Hovannes Marsuian (@HMarsuian_)
La facultad de imaginar el futuro está
ligada al aficionado del fútbol porque en el momento que los ojos se maravillan
con un futbolista se pueden sobrepasar hasta los límites de un techo. Fallando
en reiteradas ocasiones, ya que no se está hablando de una película que se
escribe y sucede, sino que es la vida real. Existen cambios constantes. Ocurren
a veces acontecimientos inimaginables, como la historia de Vietto después de su
etapa en el Villarreal.
Hoy en día, demuestra no ser el mismo de
aquella época. Y hay dudas sobre su rendimiento en el futuro. Sin embargo, la
vida consigue siempre ser interesante. En esta ocasión, vuelve a juntar al
futbolista argentino con aquel entrenador que lo hace brillar en su etapa en el
submarino amarillo: Marcelino García Toral.
El técnico español es un entrenador
disciplinado que busca adquirir en sus equipos orden en la puesta en escena.
Demuestra en cada temporada que su ideal de juego es intentar que el rival no
le haga ocaciones para recuperar y aprovechar la generación de espacios con
contraataques. Así se le recuerda en su época en el Villarreal, sobre todo por
lo fundamental que termina siendo su defensa posicional, acompañado con
futbolistas que en la fase sin balón son claves para intimidar y después
construir ofensivas de poca elaboración y cierto vertigo. Y ahí es donde
Luciano Vietto entra en acción.
Siendo un delantero que va más allá del
"9" moderno. Se siente cómodo cuando está más cerca de la zona del
centrocampista que la del área. Y este detalle lo potencia con Marcelino en el
Villarreal. Se convierte en un especialista en el juego de espaldas, es decir,
baja, recibe y descarga. Llegando a atacar tan de memoria algunas
combinaciones, dando pases de primera, o tras un control muy firme o sin
observar al compañero.
Además de ser un delantero que muestra
sentirse cómodo al apoyar, también es capaz de desmarcarse de manera rápida
para atacar la espalda del rival. En una acción puede ofrecer su apoyo para definer
por dónde se debe transitar, combinar y en seguida romper hacia delante para
buscar espacios. Su interpretación de juego es brillante. Sabe cuándo bajar
para recibir entre líneas, cuándo ir al primer palo, o cuándo esperar el balón
en el Segundo.
Hoy, se vuelve a encontrar con el 4-4-2
de Marcelino, pero esta vez en el Valencia, donde está Simone Zaza como
principal referencia para el juego más directo y así instalar a su equipo en
campo rival. Y con un segunda punta, ya sea Rodrigo Moreno o Santi Mina,
activando en todo momento los espacios a la espalda del rival. El primero
(Zaza) se puede definir como un killer (rematador), los otros dos (Mina y
Moreno) son jugadores que destacan por atacar los espacios vacíos. Vietto tiene
la características de los últimos al ser agresivo en la ruptura, pero posee
algo distinto, ya que es un futbolista capaz asociarse por su técnica. No es un
delantero de área, pero es capaz de potenciar con sentido el sistema colectivo
de su equipo. Puede combinarse con Guedes y Zaza como hizo antes con Denis y
Uche.
Luciano Vietto tiene dos cosas muy negativas: la primera, su
falta de gol por su definición predecible y la segunda, la poca seguridad que
posee en sí mismo, que le ha llevado a tener un bajo rendimiento con el
Atlético de Madrid y el Sevilla. Pero es un futbolista que tiene detalles
positivos por su talento, como su juego de espaldas, su ruptura al espacio, su
conducción, su pase al pie y sus caderas para girar son aspectos de calidad que
eleven – cuando quiere – la ofensiva de sus equipos.
La figura del argentino puede causar dudas, aunque entra en un contexto para generar ilusión, sobre todo porque tiene por delante todo para recuperar su mejor versión. Su fichaje al Valencia
posee un significado, ya que se muestra a un jugador capaz de crear ocasiones
de peligro desde el inicio de un juego o para entrar de revulsivo. Es una nueva alternativa al sistema inicial. Marcelino es la persona ideal para darle otra vez seguridad y lograr que el aficionado del fútbol se vuelva a
maravillar de Luciano Vietto.
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