Jorge Carrasco Cadena (@elgranxorxes)
Tanto en el fútbol como en la vida
cotidiana hay un trasfondo especial que le da sentido a las cosas que suceden
en ambos planos.
Esta teoría que estoy por compartirte
podría decirse que es toda una filosofía de vida por
las múltiples enseñanzas que puede aportar, no sólo en el fútbol, sino en cualquier disciplina deportiva o profesional, así
como también en lo social y por supuesto, en la parte personal.
Como ya algunos sabrán, mi labor en la
parte mental del fútbol es un tanto diferente a lo habitual y es
particularmente muy cercana al Cuerpo Técnico.
La posición de mi labor me convierte en un
verdadero camaleón adaptándome al ecosistema en el que me
encuentre, o como decía Bruce Lee, “convirtiéndome en agua y fluyendo.
Si pones agua en una botella, adopta la forma de la botella.”
Esa es la esencia de mi labor como
psicólogo, pero si tuviera que dar una definición más concreta sobre lo que
hago, sería de esta forma: Me dedico a mirar ‘la sombra del árbol’.
Y esto se debe a una filosofía muy
interesante que descubrí en mis primeras experiencias en el fútbol a través
de Ignacio Ambriz y que fui desarrollando como una teoría en
donde el objetivo principal es ‘mirar todo aquello que el equipo no
puede hacerlo desde su perspectiva’, con el fin de detectar
posibles amenazas o conflictos que puedan presentarse dentro del entorno.
Te explico brevemente:
“El árbol” simboliza la representación de cada elemento de un
equipo (ya sea jugador, entrenador, directivo, etc.) que
se encuentra dentro del entorno’, en este caso, futbolístico.
“La sombra” es todo el entorno que rodea a los elementos de un equipo.
Así que, “si yo estoy muy cerca
del árbol, no puedo mirar con amplitud las amenazas y debilidades que puedan
llegar a afectarle tanto al árbol como al mismo entorno que lo rodea.”
Si queremos que un jugador vea,
observe, asuma, tome y suelte una situación en específico por la
que esté pasando, primero tenemos que ‘hacer que mire la sombra del
árbol’, es decir, que pueda salirse por un momento de su
rol como futbolista para que logre mirar con mayor amplitud lo que hay
en su entorno y desde ahí empezar a hilar las áreas de oportunidad que iremos
resolviendo.
¿Cómo descubrí dicha teoría?
Surgió mientras colaboraba con el Cuerpo Técnico de Ignacio Ambriz en Gallos Blancos de Querétaro. Los jugadores bromeaban conmigo con que parecía un ‘francotirador’, ya que en cada entrenamiento me la pasaba observando y haciendo anotaciones, muchas veces sin decirles una sola palabra.
¿Y qué ganaba con eso?
La imagen de mi labor ganaba fuerza, ya
que al intervenir únicamente en momentos muy puntuales y de forma estratégica,
los jugadores se iban acercando poco a poco, ganando así una cierta
credibilidad.
Surgió también basado en la filosofía de
los indios Lakota, en donde su principal enseñanza es: “Calla
y observa.”
Gracias a esta herramienta, el entrenador
y sus auxiliares contaban con un panorama más amplio sobre la conducta que
estuviera presentándose con algún jugador en específico o de manera grupal para
poder abordarlos de manera más objetiva, ya fuera por indisciplina,
baja de juego por rendimiento o por lesiones y con esto se
podía lograr una comunicación más efectiva entre Cuerpo Técnico y jugadores.
De repente era oportuno acercarse ‘al
árbol’ para mirar ambas perspectivas y así poder ir afinando las
observaciones para que el informe que se transmitiera al Cuerpo Técnico fuera
lo más confiable posible.
Estando muy cerca del “árbol”
solamente podemos ver los efectos del conflicto que se está presentando y no
podemos ahondar en la causa en sí para así prevenir las posibles amenazas que
afecten al entorno.
