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La peor pesadilla de un futbolista es, seguro, no jugar. No salir al campo el fin de semana. Pero, ¿es posible que un jugador soporte dos años sin hacerlo? La perseverancia de Joel Sánchez es un caso a tomar en cuenta.

FOTO: CMD

Luis Gonzales (@Luchvr

Los caminos del fútbol son inciertos. Un día estás jugando en tu barrio, en tu calle, con tus amigos; y otro, en un estadio. Y así como las situaciones pueden ser positivas; en otra, ya no puedes mover más un balón.

Joel Sánchez es de Arequipa, una provincia del sur peruano. Comenzó su carrera en Primera en el desaparecido Total Clean en 2007. Ese año, el equipo descendió; pero Joel se quedó para jugar el ascenso. En 2009, el club del Callao logró salir campeón en Segunda y cambió su nombre a Total Chalaco. El volante fue la figura del equipo. Al año siguiente, Alianza Lima lo fichó.

Con el equipo de La Victoria, disputó la Copa Libertadores, jugando un de los partidos más recordados del país entre los blanquiazules y Estudiantes de La Plata, último campeón del torneo, en Lima –goleada y remontada 4-1 de los locales–. Pese a su buen momento y buenas actuaciones, no quiso renovar.

Los problemas comenzaron tras su negativa a extender su contrato con el club: no le permitieron hacer la pre-temporada y lo obligaron a cumplir con su vínculo legal. Sánchez intentó desligarse de la institución a través de instancias mayores. Finalmente, en abril de 2011, quedó libre y firmó por la Universidad San Martín, su club actual.

De cara a las Clasificatorias a Brasil 2014, Joel fue convocado a la Selección para enfrentar a Bolivia, en La Paz, el 12 de octubre del 2012. Aquel equipo estaba conformado por futbolistas del medio local adaptados a jugar en la altura. El resultado fue 1-1. Sánchez fue uno de los llamados a dar el control anti-doping.


No fue hasta el 21 de enero del año siguiente, que le fueron enviados los resultados: había dado positivo. Desde 2010, Joel acudía a un nutricionista y este le había recetado consumir algunos suplementos vitamínicos. En una equivocación del médico, esas sustancias contenían Metilexanemina, un estimulante nervioso prohibido desde hace unos años por la Agencia Mundial de Antidopaje. La FIFA determinó una suspensión de dos años por dopaje para Joel Sánchez.


FOTO: EL COMERCIO

“Nos dolió mucho la noticia. Es un excelente ser humano. Lo apoyaremos en todo”, dijo el ‘Maño’ Ruíz, entrenador de la San Martín cuando sucedió el incidente. Y así fue. El club no prescindió de Joel y le permitió entrenar con ellos los dos años de suspensión.

La sanción y el tiempo fuera de las canchas fueron muy duro de superar para el arequipeño. Lo que más le afectaba era no poder jugar los partidos oficiales, debido a que entrenaba con sus compañeros todos los días. “Los fines de semana son difíciles por el hecho de no hacer lo que me gusta”, contaba Joel tras las prácticas en el complejo deportivo.

“Todos los días pensaba en retirarme, pero había algo que me impulsaba a seguir entrenando”, comenta. El apoyo de su familia y la perseverancia fueron factores importantes en su recuperación. Además, recibió el apoyo de Julio César Uribe, entrenador de la San Martín hasta el año pasado, quien siempre le decía: “Pisar el césped te da otra energía”, en ánimos para que no desista de jugar al fútbol.

Hace casi cuatro meses, terminó su sanción. Su vuelta sorprendió a muchos. Desde el primer partido demostró las ganas que tenía de volver a “pisar el césped”, como le motivó Uribe. Porta la diez en el club ‘santo’ y es pieza fundamental en el equipo de Christian Díaz, actual director técnico. Es un jugador muy desequilibrante, sobre todo por las bandas. Puede jugar de enganche y por fuera. También funge muchas veces creativo, a través de la asociación con sus compañeros, que le permiten desarrollar el juego que más le gusta al entrenador.

Su mayor rendimiento se vio en el partido de ida de las semifinales del Torneo del Inca. Frente a Alianza Lima en su cancha, con el marcador en contra y con un jugador menos; el jugador de 1,69 se puso el equipo encima y puso en aprietos a su ex equipo. La San Martín no pudo llegar a la final, pero pocos olvidarán el partido de Joel en La Victoria.

La cereza del pastel a su ávido retorno al fútbol fue su convocatoria a la Copa América. Es, sin duda, el premio más reconfortante al esfuerzo.

A sus 25 años, el deporte y su tesón le han dado una segunda oportunidad. Para Joel, cada balón que disputa y mueve en el campo, han opacado su dos años sin fútbol.


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