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Hovannes Marsuian (@HMarsuian_) e Iván Cordovilla (@ivancordovilla)
En el inicio de este Siglo XXI, la posición del delantero está viviendo una gran evolución, en el sentido de que el ‘9’ moderno es más que gol, porque debe hacer otras cosas relacionadas con el pase, los movimientos y los espacios. Entonces es normal, hoy en día, encontrar futbolistas en crecimiento enfocados en poseer esas características. Hay muchísimos casos, como el de Maximiliano Romero, quien acaba de partir al fútbol holandés para jugar con el PSV Eindhoven.

Cuando hablamos de Maxi Romero no nos estamos refiriendo solamente a un delantero con gol, sino que en realidad se trata de un muy buen futbolista capaz de encontrar el camino del gol de muchas maneras distintas, tanto para generar, asistir o marcar. Lo que mejor lo define es su autosuficiencia, que alcanza a partir de un amplio abanico de recursos que le permiten producir ocasiones.

Crece con el desplazamiento del área hacia afuera, por su buen sentido posicional. Se va ubicando de acuerdo a la circulación del balón. Atribuyéndose tareas que están ligadas a la continuidad del fútbol de su equipo, es decir, recibiendo entre líneas, donde es capaz de producir de espaldas, con la intención de pausar para atraer y luego devolver a la medular para poner uno de sus compañeros de cara al arco del contrario. Todos esos movimientos son con la intención de acercarse a sus compañeros para hacer lo propio con el portero rival. Al ser un futbolista muy joven (18 años), posee un amplio abanico de mejora, sobre todo a nival técnico, ya que, por ejemplo, su control o conducción del balón termina siendo en ocasiones algo descontrolada. Sin embargo, es un futbolista muy competente para la edad que tienen. Sus características le pueden venir muy bien al juego del fútbol holandés.

A pesar de que la Eredivisie tiene un estilo de juego muy definido, los delanteros pueden rendir independientemente de su forma de entender el fútbol. Desde Weghorst o Jørgensen, que rozan los dos metros, a futbolistas como Dolberg o Fran Sol, también de buen nivel físico pero más abiertos al juego con balón. La mayoría de los equipos juegan en 4-3-3, entonces se puede decir que son muy pocos los que tienen dos jugadores por el centro, ya sean mediapuntas o segundos delanteros, por lo que es muy necesario que el hombre en punta sea decisivo. Tener todo al ataque orientado a un solo hombre ofrece muchas ocasiones a los nueves, pero también la necesidad de no perder la posición demasiado. Por otra parte, al ser una liga con muchos espacios y defensas pobres, la velocidad y la calidad técnica dan buenos resultados.

El PSV de Phillip Cocu no es la excepción, aunque recientemente ha probado con un 5-3-2 con Gastón Pereiro en una posición más centrada, suele proponer un 4-3-3 típico extremos veloces y amantes del juego directo. Al contrario que los otros dos grandes del país, el PSV depende más de sus individualidades en la faceta ofensiva. Diez millones es una cifra altísima para un club neerlandés, por lo que las esperanzas en Maxi Romero serán elevadas. Hasta ahora, Cocu no ha demostrado confiar mucho en sus jóvenes promesas. Con el argentino seguro que será diferente.

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