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Por: Jorge Carrasco (@elgranxorxes)

Según la metafísica, todo en este mundo es mental. Todo lo que existe y lo que no existe está basado en percepciones de la mente. En el futbol no es la excepción.

El fútbol sin la mente prácticamente no podría existir. Si nos vamos a lo básico de este deporte, desde la creación del juego y sus reglas hasta el desarrollo de los estadios y la infraestructura; de no haber pasado por la mente, jamás hubiera existido.

Lo siento, amigos aficionados. Su emoción de ser seguidor y ”amar los colores del equipo" también es mental. Es con base en una elección propia que uno decide conectar su ola emocional a una causa (en este caso la de un equipo), principalmente porque hay rasgos de su personalidad que empatan con los ideales del equipo (o muchas veces también los rasgos de personalidad que quisieran adoptar de los ideales de su club favorito).

Un jugador de fútbol puede jugar infiltrado de una lesión –sea cual sea, evidentemente que no sea de una gravedad alta-; se han visto casos en los que juegan con el hombro dislocado, con vendajes en la cabeza por alguna herida, entre otras, pero si el daño que tiene el jugador es en lo mental, te aseguro que no jugará de forma adecuada o posiblemente ni ganas de entrenar tenga.


Si con todo este previo nos damos cuenta de que el futbol es mental,
¿no es lógico que se tenga que trabajar este rubro también con los encargados de que "las cosas sucedan", es decir, con los miembros del equipo, ya sea cuerpo técnico y jugadores?

En mi breve experiencia en este mundo del futbol me he encontrado con esta pregunta y mi respuesta es concreta. ¿Por qué los equipos de fútbol no se enfocan a trabajar en forma la parte mental, a la par del trabajo físico, técnico y táctico? Porque dan por hecho que ésta se dará por sí sola.

Y es tan absurdo como decir que un niño aprenderá a comer únicamente poniéndole la comida enfrente. Por instinto, habrá niños que logren identificar la función de llevarse el alimento a la boca (ya sea por observación o por alguna reacción involuntaria) pero muchos otros probablemente mueran de hambre a pesar de tener su "solución" enfrente.

Lo mismo pasa con el trabajo mental en cualquier ámbito de la vida, y en este caso, en el fútbol.


Lo podemos ver en atletas con un potencial impresionante y que debido a su mala actitud, su carrera se estanca. Muchas veces termina ‘sin pena ni gloria’, ante los ojos atónitos del mundo que no se explica el porqué de su mala actitud.

En el tiempo que llevo trabajando en el futbol nunca me han dado argumentos contundentes del por qué no le dan la importancia debida al trabajo mental y lo peor es que su respuesta va más al hecho de dejar al azar o a ‘plegarias divinas’ que un deportista rinda tal y como se requiere.

Me ha tocado escuchar comentarios lamentables como:
“Pues tiene una gran calidad, lo único malo es que tiene una actitud terrible” u
“ojalá salga convencido y tenga ganas de dar un buen juego, pagamos mucho por él”.

Yo entiendo que esto sucede en cualquier ámbito (sobre todo en lo profesional) pero he ahí donde entra nuestra labor como psicólogos para trabajar este aspecto tan importante como lo físico, técnico y táctico.

Dentro del trabajo mental, considero que debe haber 3 puntos clave para su óptimo desarrollo, los cuales llamo  “El ADC”: 
  • ·         Apertura: A conocer y aprender de tu entorno.
  • ·         Disciplina: Primordial para llevar a cabo cualquier actividad en tiempo y forma.
  • ·         Constancia: La base del crecimiento en cualquier ámbito.

El punto con el que más resistencia llegamos a tener es el primero: La apertura. Desde la confianza de los clubes deportivos para interesarse en trabajar la parte mental de forma adecuada como la apertura del jugador a mejorar este aspecto.

Es preciso aportarles una visión más amplia de su entorno para que ellos mismos puedan generar mejoras constantes en su rendimiento, tanto personales como profesionales.

En mi caso, una de las herramientas que he utilizado es basarme en estadísticas de rendimiento en los entrenamientos para que el jugador pueda tener una perspectiva más amplia de sus avances o retrocesos y con base en eso pueda él mismo trabajar en lo mental.
Esto también aporta mucho para implementar metas y objetivos alcanzables.


Partiendo desde cosas tan sencillas como ésta, el trabajo mental se puede empezar a trabajar poco a poco.

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