Por Miguel Peña (@Migueltals)
Lunes 05 de Septiembre del 2016 - Día antes del juego.
Lunes 5 de
septiembre del 2016, un día antes de que Venezuela se enfrente a Argentina por
la jornada 8 de las eliminatorias mundialistas. Me despierto. Son las 5:00 AM. Con un poco de sueño preparé un café y me hice un par de sándwich para
desayunar y otros para llevar. Mientras terminaba de preparar todo revisaba la
maleta a ver si tenía todo lo necesario. Al percatarme de que todo estaba
listo, cogí mi bolso y mi maleta, me despedí de mi madre para recibir su
bendición. De algo estaba claro: comenzaba una nueva travesía para mí.
Al llegar al
terminal de pasajeros de mi ciudad, en busca de un autobús que me llevaría a la
ciudad de Mérida (lugar donde era el partido) me comunico vía telefónica con mi
con mi acompañante (fotógrafa) – “¿Dónde vienes, Guadalupe?” – le pregunté. – “Llegando”
– Respondió.
Al estar
juntos en el autobús, esperamos a que el chofer de la unidad arrancara mientras
nosotros conversábamos temas de poco interés. El viaje fue un poco cansino, más
de 7 horas de carretera y aún no veía la hora de llegada. Mientras el chofer de
la unidad manejaba yo veía a ambos lados y lo único que observaba eran las hermosas
zonas montañosas de la región andina. Cuando por fin llegamos a Mérida me percato
que toda la ciudad está repleta de vallas publicitarias, pendones, afiches
sobre la selección de Venezuela y sus jugadores. Me pareció una buena
iniciativa.
Al llegar al
Terminal de Pasajeros Sur José Antonio Paredes junto a Guadalupe agarramos un
taxi con dirección al hogar de la familia Zambrano, lugar donde nos íbamos a hospedar. Luego de llegar, familiarizarnos, comer y descansar un poco nos íbamos a
dirigir al estadio Metropolitano de Mérida, lugar donde estarían entregando las
acreditaciones correspondiente.
Fuimos
recibidos por funcionarios de la Guardia Nacional Bolivariana que jamás colaboraron. Decían que no
podíamos pasar porque no teníamos acreditaciones. Era confuso. Donde tenía que
buscar las acreditaciones no me dejaban pasar por no tener acreditaciones,
cosa que aún no entiendo. Un compañero del medio, José Barráez nos ayudó a
buscar dichas credenciales. Esperamos un poco mientras él iba y venía. Nuestra
sorpresa fue que cuando aparecía de vuelta no tenía nada en manos, le habían
dicho que la entrega de acreditaciones se había suspendido por motivos de la rueda de prensa de los seleccionadores nacionales. Nos recomendaron que fuéramos al día
siguiente (día del partido) a retirarlas. Fuimos compresivos y nos retiramos en
dirección a Barrio Sucre (zona donde quedaba el hospedaje).
Martes 06 de septiembre del 2016 – Día del partido.
Luego de
descansar un poco por el trajín del día anterior, salimos bien temprano en
busca de nuestras credenciales. Al llegar a las adyacencias del estadio nuestra sorpresa fue que ningún anillo de seguridad nos dejaba pasar,
recibiendo atropellos de funcionarios de la GNB donde nos comunicaban que ya no
se entregarán más credenciales. Al escuchar eso de parte de un funcionario,
saqué mi teléfono y llamé a Alex Carmona (encargado de las acreditaciones) me
explicó que las credenciales las estaban entregando en una estación de gasolina
que estaba a unos 8 kilómetros del estadio. Luego de recibir atropellos de funcionarios
y de dar tantas vueltas, conseguimos a José Carmona (la persona que entregaría
las credenciales). Estaba sentado en el piso con más de 50 credenciales en el suelo, todas desorganizados y un poco molesto. Al entregarnos las credenciales se expresó: “Hermano, esto se lo llevo el diablo. Esos
funcionarios están es aprovechándose de todo esto. Todo es un sabotaje”. De
momento lo entendí, ya que al igual que a él, a nosotros también habíamos sido atropellados.
Al percatarnos de la hora faltaba poco para el mediodía. En las afueras del Metropolitano ya habían personas esperando para entrar al
estadio y nosotros no llevábamos cámaras ni laptops. Nos tocaba devolvernos.
2:30PM
Luego de ducharnos y almorzar, emprendíamos nuestro viaje al
Metropolitano de Mérida. En una parada de autobús Yutong, los únicos que
estaban trabajando pasó uno que era solo para los medios de comunicación, nos
montamos y compartimos con otros amigos del medio dentro del móvil. Mientras nos
dirigimos al estadio, todo fue diferente en el autobús, sin embargo, hubo un trato
excelente de parte de los funcionarios que eran los encargados del autobús. La camioneta nos dejó en la puerta de la zona donde iba a estar los medios
de comunicación.
Luego de acomodarnos en el lugar
que nos correspondía. Conversamos un poco con diferentes personas de otros medios
(radio, revista, medios digitales, TV, etc) mientras hacíamos nuestra
producción: tomábamos fotos y preparábamos datos y estadísticas mientras se hacía la hora del
compromiso.
