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Diego Sancho (@SanchoDiegoo)


Atlético Nacional de Medellín hizo historia al clasificarse a la final de la Copa Sudamericana. El verde de la montaña se impuso en los penales y se encamina a una cifra impensada de partidos en lo que va de año. Con un Estadio de Morumbí expectante por una remontada de sus alentados, el partido tuvo mucho choque y por poco se liquida la serie en varias oportunidades.

Las canchas del fútbol brasileño son conocidas por su gran volumen de gramado habilitado; la de la semifinal entre Sao Paulo y Nacional es de las más extensas en el mundo. Esto se traduce en que los espacios a abarcar son más amplios y las labores de presión y achique deben ser clínicas para no dejar escapar a pujantes brasileños encimados a jugarse una final ante un equipo argentino.

De esto ya estaba al tanto el profesor Osorio, adicto al estudio de los equipos que enfrenta. Además que en la tercera ronda de la competición, tuvieron que viajar a Bahía (también en Brasil) para conseguir el pase a cuartos de final vs. Vitoria. El potencial futuro técnico de la selección cafetera aisló a un costado las incursiones del cuadro santo, el juego por las bandas también estaba presionado por volantes que hacían doble línea de presión. En esta jugada Michel Bastos queda encerrado ante dos camisetas verdolagas de obstruyen el circuito con el uruguayo Pereira por la izquierda.



Anulando a Kaká

Ya no son las mejores horas de su carrera, pero la estrella Ricardo Kaká estaba referenciado en su labor de enganche, de manera que no pudiese crear juego. Su dorsal indica el “8” y es que fue reducido a funciones de un volante de salida, pues cuando intentaba crear fútbol en cancha contraria quedaba sin receptores libres. Intentaba mandar balones a Luis Fabiano, pero la resistencia puso demasiadas trabas.


El camino al gol requería sorpresa, por eso aparecieron las comuniones de toque. En esta ocasión el ataque se iba enarbolando con el trío Souza-Bastos-Fabiano y no batió las redes por una intervención acorde del meta Armani. Muricy Ramalho sabía que naturalmente llegaría la igualdad; Osorio anotaba “Bastos” en rojo sobre su libreta.


Virtudes ofensivas a domicilio

Sin Sherman Cárdenas, los visitantes optaron por otros medios para acercarse a Rogeiro Ceni. Ante los rebotes del saque de meta posicionaban un tridente diseñado para embalarse en tropel al ataque. La finalización no fue compensatoria con la ejecución, pero había méritos para esperar un partido cerrado.


Ya habiendo trabajado con su selección, Edwin Cardona fue el miembro de mayor jerarquía en su oncena encabezando una salida limpia en posesión. Su legión verde trianguló y en 8 segundos (con una rapidez ni advertida por los paulistas) pasó de pautar la génesis de la ofensiva a definir en el mano a mano. Seguramente Pekerman lo seguirá llamando luego de esta demostración magistral de visión y elocuencia en la carrera.




La igualdad iba a llegar a través de un maestro de los tiros libres como lo es Ganso, que empataba la serie y unía a Morumbí en un solo grito de gol. Era la única forma de vulnerar la cabaña de Armani

El villano Bastos

Recordado por sus años de gloria en el Lyon francés, el volante zurdo fue el punto más alto de los locales en miras remontar la llave. Remates de media distancia, incursiones a espaldas de los centrales y diagonales en bandeja de plata hicieron que se detuviese el corazón de miles de medellinenses. En una intentona logró meter un pase a Kaká dentro del área para definir el segundo y su disparo se estrelló en el poste. Uno de esos fenómenos futbolísticos que sugieren de qué lado esta la suerte

Para domar a la amenazante bestia, se aplicó el off-side de anticipo, pero en sus 31 años ha ganado capacidad de lectura y consiguió el espacio para encarar al arco.


No hubo más goles. En los lanzamientos desde los doce pasos los colombianos fueron más virtuosos y se regresan a Antioquia suspirando con levantar una copa internacional sobre un grande argentino  

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