Gonzalo Mazarrasa (@GontxoMazarrasa)
Carlos "Lechuga"
Roa era el mejor portero del Mundo al final del siglo pasado. Tras iniciarse en
Racing de Avellaneda y despuntar con Lanús dio el salto a Europa a las filas
del Mallorca. Por entonces, con apenas 28 años ya era el titular indiscutible
con la Selección Argentina e incluso recibió honores en el Mundial de Francia
98 al detener el penalti que eliminaba a Inglaterra en un duelo cargado de
reminiscencias y de orgullo patrio. En España coincidió con la época más
exitosa del Mallorca, donde de la mano de Héctor Cúper el equipo finalizó en 5ª
y en 3ª posición en 1998 y 1999 y además fue finalista de la Copa del Rey
y de la Recopa de Europa. Roa, además,
obtuvo el trofeo Zamora, galardón al portero menos goleado de la competición
española en 1999.
El Mallorca se antojaba
una plaza pequeña y por él comenzaron a preguntar los mejores equipos de
Europa. En particular el Manchester United que se rumoreó llegó a ofertar
barbaridades por convertirle en el sustituto de Peter Schmeichel, el mítico
portero danés que ese año abandonó la portería de los Diablos Rojos.
Pero, nada de esto hizo
cambiar una decisión que se llevaba rumoreando y temiendo en Mallorca desde
hacía meses. Roa pretendía retirarse a los 29 años y convertirse en pastor de su religión, la Iglesia Adventista del Séptimo día, en el mejor momento de
su carrera. Renunciaba a una oferta millonaria, puesto que "hay cosas más
importantes que el dinero", al fútbol profesional, al prestigio y al
reconocimiento que obtendría en la Premier y en la Selección y regresaba a su
país para dedicarse plenamente a su fe.
El portero ya había alguna
vez hablado de sus convicciones religiosas. Cuestionado porqué situaba un punto
entre los números 1 y 3 del dorsal 13 con el que jugaba, rápidamente aclaró que
no se trataba de una cuestión supersticiosa sino que para él, esos números eran
los correspondientes a Jesús y a la Santisima Trinidad.
Foto de @RCDMFotografias |
Curiosamente, tras un año
de su retiro, Roa debió replantearse la idoneidad de su decisión y anunció su
retorno al fútbol profesional, eso sí, poniendo como condición que no
disputaría partidos los sábados, el día del descanso y de la oración para los
Adventistas. En el Mallorca fue recibido como un héroe, y pese a que incluso
llegó a disputar la Champions en la edición 2001-02 con los baleares, no
alcanzó el nivel anterior y tampoco consiguió regresar a la Selección
Argentina. Prolongó su carrera hasta los 37 años, permaneciendo en el Mallorca,
el Albacete y regresando a su país al Olimpo de Bahía Blanca. Entre medias,
tuvo que volver a retirarse de los terrenos de juego para hacer frente a un
cáncer testicular. Actualmente, es entrenador de porteros, mientras mantiene
esas convicciones religiosas que le llevaron a apartarse del fútbol profesional
en su momento más exitoso.
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