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Diego Sancho (@SanchoDiegoo)


Nicolás Otamendi, en su llegada al Manchester City, declaró que “estar en un equipo como el Manchester City es un sueño”. Lo dijo así porque antes de los petrodólares era un club que solo aspiraba a quedar lejos del descenso y no perder contra el Manchester United. Ahora es el nuevo rico del fútbol, posee más dinero que tradición e historia. Y muy buenos jugadores. Jugadores que otros equipos grandes quisieran tener. Bajo el mando de estos esta Manuel Pellegrini.

Práctica humanizada

El arribo del ingeniero al cuadro mancuniano causó sensación con un sonado doblete (Copa de la Liga y Liga Inglesa) en su primera temporada. El éxito llegó más por inercia que por ajustes tácticos. Dentro del derroche de piezas lujosas hubo cohesión y las lesiones les respetaron. En Inglaterra no se entrena driblando conos sino jugando entre futbolistas para relacionarse mejor los domingos por la tarde. Los buenos  siempre se terminan entendiendo, pero para ello hay que dinamizar las sociedades. El año pasado no tuvieron esa eficacia y ahora buscan estar de nuevo a la élite.

Buscando al ícono

Antes del dinero y la algarabía de grandeza, el City vivía (y vive) a la sombra del United y su máximo ídolo era un georgiano. Georgi Kinkladze, el rey de los enganches hace dos décadas que enamoró a los fanáticos del equipo por años. Pese al vaivén de piernas costosas que han desfilado desde la llegada del jeque, los citizens no poseen una figura parecida para adorar en su actual plantilla. Sin embargo han fichado a un chico que puede estamparse en el corazón celeste por su talento, proyección y juventud: Raheem Sterling.

Con un toque de exotismo como el de Kinkladze (Sterling nació en Jamaica) exhibió su naciente evolución en Liverpool en la que dio muestras de buen trato al balón, rapidez con él y entrega sobria. Un chico criado cerca de Wembley, destinado a la gloria es lo que sus nuevos hinchas más necesitan para rencausarse en un idilio que les dé algo que han perdido: identidad.

Al técnico chileno le cae como leña al fuego esta nueva adición. Funge como extremo izquierdo y en el esquema le sobra espacio para acompañar a Sergio Agüero –goleador de la liga inglesa- por ese flanco. Durante la 14/15 el socio más frecuente en las labores del ex Independiente fue  Jesús Navas por la derecha, dado a su velocidad. Imaginemos una contra con el trío Navas-Agüero-Sterling (la SAN, si se quiere), serían tres balas. Para la distribución de juego esta David Silva, de un último pase exquisito al pie y una consistente movilidad que le hace difícil de referenciar, y Yaya Touré, el mejor jugador africano de la historia -o por lo menos en mi opinión: es todo un box-to-box de gran físico que se impone marcando y que la da fuerza en cada remate.

Otro refuerzo que cae como miembro del sistema es el mencionado Otamendi, llega a compartir dupla de zaguero con Vincent Kompany. Esta pareja de centrales cuenta con un dominante juego aéreo y pasan por los mejores momentos físicos de sus carreras. El sistema de juego de Pellegrini  posee hombres de alto rango en cada línea.

Y siempre los ha tenido, desde Villarreal hasta Málaga. En este sentido no hace falta que haga virajes estratégicos exhaustivos para levantar otra Premier. Más importante será su capacidad de motivar a los suyos, veámoslo como un gestor de estrellas. Lograr que tengan hambre a por más. Si logra triunfar, ganará  más credenciales para dirigir a otro equipo que también esta iniciando en esto de levantar copas, tiene jugadores excelentes y requiere de un líder emocional como él para seguir creciendo: la selección chilena de fútbol.

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