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Víctor Grao (@VictorGrao


En el mundo se compran miles de billetes de lotería. Premios multimillonarios para personas que quizás llevan toda una vida intentando acertar los números que te hacen ganador. Del otro lado están aquellos que, sin ser millonarios, se paran en semáforos, quioscos, ferias y demás, vendiendo esos mismos tickets que harán a alguien cobrar una suma cuantiosa de dinero. Ese, el vendedor, fue Luis Muriel en su infancia.

Así visten los oriundos de Santo Tomás en Semana Santa
Es oriundo de Santo Tomás, población colombiana donde se celebra la Semana Santa de una manera algo diferente: Las personas cubren su rostro con mantas blancas y se golpean con látigos, cambiando su bienestar por un día de sufrimiento como un “pago” a alguna promesa realizada.

Muriel, como muchos en su pueblo, vivía en la pobreza, ese mal que aqueja a gran cantidad de futbolistas sudamericanos en sus inicios. A pesar de ello, en Colombia se respira fútbol y Luis comenzó a jugar desde muy pequeño: “Yo le tuve mucha fe desde pequeñito. Desde los 5 años entró a un equipito del pueblo y ahí fue creciendo día a día, a él le gustaba mucho el fútbol desde que nació. Siempre lo apoyé en todo lo que necesitaba, estuve pendiente de él, lo llevaba a entrenos…”, cuenta su padre para Mi selección sobre como comenzó su hijo-tocayo.

Su parecido físico con Iván Rene, le costó su apodo en su pueblo, le llamaban “El Valencianito”. Con una gran condición física y una velocidad auténtica, Muriel fue dando tumbos, hasta que un cazatalentos lo llevó a Junior.

Iría progresando y tendría su primera prueba de fuego. A sus 13 años, el delantero colombiano sufriría una tendonitis en el glúteo. Al superarla, el club le mencionó que no continuaría. Quedó tan afectado con la decisión que optaría por dejar el fútbol, pero su padre le apoyó y una mano amiga lo acogió: La Escuela Barranquillera.

Tras algún tiempo en el fútbol amateur, Muriel sería traspasado a Deportivo Cali. ¿El precio? Un disco original de Iván Villazón. Agustín Garizábalo, veedor del Deportivo Cali en la región, recuerda la llamada de Álvaro Núñez: “¿Agustín, tú te acuerdas de Valencianito, el que jugaba en Júnior? Bueno, lo rescaté, lo traje a la escuela. Ponle cuidado que va a ser bueno”, comentó para El Espectador.



Con el Deportivo Cali fue su consagración. El mismo equipo que confió en sus servicios, lo potenció y un Hat-Trick contra el Once Caldas le terminó de dar a conocer. Su padre contó que cuando piensa de ello se le salen las lágrimas de su emoción.

Muriel, a base de trabajo, potencia, velocidad y goles le hicieron mostrarse al mundo que mediante Mundial sub 20 y un fichaje de Udinese por 1.9 millones de dólares, le otorgaron un ticket a Europa, pero no de lotería, sino de un viaje que lo alejaría de su pequeño Santo Tomás por largo tiempo.

Hoy se desempeña en la Sampdoria y es el presente-futuro del cuadro cafetero. 

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