En el fútbol, el carril central es el más defendido que existe en el
profesionalismo. Por ahí es más fácil rematar con ángulo a puerta. Basta ver la
acción del 0-1 del Barcelona en el último Clásico español para entender cómo un
equipo puede quedar expuesto defensivamente. Pero aunque suceda en ese nivel,
es poco común.
Para Josep Guardiola, no solo aplica para el balompié: “En todos los deportes
de equipo el secreto es cargar mucho un costado para hacer que el contrario
bascule. Cargar mucho y atraer al contrario para que deje libre el costado
débil. Y cuando hemos conseguido cargar y atraer, entonces debemos resolver por
el costado opuesto.” De modo que el costado fuerte es el que un equipo suma
jugadores para defender superioridad numérica. Ese desbalance se va a notar del
otro lado, sitio ideal para redirigir el ataque.
Para que los equipos no sufran ante un cambio de frente rival, suelen
trabajar la vigilancia defensiva. Este es el nombre técnico con el que
Guardiola se refiere cuando en la cita superior hablaba de basculación.
Orientar al equipo hacia el costado en el que está el balón. En este
movimiento, el costado por el que el rival conduce el balón.
Aunque parezca un concepto defensivo sencillo de adaptar a un modelo
de juego, hay equipos que tienen problemas para defender en su costado débil. Esto
puede suceder en equipos que suelen atacar mayoritariamente por un lado,
colapsándolo. De modo que ante el cambio de frente, tienen problemas para sumar
elementos hacia la zona activa del balón. Por eso atacan por el mismo siempre,
no les conviene que los ataquen por el otro.
En los saques de banda los equipos ladean mucho su vigilancia defensiva.
El equipo que los defiende convierte en ese su costado fuerte, es normal ver
triángulos de presión en el recetor del saque manual. Aunque se menosprecie una
de las ejecuciones más frecuentes del fútbol (que por la misma razón debería
ser la más trabajada) varios equipos los usan para cambiar rápidamente la
dirección del ataque hacia el costado débil.
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