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Ernesto Moreno (@Ernesto_Moreno

 Uno de los grandes partidos internacionales del club rimense fue el célebre empate ante Boca Juniors de Argentina por la Copa Libertadores de América de 1971. Este encuentro quedó registrado en la historia del futbol sudamericano por desatar una de las más espectaculares grescas entre futbolistas que se haya visto en un campo de juego. Para el club bajopontino este partido es memorable por la gran muestra de honor, hidalguía y pundonor al no dejarse vencer por los bonaerenses. Fue un épico empate en la mismísima “Bombonera” que el propio presidente Velasco Alvarado reconoció y felicitó a través de un cablegrama enviado a la delegación de Cristal en Buenos Aires, el día siguiente al partido.

Los equipos

El cuadro cervecero clasificó al certamen sudamericano por ser el campeón peruano de 1970. Recayó en el grupo 1 conformado por los representantes de Perú y Argentina. Los otros integrantes de la llave eran Rosario Central y Universitario de Deportes, en su calidad de subcampeones.

Los bajopontinos presentaban uno de los más grandes equipos de su historia integrado por futbolistas de su cantera y exclusivamente peruanos. Contaban entre sus máximas figuras con Alberto “el Jet” Gallardo, Alfredo “el Flaco” Quesada, Orlando “Chito” de la Torre, Ramón “el Cabezón” Mifflin, Fernando “el Cóndor” Mellán, el “doctor” Eloy Campos, Roberto “Tito” Elías y Luis Rubiños entre otros. Dirigía a este gran cuadro el recordado técnico argentino Sabino “el Tano” Bártoli.


Por su parte Boca Juniors, clasificado por ser el campeón argentino de 1970, también contaba con uno de los más grandes equipos de su historia. Entre sus figuras estaban Silvio Marzzolini _considerado por la revista “El Gráfico” como el mejor lateral izquierdo de la historia del futbol argentino_, el defensa peruano Julio “el Negro” Meléndez, Norberto Madurga, Angel Clemente Rojas, Roberto Rogel, Rubén Suñé, Sergio Novello y Jorge Antonio Coch. Los xeneises eran dirigidos por el argentino José María Silvero.

El inicio del torneo

Los rimenses tuvieron un tibio arranque de torneo al empatar contra Universitario (0-0) y perder ante Rosario Central (1-2) en el Estadio Nacional. Aunque en el tercer partido, jugado el 1 de marzo de 1971, revivieron sus esperanzas de clasificar a la siguiente ronda al superar de locales a los boquenses por un contundente 2-0 con gol de Orbegoso y autogol del zaguero Rogel. 


Esta victoria los colocó en el primer puesto del grupo, empatado en puntos con Universitario aunque con un partido más que los cremas.

Los antecedentes
En 1969 la “Bombonera”, dos años antes del presente episodio, había sido testigo de otra grandísima bronca protagonizada por argentinos. Fue por el partido de vuelta de la final de la Copa Intercontinental entre Estudiantes y el Milán de Italia, conocida como la “vergüenza de La Plata”. En ella los platenses, literalmente a punta de patadas, descargaron su impotencia contra los tanos al no poder remontar el marcador para adjudicarse del prestigioso torneo intercontinental. El saldo: finalizado el encuentro todo el equipo platense fue arrestado por orden del presidente Juan Carlos Onganía.

No olvidemos también que en este mismo año (1969) y escenario la selección peruana había escrito una de sus más grandes glorias deportivas. Con goles de “Cachito” Ramírez obtuvo la clasificación al mundial de México 1970 al empatar a dos con la selección argentina dejándolos fueras del torneo.

La previa
El miércoles 17 de marzo en Buenos Aires los celestes iniciarían la rueda de revanchas ante Boca Juniors en el Estadio la “Bombonera”. Los peruanos llegaban confiados en ofrecer un buen espectáculo. En sus declaraciones ante la prensa bonaerense manifestaban su intención de “ganar el partido, como en Lima, para asegurar el pase a la segunda ronda”. Para los argentinos este partido resultaba vital en sus aspiraciones de avanzar en la Copa por lo que saldrían a ganarlo desde el saque. Aquella noche nadie tenía idea de cómo iba acabar el partido. Aunque dicen las crónicas argentinas de la época que la gresca había sido predicha un año antes por Héctor Rojas, famoso astrólogo argentino, quien en diciembre de 1970 vaticinó: “un gran escándalo deportivo, con trascendencia internacional”.