6:40 PM:
Ambas selecciones saltaban al campo para hacer su entrada
en calor. Las gradas del coso merideño era de alegría. Había ánimos,
esperanza y fe. Existía mucha pasión por la selección.
7:20 PM:
Era el momento de entonar las notas del Himno
Nacional “Gloria al Bravo Pueblo” y dicha melodía fue entonada por más
de 40.000 personas que decían presente en el Metropolitano.
Minuto 35’:
Una especie de perla, de cosas que suelen hacer los
genios. Una jugada individual de Juanpi que luego de un caño a Marcos Rojo y
perfilarse para mandar un zurdazo que insertaría en el ángulo del arco que
defendía ‘Chiquito’ Romero y todo estadio explotó con dicho bombazo. Fue una
ola de alegría que se vivía no solo en el estadio, si no en Venezuela completa.
Minuto 53:
Luego de una jugada individual de Salomón Rondón en la que le
donaría el balón a Josef Martínez para que este hiciera un amague para dejar tendido a Romero y
definir con el arco solo anotaría el 2-0 a favor de Venezuela. El estadio era
una vendaval de felicidad, una fiesta y se coreaba que si se podía.
Por mala fortuna, por principiantes
o quizás por jóvenes Argentina terminó empatando el encuentro dejando un
resultado final de 2-2. Periodistas, aficionados y todo aquél que dijo presente
en el Metropolitano de Mérida se iría contento, ya que se vio a la selección
jugando de tú a tú a unas de las mejores selecciones del mundo.
En el pitazo final, salimos
corriendo para tener cabida en las ruedas de prensa de ambos seleccionadores
(Rafael Dudamel y Edgardo Bauza). Nos encontramos con un anillo de seguridad que
decía “No pueden pasar si no tienen pase” haciendo referencia a un supuesto
pase del que se hizo entrega antes del partido a los medios de comunicación,
pero que realmente quedaron más del 70% de los periodistas que decían presente en
el estadio sin ese supuesto “pase”.
La seguridad interna decidió
darle la ayuda a los medios, por lo que agilizaron la entrada a los medios
informativos a las ruedas de prensa, entendiendo que nosotros teníamos que
hacer nuestro trabajo periodístico.
Luego de escuchar ambas ruedas de
prensa hubo algo que me quedo claro: Edgardo Bauza no se imaginó que Venezuela
jugaría así y que se enfrentó a un rival que lo puso contra las cuerdas. Por
otra parte que Rafael Dudamel estaba haciendo trabajos para Qatar 2022, pero sin
dejar de pensar en Rusia 2018. Que mientras haya chance matemáticamente el
luchará por el pase.
Al salir del estadio, en busca de
un lugar donde comer, duramos un poco más 3 horas para poder comernos una
hamburguesa que no llenó lo suficiente. Llegamos a nuestro lugar de resguardo a las
2:00AM. Sí, ya era miércoles.
Miércoles 07 de septiembre del 2016 – Día después del partido.
Con apenas haber descansado un
poco más de 2 horas nos despertamos. Eran las 5:00AM. Teníamos que devolvernos a
nuestra ciudad. Agradecí completamente a la familia Zambrano que nos
recibió y nos abrió las puertas de su hogar y con ganas de querer quedarnos unos
días más para disfrutar de la ciudad. pero había otros compromisos que que
cumplir.
Todo transcurría con normalidad,
montarse en el autobús y esperar que arranque. Cuando el chofer de dicha unidad
decide emprender el viaje, otra irregularidad ocurrió: el móvil se accidento a las dos horas de camino. Debíamos
esperar a que llegara un colega para auxiliarlo y transportar a todos los
pasajeros a su destino. Nos quedamos accidentados en un lugar donde la
temperatura era un poco menos de 10 grados centígrados. Dentro de tanto estrés
había un protagonista: el frío.
11:00AM: El autobús auxiliar finalmente llegó, montó a las 32
personas que estaban y emprendió su viaje.
Con más de 8 horas de carreteras,
en una alcabala, somos detenidos por unos funcionarios policiales, donde nos
decomisaron nuestra cédula de identidad para
verificar en un sistema. Con más de 30 minutos de espera, me
bajé del autobús en compañía de otros pasajeros para preguntar qué pasaba. El
funcionario Pérez (así decía la placa en su chaleco) no nos quería entregar la
cédula porque no había podido llamar ya que no había línea y él no nos podía
dejar irnos sin revisar. No aguanté dicho escarnio, ligado con el cansancio,
el hambre y le dije; “¿Entonces? ¿Nos quedamos aquí hasta que
ustedes quieran? Nosotros venimos de trabajar, no de robar ni matar. Encarguese del que roba mientras uno trabaja, por favor”. El funcionario policial
no me dijo nada, me miró de arriba a abajo y nos pidió colaboración. Aconsejó que nos
montáramos en el bus, hizo entrega de las identidades y el chofer arrancó.
Con más de 10 horas de carreteras
llegué a mi casa, cansado, con hambre pero feliz. Feliz porque hice lo que me
gusta. Cubrir a la selección venezolana de fútbol.
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