Por: Luis Suárez (@Luije77)
Domingo
3 de mayo. En el estadio Olímpico de la UCV, Caracas FC y Deportivo Táchira
definen el título del Torneo Clausura del fútbol de Venezuela. Corre el minuto
94 y él está atento a lo que vendrá. Los locales ganan 2-1 y ven el campeonato
muy cerca; los visitantes no pierden las esperanzas. Tras un largo pelotazo, un
jugador aurinegro logra centrar acrobáticamente al segundo palo. Él pega una
carrera; sabe lo que vendrá. Esquiva a uno, elude al otro sin perder su
instrumento –la cámara-, se posa junto al arco, ha llegado el momento que ha
esperado durante más de hora y media: ¡Dispara el botón, gol del aurinegro!
Táchira empata el partido. Simón no es el protagonista del gol, pero es quien
más mérito tiene por la calidad de su maniobra con el lente. Acaba de capturar
la escena del primer título que los andinos ganan en la capital del país.
Simón
Eduardo Bardinet Tatá nació un 26 de abril de 1988. En un país en el que los
derechos de autor no están garantizados y el deporte del gol está a mucha
distancia de sus vecinos de la región, él se atreve a ser fotógrafo del fútbol
profesional de Venezuela. Aunque en principio nadie esperaba que ese fuera su
camino –ni él mismo-, hoy por hoy es uno de los principales exponentes de la
expresión visual de lo que ocurre domingo a domingo en el rentado nacional.
Deportivo
Petare, Maggs Producciones, Gatorade Venezuela, Main Event, Deportivo La Guaira, Fútbol Report, Sin
Ruido y Triángulo Deportivo están en el currículum del fotógrafo de padre
francés. Su trabajo lo ha llevado a recorrer toda Venezuela y a viajar hasta
Chile, Perú y Argentina para hacer lo que más le gusta: tomar fotos mientras
observa a la Selección de su país: “Lo mío se convirtió ya en pasión. Paso
mucho tiempo sin ir al estadio en calidad de fanático porque si pierdo, por
ejemplo, un gol de chilena desde 40 metros, eso me va a perseguir por el resto
de mi vida”.
Es
común encontrar el Twitter y Facebook inundado de las fotos del joven de
alrededor de 1,72 cm, contextura gruesa, tez blanca y una barba que nunca lo
abandona, al menos desde que decidió convertir su hobby en algo ambicioso y a tiempo completo. “Muero de orgullo
cuando veo los comentarios en las redes”, manifestó Mercedes Tatá, su madre, al
hablar sobre el repunte mediático de su hijo.
En
2006 llegaba a la Universidad Católica Andrés Bello tras haber vivido mucho
tiempo fuera de la capital. Tras siete semestres en la casa de estudios de
Montalbán, Simón estaba por descubrir lo que quería hacer: “Para ese momento ya
yo tenía mi cámara. Comencé a ver Periodismo Deportivo con la profesora Carlota
Fuenmayor y logré obtener una acreditación para cubrir el Caracas FC. Me compré
un teleobjetivo muy sencillo y comencé a ir al estadio”.
Korangel
Bueno, compañera de carrera del muchacho desde primer semestre, dice que todo
nació luego de que hicieran un documental sobre un equipo capitalino: “Fuimos
a un juego profesional a hacer tomas, le presté mi cámara semi-pro a Simón y
sencillamente se puso a disparar fotos con disfrute. Se puede decir que fue uno de los primeros
pasos. Hoy por hoy, tiene un ojo que puede
marcar la historia deportiva del país”.
Para
Simón no fue difícil adaptarse al mundo fotográfico al que quería ingresar. Sus
conocimientos fueron creciendo al mismo tiempo que aprendía de la mano de la
profesora Romina Hendlin, fotógrafa de Maickel Melamed, y Nelson Pulido, actual
coordinador de Videografía del Grupo Últimas Noticias y asiduo visitante de los
estadios nacionales. “Son personas excepcionales que comparten sus
conocimientos sin temor y que me ayudaron mucho”, expresó Bardinet en tono
cordial. También tiene como apoyo a varios amigos que han crecido junto a él, como Antonio Díaz: "Es un chamo con gran talento para el video. Apostamos a que Versus -el proyecto que ambos comparten- crezca".
Luego
de graduarse en el 2012 en Comunicación Social mención Artes Audiovisuales, las
puertas del mundo laboral comenzaron a abrirse para el muchacho que había
salido del interior del país para cumplir parte de sus sueños, pero que seguía
siendo el mismo de las gorras estilo New
Era de la Major League Baseball
(MLB) y las cholas en clase. A partir de ahí nunca acude a un partido sin su
par de cámaras Cannon, el lente de 50 mm, el teleobjetivo y el gran angular.
Su
madre cuenta que siempre tuvo afición por el béisbol –es fanático de los Leones
del Caracas- y por el fútbol. Para todo ciudadano con raíces francesas resulta
inevitable no considerar a Zinedine Zidane como el más grande futbolista de la
historia. Simón creció viendo a la Vecchia
Signora de Paolo Montero, Antonio Conte, Ciro Ferrara, Edwin Van Deer Sar,
Alessandro Del Piero y aquel número diez que la gente llamaba “Zizou”. “Desde
pequeño sentí un cariño por la Juventus de Turín y el fútbol galo”, comentó su Simón.