El partido
El match, que fue uno de los primeros partidos en ser trasmitido vía satélite
en el Perú, empezó a las 8:40pm (hora argentina). El encargado de dirigirlo fue el árbitro colombiano Alejandro Otero, de mala actuación. Sporting Cristal repetía el mismo once que derrotó a los argentinos en Lima. La Bombonera lucía repleta de 60 mil hinchas xeneizes en sus graderías que esperaban ver una victoria fácil que los acercara a la tan ansiada clasificación. Los celestes, contra todo pronóstico, fueron los que tomaron la iniciativa y dieron el primer golpe. Al inicio del partido Gallardo desaprovechó una inmejorable oportunidad de abrir la cuenta y llegó tarde a un buen pase de Mifflin que el zaguero Suñé botó al corner. Luego los argentinos también mostraban peligrosidad en dos jugadas seguidas que casi terminan en gol xeneise. 

A los 10’ Mifflin estuvo a punto de abrir el marcador. El “Cabezón” en excelente intervención eludió a tres boquenses y a punto de disparar fue anticipado por el arquero Sánchez que evitó el gol. El delantero rimense Juan Orbegoso abrió la cuenta a los 17’ del primer tiempo. Con un disparo cruzado venció al portero Sánchez tras descontar a Suñé y eludir a Meléndez ante un buen pase de “Tito” Elías. En una entrevista que le hice al destacado jurista Felipe Osterling, a la sazón presidente de la delegación del equipo cervecero en Argentina, me contó que la bulla de la barra xeneise era ensordecedora e intimidante pero que a pesar de ello gritó como nunca el gol peruano. Los argentinos sorprendidos lo observaban por tamaña falta de respeto. Pero él, en lo suyo, celebró a rabiar la conquista rimense con algunos compatriotas apostados en la tribuna oficial.

La reacción boquense no se hizo esperar y rápidamente volteó el marcador antes de finalizar la primera etapa. A los 22’ el argentino Madurga, sobre la marca de “Chito” de la Torre, estrella un balón en el horizontal cuyo rebote es aprovechado por Coch quien de potente remate empareja el partido. La presión boquense no cesaba y a los 25’ Rojas, en gran jugada colectiva, marcaba el transitorio 2-1 ante la pasividad de la zaga rimense. Los cerveceros tuvieron una tibia reacción en el tramo final de la primera parte pero su falta de precisión en los metros finales facilitaron la labor de los defensas argentinos. Al iniciarse el segundo tiempo los del Rímac salieron con todo a pesar de que casi llega el tercero de Boca. La presión cervecera en base a buenas combinaciones hizo que el equipo se volcara sobre el área boquense. Gallardo y Orbegoso, los más incisivos del ataque bajopontino, estuvieron a punto de empatar el marcador. 

A los 24’ el “flaco” Quesada, que venía actuando en forma impecable, se
proyectó una vez más, pasando para Elías que con toque magistral habilitó a Gallardo. El veloz puntero izquierdo entró a la carrera por su sector rematando con violencia. El golero Sánchez llegó a manotear el balón y Gonzales Pajuelo que arremetía la tocó y anotó el tanto del empate. La Bombonera, escenario hostil y tradicionalmente difícil para los visitantes, volvió a enmudecer por obra de los peruanos, como hacía 2 años antes. Tras este gol el partido ganó en intensidad. Se hizo de ida y vuelta. El triunfo estaba para cualquiera. En esta segunda etapa se puso de manifiesto la buena técnica del cuadro bajopontino que venía cumpliendo una notable actuación. Poco antes de finalizar el encuentro, que se había desarrollado normalmente, llegó lo impensado. Los ánimos estaban caldeados. El empate no le servía a ninguno salvo para Cristal ya que alcanzaba ribetes de triunfo. Había mucha gente extraña alrededor del campo. Tras un ataque boquense, en una jugada confusa, se encendió la chispa que produjo la bronca con participación de casi todos los jugadores y de muchos espectadores. Hasta este momento Mifflin y Quesada eran los mejores jugadores del partido.

