Víctor Grao (@VictorGrao)
Billy Ray fue el último de los boxeadores callejeros que
murió. Era tan rudo que cuando se popularizaron los guantes en la década de 1880,
se retiró, según cuenta Gay Talese en su libro “El silencio del héroe”. En su
peso de 55 kilos ganó 130 de 150 peleas que disputó, pero nunca regresó al
cuadrilátero.
Así parece ser Luis Suárez con Uruguay, el último goleador. Tras haber pasado la
camada de Diego Forlán, llegó la de Cavani y Lucho. Cinco o seis años se unieron estos futbolistas en el ataque de la celeste hasta que aparecieron nuevos boxeadores callejeros.
Diego Rolán y Nicolás López vienen mostrando el potencial que tienen para ser la generación de relevo de los Cavanis y Suárez.
El delantero de Nacional, el “diente” como es conocido, tiene 22 años. De
muy joven emigró al fútbol italiano donde sumó más de 1000 minutos, pero el
futbolista sudamericano vive como la tortuga verde. Nicolás López volvió a su
origen, a Nacional.
El zurdo de botines rojos se desplaza de gran manera por la
cancha. Busca el espacio donde la soledad sea su mayor aliado. La soledad
referida a jugadores rivales. Este terreno baldío lo consigue por delante de la
línea de defensores, pero por detrás de los mediocampistas de contención.
Cuando se le cierran los espacios, el “diente” recula. Se
lanza a una banda para ser la mejor opción de pase. Diagonales a los costados
son el plan “b” de los movimientos del ex Roma, Hellas Verona, Udinese y
Granada.
A pesar de ello, el trabajo que ejecuta como “10” es donde
genera más peligro. Cuando lo marcan, descarga de primera, si no es así, gira y
crea juego en vertical.
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