A través de esta analogía, podemos mirar
varios factores:
El desarrollo de ‘los frutos’, que podemos traducirlo como “el desarrollo de las fortalezas del
jugador.”
‘Las hojas y los tallos’ son las herramientas con las que el ‘árbol’ (refiriéndonos
al jugador) cuenta para desenvolverse dentro del entorno.
Dos de sus amenazas más frecuentes
son ‘las plagas’, que equivalen a los conflictos del
comportamiento tanto del jugador como de los elementos del equipo
y ‘los pájaros’ que representan a personas o
situaciones que pueden afectar o aportar al entorno del ‘árbol‘,
ya sea a ‘los frutos’, ‘las hojas o el tallo del árbol’.
Otro factor de riesgo es que estar mucho tiempo ‘bajo la sombra del árbol’ genera cierto estado de confort y eso puede ocasionar que muestre desinterés por querer innovar y buscar un constante crecimiento, haciendo que el ‘árbol se estanque y no crezca’.
El futbol visto desde afuera es
una obra teatral en la que sólo somos espectadores y a través de los
actores, se muestra una cara de la vida donde únicamente nos toca callar
y observar, mirar y aprender. Si acaso desde nuestro rol en
la parte mental podemos intervenir de manera indirecta, los actores
principales son los jugadores, los secundarios son
los entrenadores y a través de la labor psicológica podemos
aportarles mucho en varios ámbitos de una manera muy sutil.
El árbol necesitará agua, ser podado y
cuidado; ahí es donde entra nuestra labor.
Utilizando esta gran filosofía, podemos
aprender de lo que la vida tiene para enseñarnos a través de lo que refleja el
comportamiento del ‘árbol’.
Ante una indisciplina siempre hay un
trasfondo y no lo podrás mirar si estás frente al ‘árbol’.
Para detectar los conflictos, es
necesario ampliar el panorama. Obteniendo una perspectiva más amplia,
podemos ir descubriendo las posibles soluciones con mayores argumentos.
El jugador nunca deja de ser
persona.
No se puede quitar el traje de ‘persona‘
y ponerse ‘el de jugador’ olvidándose de todo. Si acaso
puede copiar patrones de otros pero tarde o temprano, a través de la actividad
deportiva o social, se refleja la personalidad verdadera.
Piensa en el primer jugador que se te
venga a la mente con una calidad futbolística destacada pero que muestre
evidentes problemas de indisciplina que no le permite trascender.
Si el jugador se encuentra pegado ‘al
árbol’, es decir, a su rol como jugador sin tener un amplio panorama de
los conflictos a los que se enfrenta; ¿cómo podrá encontrar la
solución si no tiene la oportunidad de mirar ‘la sombra de su árbol’?
Y nosotros desde nuestro lugar como
colaboradores, ¿cómo podremos guiar al jugador si nosotros también
estamos muy cerca del ‘árbol’ sin tener una perspectiva más amplia para poder
mirar las amenazas que hay en su propia sombra?
Te invito a hacer la prueba.
Colócate frente a una pared y mira al
frente. ¿Acaso no te genera ansiedad y desesperación no poder mirar
más allá de esa perspectiva tan limitada?
Pues así se encuentran muchos jugadores y
entrenadores que no logran descubrir su esencia y solo se conforman con una
visión reducida de su entorno.
Simplemente bastaría con que empezaran a
mirar ‘más allá de lo que están acostumbrados a ver’ para que la
vida a través de ellos fluya naturalmente.
Como conclusión…
“Mirar la sombra del árbol” es una
labor silenciosa que puede aportar grandes cosas a cualquier equipo; siempre y
cuando nos detengamos a mirar y aprender, en vez de querer ir siempre primero a
la acción tomando las riendas y cambiar el rumbo como si fuéramos los amos y
señores del entorno y no lo que realmente somos, unos aprendices.
Como siempre, es un honor que me leas y me
encuentras en Twitter como @elgranxorxes y de igual forma en
Facebook.
¡Que siga la buena vida!
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