La bronca
La mayoría coincide en que fue el argentino Suñé el principal responsable de la batalla campal pues presa de su furibunda vehemencia agredió a mansalva a los hombres de Sporting Cristal. Se jugaba el min. 44’ del segundo tiempo. El boquense Rogel cae en el área peruana. Acusa una falta buscando que le cobren penal cuando el foul lo cometió él. El árbitro colombiano no cobró nada. En la jugada seguida Quesada es derribado por jugada brusca de Suñé. Es en este momento en que se generaliza la gresca. Gallardo se defiende como puede de las agresiones y se enfrasca en una terrible batalla con Suñé que lo persiguió por todo el campo con el palo del banderín del córner. El “Jet” en una reacción instintiva casi de supervivencia de una acrobática patada le estampa su chimpún en la cara del argentino que cae ensangrentado para luego ser rodeado por los policías.

El “doctor” Eloy Campos es víctima de una brutal falta. En el piso recibe una desleal patada del argentino Coch que le rompe el tabique y le causa la pérdida del conocimiento. Mellán, quien acude en su defensa, pierde el equilibrio y en el piso recibe otra artera patada de Coch que le produjo una conmoción cerebral. Por otro lado el bravo “Chito” de la Torre corre a defender a sus compañeros caídos y demostrando sus dotes para las broncas se trenza hasta con 2 ó 3 argentinos a la vez. Mientras que por otra parte, el portero Sánchez aprovecha el desconcierto para golpear a traición a Gonzales Pajuelo y regalar puñetes por doquier.

Los jugadores de uno y otro equipo se trenzaban en una incalificable contienda de golpes, puños, patadas, carreras, enfrentamientos, caídas y rostros sangrantes. Ni los numerosos efectivos del orden que estaban dentro del campo pudieron evitarlo. Era todo una locura. El infierno se había apoderado de la mítica Bombonera.

El saldo
El árbitro Otero cuando faltaba un minuto dio por finalizado el partido. En su informe expulsó a 19 jugadores del campo. En Boca solo se salvaron el “negro” Meléndez e increíblemente Sánchez, quien también formó parte de la batalla campal. En Cristal solo Rubiños a pesar de que Mifflin tampoco tuvo parte en la bronca.

“A los cerveceros, que no iniciaron la gresca, no les quedó otra que defenderse de las agresiones que fueron parte”, declaraba Augusto Moral, representante de Cristal y Secretario de la CSF. Por su parte Alberto J. Armando, el histórico presidente de Boca, pedía “la máxima sanción ejemplar para los protagonistas de este suceso que lo avergonzaba como argentino y hombre dedicado al futbol”. El técnico argentino Silvero y Suñé fueron separados del club xeneize.
Como resultado de las agresiones Campos y Mellán, muy golpeados, terminaron en la Clínica Argerich. Suñé producto de la golpiza acabó internado en un sanatorio. El resto de jugadores fueron detenidos en aplicación de un edicto policial que sancionaba con 30 días de arresto a los culpables de incidentes ocasionados en eventos deportivos. 

Los jugadores argentinos y peruanos pasaron la noche en la Seccional 24 de la policía de Buenos Aires con la excepción de Orlando “Chito” La Torre quien, junto con Gallardo y Del Castillo, retornó a Lima inmediatamente debido al fallecimiento de su madre. En Perú, luego del partido, una multitud se había reunido en la embajada de Argentina para apedrearla en respuesta al arresto de los celestes. Al mediodía siguiente, por gestiones de la embajada peruana en Argentina, el Jefe de la Policía Federal sancionó con 30 días de arresto a los culpables pero a la vez resolvió como medida excepcional conmutar la pena de los jugadores recuperando así su libertad. A su regreso de Buenos Aires, los jugadores rimenses fueron recibidos en el Aeropuerto como héroes por centenares de hinchas con cartelones en mano que, a pesar del fuerte control policial, no dudaron en amanecerse para expresarles solidaridad a sus ídolos. Sporting Cristal tuvo que recomponer su plantilla con reservistas y juveniles de su cantera para terminar con el fixture en esta su tercera participación en el torneo continental. Así se explica las derrotas ante Rosario y Universitario que siguieron a este partido.

