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Elías López (@EliasLopezVzla)
El balompié venezolano se
volvió a manchar de violencia el sábado 10 de septiembre. Barristas y policías
estadales estuvieron involucrados en los disturbios registrados en el partido
entre el Deportivo Anzoátegui y el Caracas FC, por la jornada 12 del Torneo
Clausura, en el estadio José Antonio Anzoátegui de Puerto La Cruz.
Existen distintas
versiones de lo ocurrido en el estado oriental; algunos responsabilizan a los
hinchas del equipo capitalino por comenzar con los problemas. A su vez,
periodistas que estuvieron presentes en el hecho, declararon que dicha
problemática inició por abuso de la seguridad local. En un mar de tantas
confusiones, oímos a uno de los involucrados; Andrés Guerra, seguidor del equipo
rojo, quien viajó desde Caracas a alentar a su club.
“Desde un principio los
policías de Anzoátegui estuvieron intensos a la hora de revisar, para ver con
qué íbamos a ingresar. Con las mujeres fue peor, y a raíz de eso comenzó el
problema. Prácticamente nos querían matar”, contó.
Añadió que los
funcionarios y funcionarias agredieron a las mujeres asistentes.
"Obviamente la barra no se iba a quedar con los brazos cruzados, es algo
lógico, incluso lastimaron a una chica embarazada. Allí inició la guerra de
perdigones por parte de ellos. Nosotros nos defendimos con algunas sillas que
logramos quitar. No es la idea destruir los estadios, pero nosotros de alguna u
otra manera necesitábamos defendernos”, acotó.
Finalizado el cotejo, la
afición visitante decidió abandonar el complejo por una salida distinta, ya que
la policía local los esperaba. Preparándose para salir, ocurrió otro incidente;
“nos acorralaron y no teníamos escape,
nos empezaron a disparar perdigones en cantidades, y a varias personas les robaron
sus pertenencias. Le quitaron el teléfono a quien grabó todo”, contó
Guerra, quien estuvo presente en el incidente.
Andrés confesó que estaba
alejado de la pelea, intentó no involucrarse, sin embargo señaló: “Cuando nos acorralaron yo caí al piso, y en
ese momento un policía me dio en la cabeza con su escopeta, y me la rompió.
Estuve sangrando toda la noche. Gracias a Dios ya estoy bien”, finalizó.
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