Por: Adrián Adrover (@Adriandrover)
Extraído de "En este bar saben de fútbol"
La defensa en zona
impone algunos preceptos básicos que son útiles para ordenarnos e impedir que
el rival se adueñe de los espacios vitales, cercanos a nuestro arco. La lectura
de lo que corresponde hacer en cada caso a veces no es tan sencilla por la velocidad
del juego y porque no siempre se requiere la misma solución: Cuándo seguir una
marca, cuándo no; cuándo la podemos soltar; qué hacer en él área, cómo
posicionarse de acuerdo a dónde está la pelota; cuando achicar hacia atrás o
hacia adelante con relación a determinadas situaciones, por ejemplo el hecho de
que la pelota esté libre o esté cubierta. Se podrían enumerar otras
circunstancias donde la eficacia de la acción está supeditada a la decisión que
en cada caso tomen los defensores y esas decisiones siempre son particulares.
Un metro más acá o más allá; un segundo más rápido o más lento en tomar una
decisión o ubicar un espacio pueden ser determinantes para la solución del
entramado de engaños que nos propone el rival cuando nos ataca.
El gol de Brasil a Chile
nos permite recordar, para un equipo que juega en zona, que los jugadores se
ordenan a partir de la pelota; después se ordenan teniendo en cuenta la
ubicación de sus compañeros; y recién por último deben atenerse a la ubicación
de los rivales. Como vemos en los gráficos, el defensa de Chile sigue al
delantero de Brasil, que lo lleva hacia afuera y le hace perder la primera
referencia que debió ubicar: dónde estaba la pelota y dónde mi arco. Pierde ese
espacio, lo descubre y de ese modo es aprovechado por Firmino, que ingresa por
el medio, gambetea a Bravo y convierte el único gol del partido.
Medel, por su parte,
inicia una carrera que pretende achicarle el espacio al rival en lugar de
correr en diagonal hacia su arco, ordenarse, prepararse para defender en
función de dónde estaba la pelota y dónde el rival que venía picando por el
centro de la defensa. Al final de cuentas, los defensas deben entender que sólo
le podemos achicar el espacio al rival hacia adelante cuando al espacio que
dejamos detrás lo podemos proteger, de lo contrario pasamos a un estado de
ruleta rusa: si el rival acierta es gol.
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