La versión argentina
Este lamentable episodio, que acaparó la atención nacional, fue motivo de enardecidas columnas periodísticas por parte de ambos países. En los días siguientes se dieron emotivas crónicas, unas condenando el suceso, otras incitando la intolerancia. Fue tema de discusión por semanas. Todo Buenos Aires comentaba la gresca. Desde el vendedor de periódicos, lustrabotas, taxista y hasta el hombre de saco y corbata se enredaban en interminables discusiones callejeras. En aquel momento en Córdoba había desórdenes sociales que produjeron varias muertes, se incendiaron automóviles y asaltaron diversos negocios pero pasaron a un segundo plano por este hecho. Incluso alcanzó su punto más álgido en las esferas políticas ya que por poco produce el rompimiento de las relaciones diplomáticas entre ambos países. La coyuntura política se prestaba para el patriotismo pues sendos gobiernos militares regían en Perú y Argentina. El general Velasco Alvarado, a través de un cablegrama, daba palabras de aliento a la delegación peruana por defender la divisa con honor e hidalguía.

Bajo el titular: “Viril repudio a la infamia de peruanos”, el diario Crónica de Argentina presentaba un vil ataque lleno de insultos contra Perú con varias fotos de la tragedia del Estadio Nacional de 1964 diciendo “lindo record de
300 muertos en un partido”. Luego añadía: “Perú vive de futbol, hambre e ignorancia. La hinchada peruana es salvaje y agresiva movida por múltiples complejos de inferioridad. Las ofensas peruanas van más allá del suceso deportivo y afectan sentimientos por una prensa indigna.” Recordaban también que José San Martín fue nuestro libertador y que nos gobernó por lo que no había que pagarles mal. Finalmente, criticaban al presidente Velasco Alvarado, al que lo tildaron de “dictador y demagogo, de hacer política con el futbol” por el cablegrama enviado que “alentaba a los matones peruanos”. Por otra parte, este diario argentino también criticó duro al Dr. Teófilo Salinas, presidente de la CSF, por decidir la suspensión de la Bombonera. Lo convirtieron en enemigo número uno de Argentina al calificarlo duramente de desconocer el reglamento y de tener fobia antiargentina por ser peruano. Estas informaciones produjeron la airada reacción del doctor Fernández Puyo, embajador peruano en Argentina. El diplomático peruano, en conferencia realizada en la ciudad sede del periódico, rechazó cada uno de los agravios contra el país e instó a que “estos asuntos se resuelvan en el ámbito deportivo mas no político”.

Una versión más sensata y equilibrada de los incidentes producidos en el Boca-Cristal fue dada desde la revista argentina “Así” por Dante Panzeri, polémico cronista ex director de “El Gráfico”. El periodista argentino censuraba la actitud de los jugadores de Boca, a quienes acusó de iniciar la gresca, enardecidos por el empate. Pedía que se cancelara la Copa Libertadores de la “vergüenza” y que Argentina no realice el Mundial de 1978 por el triste espectáculo mostrado. Reconoce también que en la jugada polémica del supuesto penal, que prendió la bronca, Rogel comete el foul y no al revés por eso el árbitro no cobró. Además acusó al portero xeneise Sánchez, no expulsado, como uno de los agresores. Finalmente, lamenta que la barbarie se haya hecho, por entonces, tradición del futbol argentino pues Boca repitió la vergüenza que anteriormente cometieron Estudiantes de la Plata y Racing de Avellaneda en violentos partidos por la Copa Intercontinental ante Milán y Celtic Glasgow respectivamente.

Por este incidente la explosiva Bombonera sería vetada temporalmente y en Europa se le rebautizó como el “Stalingrado del futbol”.

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