Desde la llegada de Hernán “El Bolillo” Gómez, la
selección de Panamá ha querido incluir un sistema de tenencia de balón a su
juego. Sin importar el rival, el equipo fiel a su nuevo sistema, intenta salir jugando con la pelota a ras del
césped siempre que le sea posible. Presentan un ataque poco vertical pero
ordenado. Los movimientos del volante de contención hacia entre sus defensas
centrales y la inclusión de ambos laterales al ataque son vitales en su estilo
de juego. Incluso después de tres cuartos de cancha, los volantes ofensivos y
delanteros intentan asociarse con pases cortos, teniendo siempre como prioridad
la no pérdida de la esférica.
Esquema
Jugadores
Claves
Panamá se caracteriza por sus jugadores de buena
resistencia física y fuerza. Sin embargo, poco a poco han surgido jugadores de
muy buena técnica y olfato goleador.
Felipe Baloy: Actual capitán de la selección, el
defensa central de un poco más de 90 kilos es sin duda uno de los pilares
fundamentales de la defensa panameña.
Con 35 años de edad, milita actualmente en el Atlas de México.
Ismael Díaz: El joven promesa del conjunto
centroamericano milita en el equipo B del
Porto, en Portugal. Con tan sólo 19 años, logró conseguir 13 goles en su
última temporada. El delantero posee una técnica envidiable y es una de las gratas
sorpresas que brinda la selección panameña. Los minutos que vea serán muy
importantes para su carrera y formación como futbolista.
Gabriel Torres: El delantero que milita en el Zamora
de Venezuela, viene de encajar 22 goles en 23 partidos jugados para convertirse
en el líder goleador de la liga. Con 27 años, es el jugador a temer de la
selección nacional.
Automatismos
La escuadra panameña salta al campo con un 4-1-3-2. Al
salir jugando desde cancha propia, los laterales se desprenden hacia la mitad
de la cancha, el volante de contención recula y los defensas centrales se pegan
a las bandas. Estos movimientos llevan a
Panamá a una especie de 3-5-2 lo que le da mucha ventaja en la medular para el
toque y la tenencia de la pelota.
Cuando les ataca el rival, cambian a un 4-1-4-1. La
línea clara de 4 defensores, el volante contención, quien corta el juego y el
espacio entre las líneas de defensas y volantes, y otra línea de 4 jugadores
que se logra con la inclusión del delantero más retrasado a línea de volantes.
Comportamiento
de los defensores
Los laterales son los jugadores con más movimiento en
el terreno de juego durante el partido. Al equipo tener la pelota siempre se
proyectan hacia la mitad de la cancha, complicando así la marca de los volantes
contrarios. Los centrales son mucho más pasivos, siempre mantienen su posición
a excepción de abrirse un poco hacia las bandas al salir desde cancha propia.
Al defender siempre esperan al rival al borde del área.
Comportamiento
de los medio campistas
El medio de contención solo sale de su posición al
momento de salir jugando, retrocediendo hacia la línea defensiva. Cuando no se
tiene la posesión del balón, los volantes por las bandas marcan a los volantes
del equipo rival, no ejercen presión sobre los laterales, logrando una marca de
2 jugadores (lateral y volante) sobre el jugador rival que intente avanzar por
un costado de la cancha.
Comportamiento
de los delanteros
Al atacar se sitúan en paralelo esperando el balón,
logrando así un ataque más pausado y poco vertical, siempre buscando pases
cortos. Al momento de ejercer presión ante la salida del rival, sólo uno de
ellos va a la marca. Si el equipo rival cambia el costado por el cual salir
jugando, el delantero que esperaba sale a la marca y el otro regresa, un
constante relevo dependiendo de la posición del balón.
Puntos
débiles
El problema más grave que presenta la selección
panameña es la concentración. En momentos claves suelen perder el hilo del
partido. Esto lleva a malos movimientos en el campo y a no tomar las decisiones
en los momentos ideales (no soltar el balón, no disparar al arco cuando se creó
un espacio, etc.). También, la falta de concentración le ha costado muchos
puntos y clasificaciones a Panamá recibiendo goles en minutos finales de los
encuentros, hasta se podría ver como una maldición.
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