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Víctor Grao (@VictorGrao


Cuenta la historia que Zeus, buscando vengarse de su hermano Prometeo por haber robado el fuego y habérselo entregado a los humanos, creó a Pandora. Ella era una mujer atractiva y seductora la cual enamoró a Prometeo. Como regalo de bodas, la dama recibió una tinaja ovalada (mejor conocida como una caja), con la instrucción de nunca abrirla. Su curiosidad pudo más que su razón. Abrió la caja y todos los males del mundo fueron desatados, Pandora impaciente cerró la caja, pero ya era muy tarde. El daño estaba hecho.

Miles de años después de surgido el mito en la antigua Grecia, de la mano del señor Chuck Blaze conjunto a los entes policiales de Suiza y al FBI, abrieron la Caja de Pandora de la FIFA. Luego de haber detenido a 7 dirigentes más otros buscados, los males siguen saliendo de la caja sin poder detenerlo.

Tan solo cuatro días después de que Joseph Blatter fuese reelecto como Presidente de la FIFA, renunció. ¿Premeditado o presión? No se sabe y capaz nunca se sepa. Indiferentemente de cuál sea la razón, este caso está en pleno auge de expansión. La sede del Torneo y Competencias, la sede de FullPlay y la de Traffic, sumándole la de la CONCACAF, fueron allanadas; los dirigentes están detenidos esperando una extradición y siguen, de manera extraoficial, saliendo involucrados en esta maraña de corrupción.

El problema radica en que esté inmerso Joseph Blatter o no, la corrupción parece estar en el sistema. A pesar de que no todos los mandatarios han sido víctimas de esta persecución, muchos de los actuales representantes del ente están inmiscuidos de una u otra manera con estos hechos, pero como dijo Harold Mayne-Nicholls, quien fuese dirigente de la FIFA durante más de 15 años, “La persona es la que es corrupta, no el sistema”.

El problema radica en que, según los Estatutos FIFA, para ser postulante a la presidencia de la FIFA se tuvo que haber estado –como mínimo– en dos de los cinco años anteriores, participando como futbolista, oficial de la FIFA, Confederación o Asociación Nacional; además al menos contar con el apoyo de cinco asociaciones miembro. Es decir, de manera lógica ser miembros relacionados al mundo del fútbol. 

Lo mejor sería que un oficial de la FIFA o de una Confederación no sea el que tome las riendas de la FIFA, ya que podría estar contaminado por el sistema, no así un futbolista retirado, pudiendo ser el caso de Luis Figo.


¿Qué pasará?

Joseph Blatter acordó en su declaración de renuncia que dejaría el cargo, pero que no cesaría a sus funciones hasta el nuevo congreso. Es decir, seguirá siendo el presidente hasta haber elegido a un nuevo mandatario en diciembre o marzo próximo, fecha tentativa de las elecciones.

¿Y si es apresado o no puede cumplir las funciones?

Si Joseph Blatter es tomado por la justicia e imputado o cesa de sus funciones, deberá, según el estatuto FIFA, otorgarle el mandato hasta el próximo congreso al vicepresidente con más años en el Congreso: Issa Hayatou, quien actualmente está en el cargo desde 1990 y que es Presidente de la CAF (Confederación Africana de Fútbol). A pesar de ello, fue juzgado en 2013 de corrupción, pero no pasó a más.


En la Caja de Pandora solo quedó una cosa, la llamada Elpis, lo que hoy en día se conoce como esperanza. En este caso, la esperanza es lo último que puede perderse en una situación que tanto ha manchado al fútbol internacional.  

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