Juan Manuel Navarrete (@JM_Navarrete)
La
llegada de Gustavo Matosas a Atlas suponía un cambio de estilo en el equipo, o
sea que los rojinegros dejarían de lado el tradicional y tan arraigado juego de
posesión y combinativo que Tomás Boy –anterior entrenador- había ejecutado de
forma muy vistosa al colocar hasta cinco mediocampistas –en un 4-1-4-1- de
corte interior y con muy buen pie y creatividad.
Sin
embargo, este sistema de juego no tendría cabida en los planes del ex –director
técnico del América, el cual siempre ha dejado claro que gusta de equipos
intensos, rápidos y muy verticales, características que ha logrado impregnar en
los Zorros en el aún naciente
Apertura 2015.
El
Atlas de Matosas ha enseñado en apenas dos jornadas que es un conjunto muy
rápido y vertical. Dentro del plan A figura explotar las bandas con Cristian
Tabó y Daniel Álvarez, quienes con el balón en los pies logran conducir a gran
velocidad, generar duelos 1vs.1 y por ende desequilibrio. A ellos se les suma
Gonzalo Bergessio como “9” y Franco Arizala como segundo delantero, ambos con
buena interpretación de los espacios y desmarques de ruptura a los mismos, por
lo que la mayoría de los lances largos son al vació buscando la aparición de
alguno de los dos, o bien al cuerpo de Bergessio, quien de espaldas busca dejar
de cara al marco a algún compañero que descuelga desde segunda línea o bien a
Arizala.
Dicho
esto, los rojinegros no tienen la necesidad de elaborar tanto su juego ni
acercarse para asociar, ya que prevalecen las transiciones rápidas, el juego
directo y la fabricación de líneas de pase verticales.
Sin
embargo, los Zorros cuentan con un
mediocampo que sí gusta de tener posesiones más largas como es Juan Carlos
Medina y el colombiano Aldo Leao Ramírez, quienes buscan administrar el balón
para progresar lo más rápido posible y generarles contextos adecuados a los
elementos más avanzados.
Pero
dentro de esta verticalidad, intensidad y velocidad que propone Gustavo
Matosas, aparece Aldo Leao, quien pese a encontrarse en un equipo de
transiciones tan rápidas no puede ocultar lo que es como futbolista. Un
interior de posesión que disfruta tener el balón, monopolizarlo y adminístralo
a su antojo y lectura de juego. Es por ello que es el único hombre en campo con
casaca rojinegra que aporta pausa y tranquilidad cuando no hay espacios que
explotar en velocidad.
En
esta fase el colombiano baja el ritmo y hace lo que más sabe hacer: asociar y
volverse el centro de apoyos. Todo gira alrededor de él y él lo hace funcionar.
Marca la dirección de juego, ordena a los suyos y sobre todo junta al equipo
para combinar y generar ventajas en la zona activa del balón. Con ello, los Zorros logran tener una buena
circulación de balón, un ataque posicional con más creatividad por la
imaginación y gran último pase que Leao ostenta, así como el poder desorganizar
al rival para que se le dificulte poder salir o montar un contraataque.
Y si
bien en el ataque estático del Atlas todavía tiene que mejorar, ya que sus
características colectivas son para ofender de otra forma, Matosas puede estar
tranquilo de que dentro de su equipo hay un elemento que puede aportar algo
diferente cuando la velocidad no es posible. La pausa y juntar al equipo es de
Aldo Leo Ramírez.
Video cortesía de Football Hunting
Aldo Leao juntando al Atlas from Football Hunting on Vimeo.
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