“Entre los dos siempre fui el erudito de los deportes, y es él quien ahora sabe
todo y siempre está actualizado”, expresó su hermano, Mauricio Bardinet.
El 1
de octubre de 2011, Venezuela recibía a la Argentina de Lionel Messi en el
estadio General José Antonio Anzoátegui de Puerto La Cruz. Ese día llegaría, a
través de un cabezazo de Fernando Amorebieta, la primera victoria en la
historia de la Vinotinto sobre la Albiceleste. Aquella noche Simón debutaba en
un partido de Eliminatorias Conmebol mientras su hermano lo acompañaba desde la
grada. “Si tuviese que enmarcar un momento hasta ahora en mi carrera, sería
ese. Fue uno de los mejores días de mi vida”, comentó Bardinet.
Hay un
dicho muy reconocido entre los fotógrafos cuya premisa se resume en que la
mejor foto está por llegar porque cada disparo debe ser mejor al anterior. “Las
fotografías tienen dos valores que se combinan: el estético y el de contenido.
Si tengo que hablar de alguna con valor estético, me gusta mucho una de Rómulo
Otero, quien venía a cobrar un tiro de esquina. Cuando levantó la pelota, tomé
la foto y adicionalmente salió El Ávila. En las de contenido recuerdo una en la
que Alexander González y Josef Martínez se abrazan luego de vencer a Colombia
en Cachamay”, dijo refiriéndose a su mejor foto hasta ahora.
Si
bien ha ganado mucho reconocimiento dentro del gremio y su cuenta de Instagram
tiene más de 5.400 seguidores, no todo ha sido agradable para Simón Bardinet. A
mediados del 2014 sufrió lo que él mismo define como el peor día de su vida:
“La noche anterior me acosté a dormir y al día siguiente me despertaron con una
terrible noticia. Mariale -su novia- había tenido un accidente y había
fallecido”.
Ricardo
Andreutti, mediocampista central del Caracas FC de Eduardo Saragó, fue una de
las personas más cercanas a su entorno en ese momento: “Ricky es uno de mis
mejores amigos. Un tipo excepcional”. Apenas unos días luego de la dolorosa
pérdida, el volante avileño marcó un gol y fue a la zona de fotógrafos a
abrazar a Simón en señal de dedicatoria: “No podría considerar esos momentos,
del todo, como algo duro. El apoyo mutuo es una de las cosas más lindas de mi
amistad con Simón”.
La
calidad de Bardinet ha trascendido, pero no solo en el aspecto laboral, sino en
la calidad humana. Jugadores internacionales de la talla de Josef Martínez,
Alexander González, Luis Manuel Seijas, Fernando Aristeguieta y Tomás Rincón lo
respetan, a pesar de que él expresa que le cuesta un poco socializar y no
mostrarse tan reservado. Incluso, no le gusta que le tomen fotos. “De pequeño,
Simón era más bien introvertido, un tanto tímido, pero siempre muy afectivo y
cariñoso con las personas cercanas. Demuestra mucha más seguridad hoy día”,
comenta su hermano Mauricio, quien en palabras del propio Simón es su mejor
amigo.
La
distancia no ha afectado su relación familiar. Simón; desde Caracas, Mauricio;
desde Beijing y Mercedes; desde Carúpano, se escriben al menos cinco veces al
día, incluso con la disparidad que generan los husos horario.
Junto
a hermano y su madre vivió gran tiempo de su vida en Carupano: “Ese es mi
pueblo y lo siento como propio. Tengo doble nacionalidad ‘carúpano-caraqueña’.
En el interior del país tuve oportunidad de vivir con libertades que acá no
podía tener. Vivía al lado de la playa. Es un pueblo chiquito, pero grande de
corazón”, dijo con el característico acento del noreste de Venezuela que aún
conserva.
De
esas experiencias en el oriente del país, en un pueblo de 190.000 habitantes,
conserva muchos amigos, entre ellos está José Ricardo Ugas, quien conoce a
Simón por más de quince años: “Más
allá que podamos pasar meses sin vernos, siempre estamos en comunicación;
cualquier pregunta, comentario o chiste es buena excusa para escribirnos”.
Su
entorno destaca el amor que tiene por su trabajo y por el país. Actualmente se
encuentra cubriendo al combinado nacional en medio de la preparación que lleva
a cabo el entrenador Noel Sanvicente en el Centro Nacional de Alto Rendimiento
(CNAR) con miras a la Copa América de junio, a la que Simón Bardinet aspira a
acudir en calidad de corresponsal gráfico.
Tuve la oportunidad de conocer a simón desde niño. Una gran persona, luchador incansable, un soñador. Siempre estuvo ligado a los deportes en especial al fútbol. De lejos es el mejor fotógrafo joven que tenemos en nuestro balompie hoy en día.
ResponderBorrar