Ads (728x90)

Hovannes Marsuian (@HMarsuian_)
La facultad de imaginar el futuro está ligada al aficionado del fútbol porque en el momento que los ojos se maravillan con un futbolista se pueden sobrepasar hasta los límites de un techo. Fallando en reiteradas ocasiones, ya que no se está hablando de una película que se escribe y sucede, sino que es la vida real. Existen cambios constantes. Ocurren a veces acontecimientos inimaginables, como la historia de Vietto después de su etapa en el Villarreal.

Hoy en día, demuestra no ser el mismo de aquella época. Y hay dudas sobre su rendimiento en el futuro. Sin embargo, la vida consigue siempre ser interesante. En esta ocasión, vuelve a juntar al futbolista argentino con aquel entrenador que lo hace brillar en su etapa en el submarino amarillo: Marcelino García Toral.

El técnico español es un entrenador disciplinado que busca adquirir en sus equipos orden en la puesta en escena. Demuestra en cada temporada que su ideal de juego es intentar que el rival no le haga ocaciones para recuperar y aprovechar la generación de espacios con contraataques. Así se le recuerda en su época en el Villarreal, sobre todo por lo fundamental que termina siendo su defensa posicional, acompañado con futbolistas que en la fase sin balón son claves para intimidar y después construir ofensivas de poca elaboración y cierto vertigo. Y ahí es donde Luciano Vietto entra en acción. 




Siendo un delantero que va más allá del "9" moderno. Se siente cómodo cuando está más cerca de la zona del centrocampista que la del área. Y este detalle lo potencia con Marcelino en el Villarreal. Se convierte en un especialista en el juego de espaldas, es decir, baja, recibe y descarga. Llegando a atacar tan de memoria algunas combinaciones, dando pases de primera, o tras un control muy firme o sin observar al compañero. 

Además de ser un delantero que muestra sentirse cómodo al apoyar, también es capaz de desmarcarse de manera rápida para atacar la espalda del rival. En una acción puede ofrecer su apoyo para definer por dónde se debe transitar, combinar y en seguida romper hacia delante para buscar espacios. Su interpretación de juego es brillante. Sabe cuándo bajar para recibir entre líneas, cuándo ir al primer palo, o cuándo esperar el balón en el Segundo.

Hoy, se vuelve a encontrar con el 4-4-2 de Marcelino, pero esta vez en el Valencia, donde está Simone Zaza como principal referencia para el juego más directo y así instalar a su equipo en campo rival. Y con un segunda punta, ya sea Rodrigo Moreno o Santi Mina, activando en todo momento los espacios a la espalda del rival. El primero (Zaza) se puede definir como un killer (rematador), los otros dos (Mina y Moreno) son jugadores que destacan por atacar los espacios vacíos. Vietto tiene la características de los últimos al ser agresivo en la ruptura, pero posee algo distinto, ya que es un futbolista capaz asociarse por su técnica. No es un delantero de área, pero es capaz de potenciar con sentido el sistema colectivo de su equipo. Puede combinarse con Guedes y Zaza como hizo antes con Denis y Uche. 


Luciano Vietto tiene dos cosas muy negativas: la primera, su falta de gol por su definición predecible y la segunda, la poca seguridad que posee en sí mismo, que le ha llevado a tener un bajo rendimiento con el Atlético de Madrid y el Sevilla. Pero es un futbolista que tiene detalles positivos por su talento, como su juego de espaldas, su ruptura al espacio, su conducción, su pase al pie y sus caderas para girar son aspectos de calidad que eleven – cuando quiere – la ofensiva de sus equipos. 

La figura del argentino puede causar dudas, aunque entra en un contexto para generar ilusión, sobre todo porque tiene por delante todo para recuperar su mejor versión. Su fichaje al Valencia posee un significado, ya que se muestra a un jugador capaz de crear ocasiones de peligro desde el inicio de un juego o para entrar de revulsivo. Es una nueva alternativa al sistema inicial. Marcelino es la persona ideal para darle otra vez seguridad y lograr que el aficionado del fútbol se vuelva a maravillar de Luciano Vietto.

Publicar un comentario