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“Por alguna extraña razón el ser humano creo varios deportes pero uno de ellos atrapó con mayor intensidad la atención de la humanidad: El fútbol…” "Vinotinto": La película.



Jesús Barreto (@J_barretoF)

De esa manera comienza la historia de un pequeño niño con aspiraciones de grandeza en un deporte que conquista con pasión y magia el corazón de la humanidad. Miguel Mea Vitali, que se precisa como un hombre sencillo, nació hace ya más de tres décadas en la capital de un cálido y colorido país sudamericano, en el que el deporte rey es el béisbol, pero en donde el fútbol también eleva pasiones.

“Miky”, como se le conoce en el balompié, siempre se inclinó por el deporte. Aún recuerda su paso por aquella escuelita de fútbol, en donde dio sus primeras patadas a un balón en Montalbán. ¿Habría deliberado alguna vez ese vivaz niño que llegaría tan lejos en el deporte de sus amores? Parece que sí. La constancia y la disciplina que ya exhibía a temprana edad  hacían pensar en grande para ese jovenzuelo, eso aunado con su gran talento y fervor demostrado para con este juego.


La leyenda de este hombre empieza un 19 de febrero de 1981, cuando Caracas se hace testigo del nacimiento de un pequeño chico a quien dieron por nombre Miguel Ángel. Y vaya que no sería casualidad, pues al igual que Buonarroti, trazaría grandes obras en el arte del fútbol: La cancha su lienzo, la pelota su pincel. Como cual artista, la cancha es el lienzo donde dibuja el arte que es su juego.

Devoto total al fútbol, en su infancia fantaseaba con vestir la camiseta “rojinegra” del Milán como lo hiciese Andrea Pirlo en un futuro. De madre venezolana que tomaba como trabajo la crianza y el cuidado de su hogar y de padre italiano que fungía como comerciante y restaurador de radiadores, Miguel Ángel se cría en el seno de una familia humilde y trabajadora. Su hermano Rafael era el mayor. Al igual que el pequeño "Miguelito" también quería ser jugador profesional y dando sus primeros pinos ingreso a la escuela de fútbol de Montalbán.


Le seguiría Miguel Ángel al poco tiempo, con la convicción de que algún día lograría su tan anhelado sueño. Así comienza a tomar forma esta historia, en la que cuenta la leyenda, se inició de delantero pero donde el universo conspiró para que sus distintos entrenadores lo colocaran en el sector en el que siempre soñó jugar. Trabajo, trabajo y más trabajo era su pan de cada día. Disciplina, constancia y dedicación hacían de "Miguelito" un ejemplo a seguir para sus compañeros.

Joven de compromisos: Estudiaba y jugaba. Desempeñaba el bachillerato en el Colegio San Agustín del Paraíso y al igual que el fútbol, los estudios siempre fueron lo primero. Mientras tanto en el deporte, tanta perseverancia dio frutos y a medida que pasaba el tiempo recibió su primera convocatoria a un módulo de la selección nacional sub-15 en 1995, tras la cual no dejaron de llover los llamados.


En ese mismo año disputaría un “mundialito” en el Brigido, en el que su gran juego y calidad lo hizo destacar de entre el montón, sellando su llegada al club del que se haría referencia pocos años después. Una vez fichado en las inferiores del Caracas F.C. tenía a su hermano de ejemplo, confesando que se acercaba muchas veces a los entrenamientos de Rafael cuando tenía oportunidad de hacerlo.


Siendo el vivo sueño de cualquier recogepelotas, debutó en la categoría de oro del fútbol venezolano recién salido del cascaron con unas escasas 18 primaveras. Un año después, tendría su primera convocatoria a la selección absoluta. El que persevera vence y así lo hizo ley. Debutó en 1999 con el equipo de su vida, en un partido que gano el Caracas contra el Zamora, disputando los 5 minutos finales del encuentro. Nervioso y emocionado es como se recuerda Miguel Ángel.

Tanto persistir y persistir trajo como ganancia su primer llamado a la selección nacional de la mano del argentino José Omar Pastoriza. Aunque ya había disputado el sudamericano sub-17, este primer juego lo recuerda con una anécdota pues entró en una posición que no es su habitual. Su debut con la selección de mayores transcurrió entre la expulsión de McIntosh y la colocación de “Miky” por el lateral izquierdo. Partido contra Ecuador que recuerda con cariño, pues comenzó ganando.


Poco tardo para que este volante diera el salto al exterior. Miguel Ángel se hallaba estudiando administración en la Universidad Católica Andrés Bello, carrera que tuvo que abandonar cuando en un día común y corriente se le exhibió la oportunidad de jugar en el segundo nivel del balompié español. Comenzando la nueva era partió al Lleida español. Sus viajes al extranjero estuvieron plagados de altibajos pasando por el Chacarita Juniors argentino, el Lazio, el Sora italiano, el Levadiakos griego y el Vaduz liechtensteiniano.


Nótese que, hace 16 años un futbolista criollo jugase fuera de las fronteras venezolanas era algo utópico, pero Miguel Ángel lo logró y más allá de las dificultosas experiencias vividas busco exponer su talento en el extranjero. Intermitente entre el país y el exterior, iba y venía buscando estabilidad. La cual logró estando un par de temporadas en el Unión Atlético Maracaibo y su recordado gol a Boca Juniors. Sin duda, uno de sus mejores momentos.

Luego de una última prueba en el extranjero decidió mostrar su talento en canchas venezolanas y así fue como en el 2009 ficho por el Aragua F.C. club al que le agradece el haberle dado la oportunidad de volver al país. Lo recuerda como dos años de crecimiento bajo la tutela de Raul Cavallieri. Su siguiente destino fue el Lara en el cual estuvo tres temporadas y compartió cancha con otra figura "Vinotinto": José Manuel Rey.

Pero de todos los clubes en los que jugo, al que mayor cariño, amor y respeto le guarda es al Caracas. Equipo en el que ha dado cátedra de como jugar al futbol. A los “Rojos del Ávila” le retribuye el haberle brindado el reconocimiento futbolístico, diciendo además que gracias al Caracas cumplió su sueño y se convirtió en profesional, llegándole a considerar como su segunda casa. Ha jugado más de 5 temporadas en la oncena capitalina, es su capitán y a lo largo de estos años se ha convertido en referente de la institución.


Fuera del fútbol, Miguel Ángel se ve como un hombre de familia, que da todo por sus seres queridos y por su trabajo. Que se esfuerza y que busca estar siempre a la altura de los retos que se le presenten. Padre ejemplar y ser humano de calidad. Internacional en 84 ocasiones con Venezuela y con un currículo que cualquiera quisiera tener. De altura promedio y de gran calidad y talento. Este es Miguel Ángel Mea Vitali y esta, es su historia.







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