadas antes, su compañero de cuarto y único testigo del momento. Así, ‘El Cholo’ quedó inmortalizado en la memoria del club y los aficionados culés. Por el campeonato y por los 17 goles que marcó esa temporada. Una enorme foto del cabezazo para el 0-5 esperaba a los visitantes del Camp Nou en reconocimiento a todo lo que le dio al club.

Barcelona
Progresivamente fue perdiendo un lugar en el equipo y en 1977 salió del Barcelona para regresar a jugar en Perú.


El problema con su nacionalización española, el fichaje de Johan Neeskens y la pérdida del cupo de extranjero, los problemas con el alcohol y los casos de indisciplina, el haberse escapado de la concentración para jugar final de la Copa América de 1975, muchas hipótesis para la decadencia de su estancia en el Barcelona. Al final, solo se contempla la alegría y el espacio significativo que ocupa Hugo Sotil en la memoria de un club tan importante a nivel mundial y su afición. Se recuerda más el gol del Cholo en el Bernabéu. El gol peruano en el clásico español.

Publicar un comentario